Capítulo 14 ''De eso no tengo ni la menor duda''

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Narra Sam

¿Ustedes són la familia de Jack Jones? 

Al instante yo y mi madre nos pusimos en pie.

Sí, somos nosotras ¿como está Jack?

Tranquilas, está bien, estamos haciéndole algunas pruebas el doctor levantó sus gafas y comenzó a leer su libreta En cuanto acabe las pruebas podrán entrar a verle nos miró de nuevo y asentimos.

Gracias doctor dijó mi madre. Él sonrió levemente y volvió a entrar por esas puertas blancas que se balancean de un lado a otro.

Después de la llamada que recibió mi madre, salimos corriendo hacia el hospital. Aunque mi madre no había escuchado el motivo por el cual mi hermano estaba ingresado, nosotras dos sabíamos por que había sido, y eso hacia que mi preocupación aumentara el doble.

Si el seguía el tratamiento no tenía por que ocurrir nada de esto.

Ni si quiera sabía como estaba de extendido el cáncer, Jack me dijo que todo estaba bien, y aunque confiaba en su palabra, sabía que no iba todo como él decía.

Minutos después cuando mi pierna no podía dejar de temblar por los nerviós, una enfermera salió por el pasillo diciendo que podíamos entrar a verle.

El teléfono de mi madre sonó antes de que pudiéramos dar un paso, descolgó la llamada y comenzó a hablar con vete tu a saber quién. Esperé a que acabara hasta que me arté y comencé a caminar hacia la habitación de Jack. La número 235.

Coloqué mi mano en la manilla de la puerta e inspiré hondo antes de entrar. Solo Dios sabia como me lo iba a encontrar, ni me había planteado ese tema. Solté la manilla. ¿Y si me lo encontraba entre millones de cables conectados a su cuerpo? ¿Y si se le había desfigurado la cara y lo encontraba todo vendado? ¿Y si él no estaba aquí por el cáncer y lo que había pasado era que un perro le había mordido en la cara? ¿O si se a caído de un barranco? ¿Y si había sido una violación y lo que le dolía era el culo? ¿Un accidente de coche? ...No, el no tenía coche. Pero podía haber sido atropellado. Me asusté y mi nerviosismo aunmentó diez veces más. Me temía lo peor y estaba comenzando a delirar en mi mente.

Volví a colocar mi mano en la manilla y inspiré hondo de nuevo. Lentamente abrí la puerta y al ver esa figura en la cama me llevé mis manos a mi boca y  comencé a sollozar.

Estaba completamente lleno de cables, podía ver como en sus brazos había moretones y rasguños, de él colgaba un bolsa de orina y a pesar de que su cara estaba hacia la pared, podía ver que llevaba una mascarilla de esas que se utilizan para respirar. Se podía oír una leve y entrecortada respiración y tenía la piel pálida. Estaba destrozado y yo no podía parar de llorar.

Me acerqué a él lentamente con temor. Si tenía los brazos de esa manera, no quería ni imaginarme la cara.

Cuando estuve a punto de girarle la cara, escuché una risa que se me hacía familiar al otro lado de la cortina. Fruncí el ceño.

Me dirgí hacia el otro lado de la cortina y me encontré a Jack con la espalda apoyada en el respaldo de la cama y aguantando la risa. Cuando me vió estalló a carcajadas. Maldito idiota.

¡Imbécil! ¡Simio idiota! ¡No tienes ni la menor idea de cuanto me asusté! ¡Bastardo asqueroso! ¡Te odio! mi enfado aumentaba por segundos a la vez que su risa.

Me crucé de brazos con el ceño aún fruncido y me senté a los pies de la cama murmurando barbaridades hacia Jack.

Con rabia quité las lágrimas que aún seguían en mi mejilla y volví a cruzarme de brazos.

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