Me senté rapido y me pase las mangas del polerón por la cara.
—Nico hueón, ¿Que hací acá?—me puse nerviosa.—Ehh, si, si estoy bien ¿por qué debería estar mal?—pregunté haciéndome la weona.
—Pero, Isidora hueón, estaba cerca tuyo cuando tuviste tu... problema.—completó la frase dudando
—Puta la hueá —dije al pensar en quizás cuanta gente más lo notó.— Tranqui, estoy bien.
—De todos modos, escuché todo...
Enarqué una ceja
—¡O sea no estaba sapeando! —Aclaró.— pero como estaba cerca escuché y puta si querí desahogarte o hablar con alguien no dudí en buscarme. Sigo queriéndote igual que siempre, deberías saberlo. —Dijo poniendo una mano en mi cabeza acariciándola suavemente.
Lo miré y traté de sonreír, aunque más pareció una mueca.
Luego de eso se fue al patio y me quedé mirando la puerta.
Pensé en sus palabras y la verdad, yo también lo seguía queriendo tanto como siempre.
Me quedé ahí sentada y me volví a acomodar sobre la mesa intentando dejar de pensar hueás para dormir un rato más.
—Dora porfa ¿podemos hablar?
A este conchetumare era al que menos quería ver.
—Cristian, porfa déjame tranquila.—dije cansada.
—Dora porfa, de verdad yo no quise hacerlo.
—¿No quisiste hacerlo? —pregunté irónica— O sea ¿la Amelie te obligó? ¿te puso una pistola en la cabeza y te obligó a tirar con ella? —reí sin ganas.
—No.
—¡Obvio que no po, weón! —dije mucho más fuerte.
—Dora ya po, sé que la cagué pero dame otra oportunidad.
—Cristian, me tení chata de verdad. —dije pasándome las manos por el pelo ofuscada— ándate a la chucha un rato por favor, déjame tranquila.—Lo miré seria
Me di vuelta y me volví a acomodar en la mesa.
—No te voy a dejar tranquila hueona—me tomó del brazo y me levantó bruscamente.
Y este chuchesumadre que se cree
—¡suéltame ahueonao!—me solté bruscamente
—no— nuevamente me tomó fuerte y me apegó a el para abrazarme.
Sentía un asco terrible
—¡No me abrací conchetumare!—le grité
—Suéltala ahueonao.
Miré a la puerta y mi héroe estaba ahí, ah.
El nico venía con un pancito y un jugo, los dejó sobre una mesa y se acercó a nosotros rápidamente.
—¡Suéltala te dije!— repitió más fuerte.
—¿Y vo quién chucha erí? —preguntó el sacowea de mi ex.—¿querí hacerte el lindo con mi mina culiao?
—La conozco más que vo sapo culiao y no voy a dejar que un conchetumare maricón al que no le enseñaron a tratar a una mujer la haga sufrir, ni mucho menos la maltrate como vo lo estai haciendo ahora— Se acercó más y lo tomó del cuello de la camisa para empujarlo.—sale altoque de aquí antes que te saque la chucha.
—Dora, dile a este hueón que no se meta.—dijo entredientes y me miró furioso.
un escalofrío recorrió mi espalda producto del miedo, nunca había visto así al Cristian.
