– Nick, eso ya está muy visto – pasé una mano por su pelo.

– Pero cuando lo digo yo es especial, ¿o no? – reí.

– Claro que si, amor – contesté y le besé los labios.

Después me levanté y fui al baño. Me miré al espejo. Tenía unas ojeras que difícilmente podría ocultaras y la cara muy blanca. Además no me encontraba muy bien.

Necesitaba un descanso de todo.

Me di una ducha y me vestí un poco elegante. Iríamos a comer con mi madre y Alan. Tenían algo que contarnos.

Suerte que Emma estaba con Val. Mi hija no aguanta 2 segundos quieta. No puedo llevarla a restaurantes si no quiero que nos saquen a patadas de allí. Solo la puedo llevar al Burger King.

– ¿Estás cariño? – preguntó Nick sacándome de mis pensamientos.

– Si – dije cogiendo el bolso y saliendo de casa.

Llegamos al restaurante y al momento vi a mi madre con su pelo rubio oxigenado recogido en un coleta baja. Nos sentamos junto a ellos y comenzamos a conversar. Enseguida vino la comida.

– Bueno... ¿Y qué querías decirnos? – pregunté mirando a mi madre.

Miró a Alan. Tras unos segundos decidió hablar.

– Tenemos que irnos por un tiempo.

– ¿Cuanto tiempo? – pregunté rápido.

– Bastante.

– ¿Y a dónde? – preguntó Nick.

– No podemos decíroslo.

– ¿Enserio? ¿Ahora que tengo una vida estable te quieres ir? – dije manteniendo el tono de voz.

– Lena, son temas importantes – dijo firme – Se trata de tu seguridad.

– ¿De mi qué?

Esto tiene que ser una broma.

– Soy lo suficientemente mayor para ocuparme de eso yo misma. No quiero ni necesito que vosotros os molestéis en ello.

– Por favor, Lena – habló Alan – Si supieras la razón por la que lo hacemos no reaccionarías así.

– Pues haber. Dime la razón – dije posando mis brazos cruzados encima de la mesa.

Noté como una mano se posó en mi muslo apretándolo suavemente. Miré a Nick y él me atravesó dulcemente con sus ojos verdes. Solté un suspiro y me tranquilicé.

– Volveremos dentro de unos meses – dijo mi madre.

La miré sin ninguna expresión en la cara. El resto de la comida fue silenciosa. Llegó la hora de irse. Le di un corto abrazo a mi madre como despedida.

Antes de salir del local, oí una frase que intercambió mi madre con Nick.

– Cuídala, eres el único que puede protegerla.

Esto era muy raro. ¿Protegerme de que? ¿De quien? El peligro ha pasado hace ya 8 años. Imposible que vuelvan.

Una vez que Nick llegó a mi altura salimos del restaurante y nos subimos al coche. Nos dirigimos a casa de Emma y Lucas a buscar a Val. El camino fue silencioso, a veces, interrumpido por la música de la radio.

Cuando llegamos, entramos al piso. Nada mas entrar por la puerta, mi hija saltó a mis brazos.

– ¡Mami! – dijo dándome un abrazo.

– Hola amor mío. ¿Te has divertido? – pregunté dándole un beso en su pequeña mejilla.

– ¡Si! – respondió emocionada. La bajé para que volviera a correr.

Saludé a Emma y a Lucas. Thomas vino hacia mi.

– Hola tía Lena.

– Hola Thomas – me agaché y le di un abrazo – Estás más guapo que ayer – dije revolviéndole el pelo y él rió.

– Nosotros nos vamos al bar de en frente – dijo Lucas levantándose – Cualquier problema llamadnos.

– Tampoco vamos a quemar la casa – dijo Emma rodando los ojos. Ellos rieron. – ¿Estás bien? – me preguntó una vez que los chicos se fueron.

– Si, no es nada – dije apoyando un brazo en la mesa.

– ¿Segura? No te veo muy bien. ¿Tienes fiebre? – puso una mano en mi mente.

– No, solo tengo nauseas – dije poniendo una mano en mi abdomen – Será algo que he comido.

– Te aconsejo que vayas al médico. No tienes buena cara.

Entonces se me encendió la bombilla. No sabía si era bueno o malo. Miré con los ojos abiertos a Emma. Ella al segundo me entendió.

– No... – dijo la rubia con los ojos abiertos como platos.

– Imposible – dije recapitulando en mi mente.

Creo que Emma se había quedado sin habla.

Fui al baño corriendo y entonces me di cuenta. Me había venido. Solté un suspiro enorme.

– Falsa alarma – dije saliendo del baño – Solo un retraso.

Parece que Emma también suspiró.

– ¡Valeria! – la llamó en alto – ¿Te gustaría tener un hermanito?

Val dejó de jugar con sus muñecas para mirarnos.

Pegué a Emma en el brazo.

– ¡No! – respondió – Yo quiero una hermanita.

– ¡Yo también! – saltó Thomas.

– Hijo mío, ya tengo suficiente contigo – dijo y el chico rió.

Nos volvimos a sentar en la mesa.

– ¿Que pasaría si te volvieras a quedar embarazada? – preguntó dando un sorbo a su bebida.

– No lo sé – miré a los niños – Si ya tuve una, ¿por qué no otra? Pero no ahora. No es buen momento – hice una pausa para cambiar de tema – Mi madre se va con Alan unos meses a no sé donde. Según ellos es por mi seguridad.

Emma frunció el ceño.

– Igual te preparan una sorpresa y ponen esa excusa.

– Pues vaya excusa. Sea lo que sea no me gusta y el presentimiento no es muy bueno.

– Sabes que estaré aquí para todo. Ahora y siempre – sonrió dulcemente y la abracé.

– Gracias Emma.

♥️

¡Feliz año!

Enserio, gracias a todos vosotros he terminado el 2017 muy feliz.

Solo espero que este año que entra sea mejor que el anterior y que todos los males que os persiguen desparezcan de una vez por todas y para siempre. Solo puedo mandaros toda mi fuerza y desear que lo paséis muy bien en el 2018.

Que comencéis con un paso firme y lleno de energía.

¡Buenas suerte!🍀♥️

Mi Mejor Error #MME2Where stories live. Discover now