En un pueblo como este, todos te conocen, conocen a tus padres y tu familia, escuchas un rumor y eso se hace grande, realmente grande, aquí no puedes esconderte de los demonios que rondan por la noche, ni los monstruos por el día, es difícil encajar aquí o, querer -poder- escapar. Y es que, realmente no entiendo qué pasa con la gente. No puedo entender la maldad en ellos, la maldad para lastimar a un ser humano, herirlo, hacerlo pedazos..., hasta que no quede nada de aquella alma destrozada.

Pero bueno, es un pueblo aburrido. De algo la gente tiene que "sobrevivir".

Los años han pasado rápido, por no decir que estuve fuera los últimos dos años pasados. Ya que fui a Londres a visitar a mi tía que literalmente ya estaba apunto de morir. Dos años en los que realmente me sentí libre, con el alma en paz, todo para decidir que es lo que haré, que es lo que haré con mi vida. Tomar una decisión como esta, no es fácil, es jodidamente difícil, sin embargo, estoy dispuesto a correr el riesgo e intentarlo.

La cosa es que regresé a Holmes Chapel antes de que comenzaran las clases, puesto que mis padres accedieron a dejarme ir aquellos dos años a Londres, a estudiar en un colegio de ahí mientras me hacia cargo de mi tía Amber, pero mi mamá al morir mi tía, me envió un boleto para venir de vuelta. Llegué, algo así como; en el mejor momento para ponerme en contacto con mi viejo amigo y mi pequeña amiga la cual venia una temporada a vivir con nosotros, pero al llegar ella aún no había llegado, su vuelo se había retrasado por fallas técnicas, así que tendría que esperar hasta que ella llegara al comenzar las clases.

Mi mamá me recibió con gusto y un muy fuerte abrazo, mi padrastro por otro lado, no le agrado mucho mi nueva imagen. La tía Amber me había dicho que me dejara crecer el cabello, ella sabia sobre mi preferencia sexual aunque yo no le había dicho nada, mi mamá y su pareja por otro lado, no. Pero yo presentía que ellos sospechaban. Aún no tenia idea de cómo decírselos, era muy delicado. Sobre todo sabiendo como era mi padrastro, como se ponía ante personas con ese extraño gusto por experimentar con los de su género. Era pura mierda, pero él estaba a cargo.

Y sí, lo he visto. Más de lo que debería. Pero no lo puedo evitar, no es mi culpa que su ventana dé a mi jodido cuarto. Y que cada vez que se cambie la remera por su uniforme de fútbol, deje las cortinas abiertas, y que mis ojos se distraigan de la computadora para mirarlo un par de veces. Además, no le estoy haciendo nada malo a nadie, mirar o incluso tomar un par de fotografías, no era un crimen. Aunque sé que lo de tomar fotos, era un poco pasado, pero aun seguía sin hacerle daño a nadie, más que a mismo. Claro que no...

— ¡Harry! —él grito de mi mejor amigo me hace captar que me he quedado nuevamente pensando en todo lo que pasó desde que volví a Holmes Chapel—. ¿Oíste algo de lo que dije?

—Lo lamento, estaba...

—Babeando por Tomlinson —me corta, sonriendo socarronamente—. Aveces te pasas de gay, amigo —palmea mi espalda repetidas veces.

—Eres un idiota, y no, no estaba pensando en él —ruedo los ojos y cierro mi casillero de un golpe seco—. ¿Qué es lo que me decías?

—Sobre Camila.

— ¿Qué hay con ella? —pregunté con una sonrisa picara en los labios.

—Bueno... —volteo a mirarme, al darse cuenta de lo que pretendía, me soltó un golpe leve en el hombro—. Idiota. Te decía, ¿cuándo es que llega?

—No lo sé, aún no sale su vuelo —me encogí de hombros, mirándolo con una pequeña sonrisa torcida.

—Oh, esta bien, bien hum..., sí —y puedo saber de antemano, que esta un poco desilusionado, pero no digo nada. Nunca he sido bueno para consolar a alguien—. Cambiando de tema —de un momento a otro su mirada pasa de ser a una de decepción, a una pícara y, puedo saber que es lo que dirá.

En Pedazos.Where stories live. Discover now