7. ultimo año

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El castaño se giró sorprendido, Helga estaba sonriéndole, era una sonrisa sincera, única, autentica, la cual demostraba que hablaba en serio, ya no le preocupaba Arnold en absoluto, ahora ella deseaba que le fuera bien y cumpliera sus sueños, así que no tuvo más remedio y le correspondió aquella bella sonrisa

El tiempo pasaba rápido, era sorprendente ya había pasado otro año y era Navidad, la última navidad que tendrían juntos y Rhonda la más melancólica se le ocurrió hacer un intercambio

-que estúpida idea, creen que soy rica como para andar comprándole regalos a alguien que no me agrada- expreso la rubia con su típico humor negro

-bien, Helga, quieras o no tendrás que participar así que saca un papel- insistió la pelinegra colocando frente a la rubia una caja de Kleenex

La rubia frustrada saco un papel, lo abrió y leyó: "Harry"

¿Qué rayos voy a regalarle a señor positivismo? Pensó mientras observaba al castaño leer el papel que el había sacado

-¿Quién te toco?- le pregunto la rubia

-no puedo decirte, es un secreto- le guiño el ojo y rio -¿y a ti?- insistió

-tonto- le regaño la rubia –tampoco voy a decirte- expreso indignada

-bien, nos vemos este viernes en el campo Gerald para el intercambio- explico la pelinegra -más les vale que todos asistan- le advirtió Rhonda a la rubia

-tres días tengo para buscar un regalo para Harry- exclamo la rubia a Phoebe mientras veían al castaño en la barra escogiendo su almuerzo

-tranquila, Harry te estima mucho, no creo que tengas que regalarle algo lujoso, cualquier cosa que le des, el realmente la apreciara- le animo

Eso de alguna manera le tranquilizó pero aún así debía pensar que darle al chico

La rubia caminaba en dirección a su casa pensando en que podría regalarle a Harry, tal vez era cierto lo que decía Phoebe y cualquier cosa que le diera el la apreciaría pero no quería verse tan mala onda con la única persona que le había aceptado con su forma tan malhumorada y grosera de ser, además, quería darle algo especial, algo que realmente le gustará

-Helga- le llamaron

-señora Shortman- exclamo la rubia sorprendida al ver a la mama de Arnold frente a ella

-que feliz me hace encontrarte, te estaba buscando- le comento gustosa tomando la mano de la rubia –veras, voy a ir a comprar los regalos de mi esposo y de mi hijo al centro comercial- le explico

-pero... como podría ayudarle- expreso Helga confundida

-bueno, yo... siempre quise ir de comprar con mi hija pero ya que nunca tuve una- sonrió contenta la señora

Y era cierto, últimamente la rubia cuando se encontraba con la señora Shortman e iban a tomar un helado, una malteada o simplemente caminaban por allí como si fueran madre e hija, se volvieron extrañamente muy unidas

-está bien, señora Shortman, la acompañare- expreso la rubia sonriente

-que bien, pero Helga... por favor, llámame Stella- le pidió sonriente

-bien, Stella- expreso la rubia agradecida

Juntas se encaminaron al centro comercial, después de pasear entre las tiendas, regresaron cansadas y llenas de bolsas

-Helga, porque no me ayudas mañana a hacer el postre...- le animo Stella a la rubia que sonrió y asintió divertida

Así que al día siguiente, la rubia fue a la casa de huéspedes a ayudar a Stella a preparar el delicioso postre navideño, Helga se divirtió demasiado con las locuras de la abuela de Arnold, los consejos para nada prácticos del abuelo y las irreverencias de los inquilinos, aunque en toda la tarde no vio por ningún lado al rubio

Llego por fin el sábado y la rubia se levantó demasiado tarde y para variar con un gran remuerdo de conciencia

-el regalo de Harry- expreso preocupada en cuanto lo recordó

Eran la una de la tarde y ya todos se encontraban en el campo Gerald, la rubia llego corriendo y se encamino hacia donde estaban Phoebe y Harry

-muy bien, ahora comencemos- exclamo Rhonda al ver que todos ya se encontraban allí

Cada quien se acercó a darle su regalo a quien le correspondía, algunos eran grandes otros pequeños pero sin duda todos eran de corazón

-gracias Phoebe por la caja de chocolates nutty- expreso Stinky realmente agradecido con la pelinegra

-Harry- Helga se acercó al castaño realmente apenada –veras- se sobo el brazo pues no sabía cómo explicar que se había pasado los últimos tres días con la madre de Arnold y se olvidó por completo de su regalo

-chicos, les tengo un aviso- Arnold llamo su atención –mis padres no volverán a viajar a San Lorenzo, una empresa internacional les ofreció empleo de por vida aquí- explico el rubio sonriente –así que probablemente vaya a la misma secundaria que todos ustedes, la del centro- explico

Todos corrieron a abrazarle, Helga se giró a mirar a Harry que pateaba la tierra

-feliz navidad- le sonrió

-Harry, tu... tú lo hiciste- pregunto aturdida -¿Por... Por... Porque?- insistió 

-no importa, con que tú seas feliz yo soy feliz- le comento aunque su comentario no sonó del todo sincero y eso no pasó desapercibido por la rubia

-Harry, yo... Yo... Te traje esto- saco de su bolsillo un collar con un dije, era una hermosa rosa

El castaño le miró impresionado, aturdido, los recuerdos llegaron a su mente, la primera vez que conoció a Helga

La rubia molesta le aventó el dije y salió corriendo del lugar

-Helga espera- le gritó Harry tratando de alcanzarla

Arnold camino hacia ellos preocupado cuando sintió que pisaba algo, era el collar, lo levanto del suelo y tomo la bella rosa entre sus dedos

"Gracias, Harry" decía en el tallo

El rubio entendió lo que estaba pasando, al sentir un pinchazo en su pecho, se había enamorado de Helga, no, más bien había estado enamorado de Helga toda su vida y hasta ahora se dió cuenta, no era agradecimiento, no era otro tipo de sentimiento, le gustaba y ella sentía lo mismo hasta ahora

Se giró para mirar al castaño que estaba tan preocupado por su amiga rubia que no se dió cuenta de lo que había tirado, así que celosamente se guardo el collar y lo ignoro, si iban a luchar, el no se rendiría tan fácil

Harry por su parte estaba asustado, pensaba que Helga sería feliz si Arnold no se iba pero ¿Porque estaba molesta? Estaba tan confundido y más cuando ni el entendía sus propios sentimientos, no sabía que sentía por ella, porque claramente no la veía como una amiga nada más, era hora de aclarar sus sentimientos

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Hola, lo se, me tardo milenios en actualizar y es que a veces no me da tiempo o no tengo ganas, estoy perdiendo la inspiración pero juro que esta historia si la acabo, lo prometo

Quiero agradecerles a Shila-li, MaraBelnRojasGarca y DenisGonzalezJimenez, gracias chicas por el apoyo y sus comentarios espero les haya gustado este capítulo

Como un breve adelanto les digo que las cosas están por cambiar ahora que Arnold se dió cuenta que Helga le gusta y Harry pronto también lo admitirá así que se vendrá una guerra, ¿Quien ganara?

Nos vemos y nuevamente gracias por leer

My personal stalkerWhere stories live. Discover now