—¿Estás bien? —inquiere, con tono preocupado.

Sigo sin responder. A mí mente vienen imágenes que no recordaba para nada, hasta que al final las voy ordenando todas hasta lograr recordar mi último día fuera de aquí.

Mi último momento antes de ser prisionero.

—¡Mamá, voy a dar una vuelta! ¡He quedado! —grité.

Salí de mi casa y corrí hacia mi moto, la cual monté en cuestión de segundos para irme cuanto antes de la zona.

Mientras escuchaba el motor de la moto rugir y el aire me daba en la cara con mucha intensidad por la velocidad, grité de felicidad. Suelo hacerlo siempre que puedo, cada vez que estoy contento o cuando necesito desahogarme. Me hace olvidarme de mis problemas durante un rato, como si solo existiera yo y nadie pudiera joderme nunca. Cada vez que grito, grito en señal de que soy libre como un pájaro.

Además, la chica con la que había quedado siempre llega tarde a los sitios, así que podía darme el lujo de tardar un rato... hasta que caí que el que llegaba tarde era yo. Aceleré más de lo permitido y llegué al lugar de nuestra "cita" (como lo llamó ella) en menos de cinco minutos.

Quedamos en un parking. Dijo que tenía que contarme una cosa y ¿qué lugar más apropiado para ello? Aunque me negué y negué al final acepté porque me lo suplicó. Esa chica me gustaba un poco y no podía hacerle eso.

Aparqué la moto y busqué con la mirada un Toyota Auris negro. Ese es el coche de Erika, esa chica que me atraía un poco y está un curso debajo del mío, ya que hace pocos días cumplí dieciocho y ella hace diecisiete en fin de año. Tiene el pelo rubio platino con los ojos grises, es alta, tiene buen cuerpo, y es la más popular del instituto.

No me podía quejar. Junto a Adam, un chico que tiene dos años menos que yo pero que aun así es popular, somos los que más destacamos. De chicas son Erika y Mary, aunque esta última solo lo es por el famoso tema "del acosador", un hombre que acosa a su familia y miembros de esta desaparecen, sin más. Me daba un poco de lástima.

También sé que Adam y Mary comparten una mejor amiga no muy destacable, pero como suelo juntarme con populares no me interesa. Aun así, alguna que otra vez los he visto con esa chica y no está nada mal. Tiene carácter y es la única pelirroja del instituto, que es lo que le hace destacar lo poco que destaca por sí misma. Erika la odia porque ella es la sombra de Adam y nunca le ha gustado ser el segundo plato de nadie.

Escuché un pitido detrás de mí y logré apartarme justo a tiempo, ya que un Toyota negro me rozó el brazo, pasando por mi lado. El coche de Erika.

Fruncí el ceño y me acerqué a la ventanilla ya bajada del asiento copiloto, pero, en vez de estar Erika sola, vi dentro del coche a un chico que me era totalmente familiar; Adam. Este me saludó y miré a Erika sin entender, ya que me indicaba con la mirada que saludase al que estaba detrás. Otra ventanilla bajó y vi a un chico castaño con los ojos verdes grisáceos.

—Soy Josh —se presentó el desconocido.

—Yo soy Luke —le dije mi nombre ignorándole un poco. Miré de nuevo a Erika, que se había bajado del coche y se había puesto a mi lado para abrazarme—. ¿Qué hago aquí?

—Te los quería presentar, cielo —me susurró. Miré de nuevo a ambos, que abrían las puertas del coche para salir—. Están empeñados en ser tu amigo.

—¿Por? —pregunté, desconfiado.

—Ya sabes, Luke... eres más popular que yo, y si nos unimos ambos tendremos la misma fama —Adam se apoyó en la puerta cerrada por la que salió.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Where stories live. Discover now