5. El Demonio

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And I don't mean to be unkind

But I see what's in your mind

5. El Demonio

Las Salas, o pseudo productoras, tienden a ser sanguijuelas y elitistas en todo lo que refiere a los músicos. No les interesa el artista en sí mismo, la música o el público en general a no ser que se trate de alguien conocido o con una trayectoria, tratan a los músicos como si fueran de empleados suyos, su comodidad o incomodidad les es enteramente indiferente. Salvo algunas muy contadas excepciones de gente que trabajan en los eventos en sí mismo, se podría decir que el común denominador de las Salas o Teatros es facturar a costa del artista sin brindar nada a cambio más que un espacio para realizar el evento. Esto no sería el problema de no ser por la falsa hipocresía de los dueños de estos establecimientos que se afanan en auto denominarse como propulsores y promulgadores de la cultura musical.

Por otro lado, se aprovechan de los jóvenes productores emprendedores, como yo, buscando sacar su máxima ganancia sin ceder casi nada, solamente el espacio para realizar el evento. Con esto se aseguran que el pago a la municipalidad por cualquier evento realizado por un tercero, no saliera de sus bolsillos y les permite manejar hábilmente sus declaraciones de impuestos ya que las operaciones visibles quedaban todos los años un escalón por debajo del mínimo no imponible.

Martín no era la excepción a esta regla por lo que lidiar con él me era sumamente desagradable.

- ¡Que vendan entradas! – Apuntó casi a los gritos. Toda su idiosincrasia me era repulsiva al punto de no poder casi mirarlo a los ojos. – No es tu asunto. Tú le facilitas el lugar donde tocar y pones todo a su disposición. ¡Que se encarguen de vender entradas! – volvió a repetir airadamente.

No todo lo que decía era mentira. Sí, se le brindaba al músico de todo lo necesario para que pudiera ofrecer un buen espectáculo y sí, era necesario que los músicos movieran de alguna manera a su gente para que la asistencia no fuera escueta. No obstante, no era lo que decía, sino la forma como lo expresaba lo que generaba repugnancia.

Que los músicos vendan el cien por cien de las entradas es un error que no volvería a cometer. Fue mi primer traspié y ya en la segunda oportunidad había aprendido del mismo. Las localidades las debía colocar con pseudo RRPP - eran más chicos que se ocupaban de vender entradas que verdaderos RRPP's - ellos que se encargarían de venderlas sin necesidad de mayores complicaciones. Si, sin complicaciones.

Esto para quien conoce mínimamente el mundo del under rock sabe que es un tema por demás complejo. La venta de entradas y más aún las anticipadas a un público que tiene tendencia a decidir a último momento lo que hará un fin de semana, no es tarea fácil para nada, pero hete aquí mi descubrimiento como productor; siempre da más de lo que recibirás. Sí, es mí regla de oro y la mantengo contra viento y marea. Dar más de lo que pretendo recibir.

En principio esto parece fácil de decir, pero no así de ejecutar ya que en primera instancia debía convencer al establecimiento de brindarme el doble de entradas de las que la sala podría tolerar si toda la gente que compra una decidiera ir. Como jugada era arriesgada dado que podría crear un problema para la sala y para mí si más del cincuenta por ciento del público acudía al evento, no obstante, una de las cosas que me aseguraba era que esto no ocurriera jamás. ¿Cómo lo hacía? Simple, vendiendo el excedente de entradas de forma estratégica a personas que nunca se les ocurriría ir.

En un mundo donde cada día la electrónica gana más y más seguidores, el evento de rock está total y completamente sobrestimado. Contrataba RRPPs que trabajaban principalmente en fiestas electrónicas y les daba el cincuenta o sesenta por ciento de comisión. Esto es un porcentaje desproporcionado comparado al quince o veinte por ciento que están acostumbrados a recibir por cada fiesta de electrónica. Los RRPPs se desvivían por vender mis entradas, ni siquiera les importaba lo que estaban vendiendo, en muchos casos lograban venderlas a menor precio a amigos y familiares como bonos de colaboración y esto cumplía con dos objetivos a la vez: uno lograr la financiación necesaria para el pago de los elementos básicos del evento, así como generar cierto público no objetivo. A su vez, conque unas cincuenta personas de las quinientas que ponía en RRPPs acudiera al show, ese diez por ciento era un adicional al ya computado de la asistencia esperada y se trataba de un público que está acostumbrado a moverse en las madrugadas lo que me aseguraba la reposición de audiencia necesaria a la 1 de la mañana cuando los familiares de los músicos ya se hubieran retirado y fuera necesario mantener el espectáculo vivo, y este nuevo público me lo proporcionaba.

PANIC GIRLSWhere stories live. Discover now