15. NO ES DIVERTIDO

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Marinette estaba tratando de mantenerse firme, con sus piernas temblando al perderse en las hipnotizantes esmeraldas de su apuesto compañero, mientras él la tenía acorralada en aquel robusto árbol.

- ¿Sabes qué eres preciosa, princesa? - enredó un dedo en uno de sus mechones, contemplándola expectante-
- N-no.

Dejó que sus manos se perdieran por la cintura de la azabache, atrayéndola a sus caderas con una respiración turbia, titubeando al acercar sus labios a los de ella.

- Pues lo eres. - lamió la comisura de sus labios como si de un minino se tratara- y me encantas.

Gracias, Dios. Si esto es un sueño, no quiero despertar.

- ¿Por qué estás tan callada?
- Estaba dando gracias al Señor.

Estupendo, ahora debe de pensar que vas para monja.

- ¿Y puedo saber por qué das las gracias?
- Porqué te gusto. - sus mejillas se tornaron de un intenso color carmesí, haciendo que él sonriera con lascivia- no pongas esa cara, me pones nerviosa.

Nota mental, pon siempre esta cara.

- ¡A-adrien! ¡Déjalo ya!
- Lo siento, es que me gusta provocarte.
- Entonces lo estás haciendo adrede.
- Por supuesto que sí. - ella infló los mofletes, mostrándose disconforme- es lo que hay.
- Con que esas tenemos.

Una sonrisa juguetona se dibujó en los labios de la joven de ojos zarcos, esculpiendo una expresión de incertidumbre en el varón, quien al no saber qué era lo que pasaba por la cabeza de su compañera, arqueó ambas cejas curioso.

Marinette respiró hondamente, animándose a tomar las riendas de la situación al agarrarse a su cuello, atrayéndolo de un impulso a sus labios para besarlo con fiereza, acto que desconcertó al modelo.

Al principio, no sabía como corresponderla, pero al ver como ella se entregaba deseosa, la arrimó a su cuerpo, dejándose colocar de espaldas al árbol con ella siendo quien guiara el compás de sus lenguas y caricias pecaminosas.

- Mari-nette...
- Adrien... - suspiró con anhelo, capturando las manos del chico para deslizarlas hasta sus glúteos- ¿M-me deseas?

Pese a estar sonrojada a más no poder y con los nervios a flor de piel, estaba dispuesta a no quedarse atrás, sacando ventaja de la cruz que compartían de no poder mentir, tragando grueso al apegarse más al torso del ojiverde, que la miraba con creciente interés.

- Más que a nadie en el mundo.
- Y... - reposó la palma en el centro de su tráquea, adhiriendo sus zafiros a las gemas del joven- ¿Hay algo qué quieras hacer?
- Muchas cosas.

Y en todas ellas estás desnuda.

- ¿C-cómo cuáles?

Se humedeció los labios, con las manos temblorosas al deslizarse por el perfecto torso del rubio, deteniéndose en el borde de sus pantalones con la vista fija en los dedos que se inmiscuían por su cinturón.

- Ahora mismo me gustaría hacerte de todo.
- ¿Y qué es de todo?
- Para empezar... - la tomó de la barbilla, mirándola directamente a los ojos con lujuria- ... me gustaría quitarte la ropa para poder ver tu perfecto cuerpo.
- ¿Y... qué más?

Contrólate, Marinette. Tú puedes.

Su pulso se había descarrilado a un ritmo frenético, notando el aliento del chico acariciando sus labios, rozándolos mientras él estrujaba una de sus nachas provocativamente.

- Llevarte a la cama y follarte hasta hacerte perder el sentido.

Muy bien, Adrien. Más específico no podías ser.

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatWo Geschichten leben. Entdecke jetzt