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A veces las personas, no suelen llamar mentiras a estas mismas. Para ellos son distorsiones de la verdad, omitir información o simplemente guardar en el silencio aquella gran realidad que puede resolver un problema del tamaño de un buque.

Diciendo la verdad, muchas cosas podrían ser aclaradas. Si tan solo las personas fueran sinceras, si tan solo no existiera el verbo mentir....

Tengo una pregunta -rompió el largo silencio que habían tenido desde que Valentina le había dicho que conduciera, hasta el camino hacia la habitación- Malena o Agustín llegará en cualquier momento, ¿le diremos que tú ya sabes la verdad? -preguntó Ruggero-

Si -murmuró ella- Pero a Caro no, bueno no aún, ella es muy -pensó un poco- Susceptible a temas reveladores, si así podría llamarse -aquello era cierto, y muestra de ello era la golpiza que le había propinado a Camille, hace un año- No reacciona muy bien, pero no te preocupes yo me encargo de ella -metió la llave en la cerradura de la habitación- Eso sí no andes de Ruggero frente a ella y todo el lío

Claro que no, no soy tan tonto -murmuró mientras ambos entraban en la habitación donde la noche anterior habían compartido más de algunos suspiros-

Una hora más tarde, Agustín o mejor dicho Annie entraba en la habitación algo abatido, al parecer había tenido un buen fin de semana y es que aquel castaño no se perdía ninguna oportunidad con las mujeres, fiestas chicas y fiestas era su lema.

Ruggero lo conocía tan bien que hasta con tan sólo mirarlo podía imaginar que había tenido un buen sexo, pero no era que....¿le gustaba Carolina?

Agustín Bernasconi se sentó en su cama y estuvo a tentado a sacarse la ya no tan molesta peluca, pero se dio cuenta de que no estaba sólo. Aquella chica mas guapa que había visto en su vida estaba en su cama, escuchando música desde su celular, giró su vista hacia la cama contigua a la suya, su amigo lo observaba detalladamente

¿Que? -preguntó con voz suave-

Hola, como estas Ruggero -trató imitar de su voz- Bien y tu Agustín -hizo una pausa, mientras el castaño rodaba los ojos- Muy bien, tuve un fin de semana de puro -lo interrumpió-

Ya hombre -rió- ¿Como estás?

Me siento igual que cuando cumplimos 16 y tuve que pagar la maldita apuesta, de salir desnudo a la calle -hizo una mueca- presionado y muerto de miedo -no pudo evitar soltar una pequeña risa, al recordar tan incomodo momento-

¿Por que? -preguntó - ¿Que te sucedió? -Agustín lo miró directamente a los ojos-

Ya lo sabrás -le dijo y con la mirada apuntó a Valentina, que estaba entretenida aún en su celular-

Agustín no entendió porque el estado de animo de su amigo tenía relación con Valentina, pero en lo menos que canta un gallo....lo sabría.

Valentina, apagó el reproductor de música se fijó en la hora , Carolina no tardaría en llegar, por lo que tendría que hablar con los dos hombres -si así podía decirles en ese momento- que tenía en frente.

Hey -se sentó en la cama- Has llegado Malena -le sonrió-

Eh si -algo confundido Agustín contestó, para luego añadir- ¿Como estás?

Yo -se paró de su cama, para dirigirse a la del castaño- Bien, pero tengo una duda -se sentó a su lado, mientras acariciaba la peluca castaña- O bueno, un sueño mejor dicho -rió y Ruggero que observaba todo trató de imaginarse todo lo que vendría ahora-

¿A sí? -respondió Agustín, muy confundido y nervioso- ¿Cual es?

Siempre he querido -se acercó a su oído- Hacerme pasar por un chico y meterme en un instituto de hombres -rió para luego alejarse- ¿No te parece genial esa idea?

Si es genial- murmuró Agustín y miró a Ruggero buscando alguna explicación de porque Valentina le hablaba así pero este ultimo no tenía mucha expresión en su cara.

Pero es algo loco, ¿no crees? -Pregunto Valentina-

Si muy loco -suspiró, pensando en que él estaba haciendo esa locura precisamente en aquel momento-

¿Entonces por que lo haces? -le dijo directa- ¿Por que lo haces Malena o debo llamarte Agustín? -el castaño abrió los ojos muy sorprendido, mientras Ruggero reprimía una sonora carcajada al ver la cara de espanto de su mejor amigo-

¿Que has dich -paró al sentir como Valentina le quitaba la peluca castaña, dejando al descubierto la sexy cabellera de hombre- Oh

Si oh -se burló ella- Hola Agustín -estaba completamente confundido, ¿Valentina había descubierto todo?-

Trató de buscar una respuesta en su amigo, sólo logró encontrar un encogimiento de hombros de parte del rubio, anunciándole implícitamente que Valentina Zenere sabía toda la verdad, y ya era hora de dejar de fingir

¿Sabe toda le verdad? -miró a su amigo- ¿Te ha descubierto?

Si -le contestó- Sabe todo -la simpleza de sus palabras lo confundieron-

¿Tan idiota podía ser Ruggero?, pensó segundos despues.

Entonces Valentina -la miró a ella nuevamente- ¿No hay que fingir no?

No -respondió ella

Bien, entonces si me disculpan iré a sacarme esta molesta falda, se me están helando las piernas -rió, se paró con decisión al baño pero un brazo lo detuvo-

Alto ahí -se fijó en una lindas uñas agarraban su antebrazo con decisión- Supongo que después sabrás todos los detalles de como descubrí a tu amigo -rió suave- Pero por ahora te diré algo, en cualquier momento, puedo decirle a todos de que en este prestigioso instituto de chicas, hay dos hombres infiltrados -Agustín se puso bastante serio- Pero por ahora no diré nada siempre y cuando tú cumplas una cosa

¿Que cosa? -susurró-

Hubo un silencio corto, Valentina se acercó a él y por un momento pensó que lo iba a besar, pero no. Sus labios se dirigieron a su oído izquierdo y murmuraron unas palabras.

Palabras que sólo escucharon ellos dos y que dejaron bastante confundidos a Ruggero y Agustín. Al primero por el hecho de que Valentina se haya acercado tanto a Agustín para decirle quien sabe que cosas, ¿por qué el no debía también saber aquello? Y al segundo por el significado de tales palabras, ¿ a que se refería con...?

Días después descubriría el verdadero significado de sus palabras.

Lunes por la mañana, y la clase de literatura con la profesora Zenere estaba bastante entretenida. Nunca había leído un Libro de García Lorca, pero aquella obra de tres actos que le había entregado Lucila lo tenía muy ocupado.

La infidelidad por parte de la protagonista, los dos amores que tenía y la presión de una boda cercana, lo habían atrapado y quizás en alguna forma se preguntó que haría en lugar de la novia, es decir, estar entre la razón y el amor.

El simbolismo de Lorca, le hizo pensar y reflexionar sobre muchas cosas, concentrado en la clase se olvido de todo, ¡hasta de Michelle! Pero no le duró mucho porque a la hora del almuerzo el grupo de Michelle, Camille Y Ashley lo habían invitado almorzar. Aceptó obviamente, siguiendo el plan inicial de acercarse más a Michelle, debía saber aquella verdad. Debía saber el secreto que la castaña le escondía, la verdad por la cual se había....¿obsesionado por Michelle? No, no, él estaba enamorado.

Situó el texto anterior en su mente, la novia había cometido una locura de amor, para escaparse con su amante Leonardo -otro personaje de la historia- ¿Él había hecho lo mismo no? Estar en aquel instituto era una locura, una locura de amor ¿cierto?

Pero también era verdad que la locura no había resultado bien, la muerte del novio de la muchacha y Leonardo lo había conmocionado y le había hecho saber que también la mujer había tenido una obsesión con ser libre y poder estar con el hombre que en ese caso era el equivocado.

¿Sería Michelle la equivocada?

Antes hubiera pensando en una respuesta totalmente negativa, pero ahora simplemente se lo estaba pensando bien.

Enamorate (adaptada)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum