CAPITULO 3 EL REINO ENSALADA

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Al despertar, lo primero que Laura busca es a la flor en la maceta. Se sorprende al ver que se ha recuperado tan rápido que la toma en sus manos.

-No puedo dejarte aquí, ya estás mejor. Debes ser libre, por eso te dejare nuevamente donde estabas, te visitaré todos los días para que no te vuelvas a enfermar- le dice con alegría.

Cuando sale de la habitación se encuentra con su mamá.

-¿Para dónde vas con eso?-

-Voy a plantarla afuera- le responde.

-Eso es lo se la pasa haciendo y por eso no colabora en la casa- le reclama. –Ahora mismo te pones a lavar los trastes que anoche dejaste y los del desayuno-

La sujeta del brazo pero Laura jala para el otro lado.

-No, suéltame- le suplica.

Pero con la fuerza de la mamá, Laura deja caer la maceta al suelo. Y al instante la flor azul, pierde su color y muere.

Con lágrimas en sus ojos se inclina a levantar la flor.

-¡No te mueras!- grita con insistencia

-No seas bruta, es una flor, no te escucha- comenta su mamá.

Sin importar nada más, con la esperanza de poder hacer algo, toma la flor en sus manos y sale de la casa rumbo al bosque.

Pero al llegar al mismo lugar de donde la había sacado, nota que hay una flor nueva. Sorprendida, coloca suavemente la flor marchita junto a la nueva flor.

-¿De dónde habrá salido?- se pregunta. – Pero ésta es más hermosa que la otra- observa que sus pétalos brillan con los rayos de sol que alcanzan a tocarla.

En el lugar que yace la mariposa, ha germinado una flor con los mismos colores y brillos que ella tenía. Sus pétalos por fuera tienen una gama de color purpura, y por dentro brillaba el color amarillo en varios tonos.

-Prometo cuidarte- dice Laura –Para que puedas vivir mucho más tiempo.

A la distancia se escucha la voz de su mamá quien menciona su nombre en repetidas ocasiones.

-Tengo que irme, mañana vendré temprano- le dice a la flor –Te cantaré una canción que te va a gustar-

Laura regresa a la casa y su mamá la enfrenta.

-¿Dónde te habías metido?- dice la mamá al recibirla a la entrada de la casa.-Dejaste la tierra en el piso, yo no le voy a recoger sus descuidos-

Ella entra sin decir una palabra. Barre la arena y la maceta rota, para dejarlos afuera junto al pozo. Ingresa nuevamente a la casa y se dirige a su habitación, pero su mamá la detiene.

-Espero que te quede bien claro, por partir la maceta vas a tener tu castigo- dice su mamá con un tono bastante amenazador.

-Pero la culpa no fue mía- le responde Laura

-¿Ah no? ¿Entonces mía?- dice la mamá.

-Sí, usted me jaló el brazo- le responde conteniendo las lágrimas.

-Eres una vergüenza para la familia- dice la mamá- te mereces un castigo severo-

Se da media vuelta y toma en su mano el cayado que usan para arrear las vacas; se acerca a Laura, mientras lo choca en su propia mano una y otra vez, pero ella va retrocediendo paso a paso, hasta que llega a su cuarto y cierra la puerta.

-¡Abra esa puerta niña pendeja!- grita la mamá desde afuera.

Laura corre, cierra la ventana y la asegura con una puntilla que usa como pasador. Luego se mete debajo de su cama, abraza sus rodillas y comienza a llorar.

El reino de la MariposaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant