Su vista estaba perdida en esas llamas que con lentitud devoraban la madera, sus pupilas se iluminaban debido al reflejo del fuego dándole un poco de vida a esos ojos tan vacios, sus pensamientos seguían ahí acosándola como cada noche, pero ya no lloraba, ya no tenía más lagrimas que derramar incluso estas se habían secado como lo hiciera su corazón, no podía sentir nada desde ese día, nada que no fuera ese vacío y desolación que le azotaban.

La vida de Hermione siempre había estado llena de afectos y ahora incluso estos parecían que no alcanzaban a reconfortarla, agradecía el empeño que ponía Harry cada día intentando inyectarle felicidad a su vida, pero por mas que se esforzaba no lo lograba, era como si estuviera incapacitada para sentir de nuevo.

Se sentía incapaz de retomar todo aquello que había dejado y si había regresado al colegio era solo por darle gusto a su amigo, no deseaba que este se mortificara mas después de todo por lo que había tenido que pasar, por eso intentaba mantener un sonrisa y un interés fingido al reanudar sus estudios.

No sabía cuántas horas había permanecido ahí sentada solo viendo el fuego y tampoco pareció darse cuenta cuando este término extinguiéndose al no tener más madera que consumir, se había quedado dormida en la frialdad de la sala, pero ni aun en sueños lograba arrancar esas imágenes que la acosaban cada vez que cerraba los ojos, contantemente a su mente recurría una mirada malvada, burlona de unos ojos negros, en un rostro que desearía poder olvidar pero que no lograba apartar.

La circunstancias para Malfoy no eran mucho mejores, el también  permaneció despierto por largas horas, a penas y había probado bocado durante la cena, no tenia apetito y se ponía notar que había adelgazado bastante.

En su habitación estaba en silencio con las ventanas abiertas de par en par, permanecía sentado en el alfeizar, llevaba solo el pantalón del pijama y a pesar del frio de la noche parecía que en nada lo afectaba.

Sus pensamientos eran tan turbios como los que perseguían a Granger, el mismo recordaba sus errores pasados, se obligaba a pensar en los pecados cometidos como una manera de castigarse, era una forma de mantener presente que todo cuando le había pasado era su culpa y que no tenia remedio. Porque  lo hacía no lo tenía claro, era quizás que era la única manera de sertir algo, aunque esto fuera solo rabia contra sí mismo.

Pero no importaba, nada le importaba, estaba tan asqueado de la vida y se sentía indiferente ante rodo  que se revolcaba en su propia miseria.

La vida se había encargado de darle grandes lecciones y de mala manera lo hizo madurar, le rompió la burbuja en la que estaba y le hacía sentir protegido y cómodo en un mundo que había considerado perfecto para alguien como él. Era duro enfrentarse al hecho de que lo había tenido todo y ahora no le quedaba nada.

Pensó en su estupidez que el dinero lo podía todo y así había sido en un inicio antes de que todo se tornara en una lucha donde su familia había escogido el bando equivocado. Cometió error tras error lleno de soberbia, cegado en mucho por el poder de su familia, protegido por los que pensaba eran los  fuertes y quienes serian vencedores de una lucha donde los impuros y los traidores a la sangre no tendrían esperanzas.

Pero se había equivocado y se dio cuenta muy tarde de su error, cuando ya no tenía manera de escape y tubo que acatar cada orden sin importar la naturaleza de estas para sobrevivir y mantener con vida a sus padres. Sobre sus hombros le toco cargar grandes pesos y en su afán de  volver a ser aceptados y perdonados por el señor oscuro tuvo que comprometerse a matar al que quizás era el único hombre que considero que él no era malo y a pesar de haber fracasado, y no haber sido el quien le arrebatara la vida a Dumbledor era igual o más culpable al haberlo propiciado. 

A esas culpas se sumaban mas y mas en una lista interminable de torturas a físicas y sicológicas a las que expuso a tantas personas que incluso no podía recordar el número preciso, pero sin importar cuantos fueras y que no recordara cada rostro, no podía borrar de sus oídos esos gritos desgarradores cuando convocaba un Cruciatus en contra de cualquiera, no olvidaba las suplicas y el llanto que le taladraban los oídos hasta llegar al cerebro.

Porque si bien el nunca mato a nadie, fue un testigo mudo ante tales atrocidades y no haber hecho nada lo hacía tanto o más culpable de esos aterradores hechos como si el mismo hubiera levantado su varita para aniquilar a cientos y cientos de inocentes que cayeron antes y durante la guerra delante de sus ojos.

Por eso tampoco dormía, tratando de apartar de sus sueños esos inocentes sin rostro, esas culpas que le perseguían y se hacían presentes como crueles pesadillas que le acosaban, ahora se arrepentía pero ya era tarde ya no aspiraba a un perdón que sabia que no se merecía, habia sido su varita la que habían infringido todo ese daño y dolor a pesar de que no lo deseaba, pero eso no cambiaba que lo había hecho y era responsable.

Temblaba de frio cuando este se intensifico ya muy entrada la madrugada, aun no deseaba dormir por lo que bajo a la sala para buscar algo en que entretenerse. Fue cuando bajo para encontrarse casi en penumbras a Granger.

El fuego ya casi se apagaba, solo algunas pequeñas llamas se resistían a extinguirse por completo, tenía los ojos abiertos pero parecía que veía a la nada, ni siquiera noto su presencia estaba inmóvil con la vista perdida y la misma expresión indiferente que había tenido en el expreso.

Verla solo le abrió mas las heridas porque aunque nunca le pediría perdón, y jamás lo reconociera en voz alta, era quizás a aquella mujer por la que sentía mayores culpas, ella era una víctima más de sus atrocidades y con la que más se había ensañado.

Incapaz de enfrentarse en esos momentos con la realidad de apresuro a regresar a la seguridad de su alcoba, para tirarse a la cama y presionar la almohada contra su rostro tratando de  acallar sus gritos, como deseaba morirse para dejar de sentir tanta angustia por sus culpas.

Sanando Mis HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora