Mi vida era casi un misterio. Yo desconfiaba del mundo entero.

Por eso solo llegue a tener solo un amigo. Por miedo.
Por eso era vulnerable a cualquier golpe. Por miedo.

Suspiré y miré la cama.
Me levanté y salí hacía la sala. Las ventanas mostraban que ya anochecía.

¿Debería ir a dormir? Pff no lo creo.
Me senté enfrente de la puerta esperando a que Alexis viniera.

[...]

Sentía algo incómodo en mi espalda. Era húmedo. ¿Me abre hechado en el piso de madera?. Pero... Si eso hubiera pasado ¿Lo sentiría apresar de llevar la camisa puesta, no?

Aunque siendo franco... Sentía que no tenía nada puesto en la parte de arriba de mi cuerpo.

Estaba con los ojos cerrados. Pues, había perdido la batalla con el sueño.

Me sentía... Excitado.
Mi miembro se sentía extraño.

Era raro sentir eso ya que no estaba teniendo ningún diseño húmedo.

Mis ojos se abrieron poco a poco. Encontrándose con la mismísima oscuridad. Me exalte. Puesto a que uno de mis miedos era la oscuridad.

Estaba abriendo la boca con la intención de gritar, pero me calme enseguida cuando lo oí hablar detrás de mi oreja.

—¿Que tal dormilón? .—Oi de forma coqueta detrás de mí. Era Alexis.

—¿Que... Que pasa? ¿Por qué-...? .—Me interrumpió.

—Desde ese día en el que te "expresarte" de forma "juguetona", no pude evitar estar muy excitado al verte y mucho más con la ropa que tienes puesta. —dijo posando sus labios detrás y un poco debajo de mi cuello.

Ese lugar era una parte sensible de mi cuerpo. Así que no pude evitar gemir.

—Ah... Ah... .—Me empezó a pellizcar mis pezones, sin contar con que su miembro se sobaba contra mi entrada.

Sentía una sensación familiar cuando el rozaba su miembro, se sentía como si ya lo hubiese hecho eso antes con el.

Sé que este no era un buen momento para hacerlo. Pero creo...

Que me estaba gustando...

Unas de sus manos dejaron uno de mis pezones, empezando a deslizarse por mi miembro. Entrando por debajo de mi pantalón.

Apenas le dió un leve toqué a mi miembro, sentí un fuerte escalofrío.

Estaba duro...

Y el también...

No duró mucho para que empezará masajear mi hombría.

—¡Mi-ierda! .—solté acompañado de un gemido.

—Shuu... .—Dijo intentando callar mis gemidos. Lo cuál no ocurrió—. ¿Quién te enseño a hablar así? ¿Acaso quieres que te golpeé?.

Estaba llegando a mi límite. El que presioné mi pezón y tocará mi miembro con sus grandes manos me dejaba sumergido en placer.

—¡Pégame! ¡Mmgh! ¡Hazlo! ¡Ah! .—exigí dejando escapar más gemidos.

El dejó escapar una leve risa. Sonaba maliciosa.

—De acuerdo. .—Paro de tocar mi miembro y pezón—. Con qué así te gusta....

—¿Ah?... .—solte confundido. Estaba casi apunto de correrme—. Espera, no quiero que te detengas-.... ¡Ah!

Me haces daño... pero te amo.[Finalizado]Where stories live. Discover now