capgras

2.

-Bienvenida señora Esther.-Dijo con falsa alegría la mujer que tenía adelante, su cabello era castaño y su tono de piel era algo oscuro, muy diferente a su antigua psicóloga, ella tenia cabello rubio y era muy pálida.-Soy Marian y seré la doctora de su hijo.-La mujer extendió su mano hacía Declan quién solo la observó como si no supiera que hacer.

-Este es mi hijo Declan.-Dijo su madre con una falsa sonrisa de vergüenza, la doctora solo observó al chico, le dió una ultima sonrisa y bajó su mano.

-Esta bien, podemos comenzar la sesión, pero preferiría que usted estuviera en la sala de espera, eso haría mucho mas fácil mi trabajo.-Dijo Marian mientras tomaba a Declan del brazo para guiarlo a un gran sillón donde el se sentó, su madre le dijo "Adiós" a la psicóloga y fue a esperar.

Declan estaba realmente muy incomodo, su madre no estaba, no conocía a esta mujer y estaba apunto de contarle de su vida, no parecía la escena mas agradable.

-Bien Declan, quiero que me cuentes cómo estás.

-Estoy bien, muy bien.-Dijo el seriamente aunque un aire de sarcasmo se pudo sentir.

-Bien.. tu madre me comentó que hace poco vivistes un momento algo.. duro, puedes contarme de ello?

-No entiendo a que se refiere.-Dijo Declan retorciendose en su asiento, claro que entendía, solo no le gusta hablar de ello.

-Declan, tu tía, tu tía Matilda, que ocurrió con ella?-La psicóloga estaba siendo lo mas amable posible, pero el tema de su tia siempre se sentía tan agrio para el que simplemente se lanzó a un modo de defensa.

-¡Usted no sabe nada de mi tía!-Dijo con cierta ira, la psicóloga se incorporó un poco más en su asiento, el chico habia estado tan callado que ella no esperaba ese grito, Declan se sintió mal, la mujer no habia hecho nada malo pero simplemente ella no sabía nada.
-Disculpe.-Fue lo único que dijo antes de ponerse de pie e irse a buscar a su madre, por el rabillo del ojo se dio cuenta que la psicóloga lo seguía pero el no se detuvo, solo siguió avanzando.

* * *

-¡Que rayos te sucede Declan!

Ya estaban en el auto camino a casa y su madre le estaba gritando.

-Primero le gritas, cosa que te dije que no hicieras y luego te marchas asi por así, solo te hice caso de irnos porque no queria pasar mas vergüenza.-Eso lo dijo en un tono molesto pero no gritando, el sabia que todos andaban muy estresados esos últimos días y más su madre.

-Perdóname.-Dijo en un susurro.

Un suspiro salió de los labios de su madre.

-Esta bien, pero mañana volveremos, no dejaré que sigas con esas ideas en la cabeza.

Declan solo miró por la ventana hasta que llegaron a casa.