Capítulo 32: Clarisa.

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En multimedia: Consequences - Camila Cabello.

Capítulo dedicado a irissoldelvalle ❤️

He dormido toda la noche gracias al calmante que me obligaron a tomar. No entiendo qué está pasando. Lo último que recuerdo es la conversación que tuve con mi madre, aunque siendo honesta todo está en mi cabeza como imágenes borrosas. Al despertar me sentí un poco perdida y luego ver a Zed tan afectado, de rodillas diciendo palabras que tampoco recuerdo bien lo vuelve todo muy confuso.

El doctor que me revisó dijo que mejoraría con reposo, un tratamiento de desintoxicación; el cual sigo sin comprender, y una buena alimentación. Estoy débil, puedo sentirlo en cada parte de mi cuerpo. Aún me parece increíble que haya sobrevivido a un paro cardiorrespiratorio, pero, lo que es aún más increíble es que Zed no haya regresado durante el día y tampoco por la noche. No tengo ni la mínima idea de dónde se encuentre y hay dos hombres en mi puerta a quienes les he pedido información y se han limitado a contestar que cuidad de mí.

El calmante que me ha sido administrado le dio fin a mi pequeña crisis. Estoy sola en el hospital, no está Zed y tampoco Amber. No entiendo nada, absolutamente nada. Hace media hora que desperté y por un momento pensé que al abrir los ojos me encontraría a Zed frente a mí. Pregunto una vez más a la enfermera si no hay nadie afuera y me repite que mi esposo vendrá en cualquier momento.

Mi esposo, sí, lo es... seguimos casados. Como poco, no tengo apetito y no sé bien si es el estómago o el vientre lo que me produce cierta molestia. Me preocupo cuando es media mañana y Zed continúa sin aparecer.

¿En dónde está? No es propio de él. Zed jamás me dejaría sola aquí, en mi estado y mucho menos ahora que sé que su vida corre tanto peligro.

—Ha amanecido mucho mejor —escucho una voz fuera de la habitación y al abrirse la puerta Zed aparece frente a mí. Una sonrisa extraña se dibuja en sus labios y aunque extiendo mi mano en busca de su tacto con urgencia, él mira hacia el piso y se sienta en el sillón que hay enfrente.

—Hola Clarisa —me dice y sin razón aparente mis ojos se llenan de lágrimas.

—¿En dónde estabas? No volviste ayer y no me daban noticias tuyas, de nadie. ¿Qué está pasando?

—Estuve ocupado.

Espero unos segundos con la esperanza de que agregue algo más. No lo hace.

—¿Eso es todo lo que dirás? —Me aclaro la garganta, incluso hablar me produce molestias. Sigo en un estado de mareos y náuseas que no se quitan con nada.

—¿Cómo te sientes?

—Zed...

—Sí, es todo lo que diré. Dime cómo te sientes —repite y mira hacia otro lugar.

—Zed...

—¡Qué! —gruñe y se pone de pie.

—El doctor me dijo lo que me ocurrió, casi muero y tú te desapareces todo el día, toda la noche. ¿No vas a decirme nada?

—Amber quiere verte, la llamaré...

—Zed, espera. Zed —lo llamo y me ignora por completo.

Miro desconcertada hacia la puerta. ¿Qué ha sido eso? Un minuto después Amber entra y en cuanto me mira camina apresurada hacia mí y me abraza. Hace justo lo que esperaba que Zed hiciera.

—Gracias al cielo que estás bien —me dice mi amiga dándome muchos besos en la frente.

—No llores, Amber. Estoy aquí, soy fuerte.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora