Capítulo 34

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Llegue justo cinco minutos antes de la hora que mi mamá me había anunciado que iba allegar. Entré prácticamente corriendo a la sala de espera y miré unos televisores que estaban colgados en la pared anunciando la llegada de todos los aviones. Busqué el avión de Washington y estaba retrasado por un  par de minutos.

Me acerqué más a la puerta y se abrió.  Muchas personas entraron y busqué con la mirada a mi mamá. Después la vi, con una falda tubo negra y unas ojeras enormes, con su cabello recogido en un chongo desordenado.

-¡Mamá! –Grité moviendo los brazos bien alto.

Llegó a toda prisa a encontrarme y me envolvió con sus delgados y pequeños brazos.

-Hija. –Me miró a los ojos. –Que bien se siente regresar a casa.

-Me alegra que ya llegaras, mamá. No tienes una idea del infierno que es mantener la casa limpia. –Bromee.

-Ven, vamos a Michael’s. –Me tomó de la mano y me jaló hacia la salida. –No tienes una idea de cuánto quiero una hamburguesa y una malteada.

-¿Qué pasó con eso de que debemos de comer sano, mamá?

-Se quedó en Washington.

Cuando llegamos a la casa lo primero que hizo fue subir a su cuarto y cayó dormida sobre la cama.

Admiro a mi mamá, porque hace estos tremendos esfuerzos para mantenernos a ambas bien. Antes de que mi padre muriera ella era ama de casa, pero había estudiado carrera en administración de empresas y dejó de trabajar cuando nací. Pero después de que mi padre murió tuvo una fuerte depresión y dejé la escuela por un año. Y después se dio cuenta de que solo estaba perjudicándome así que encontró trabajo. Tuvo que sacrificar muchas horas conmigo pero ahora estamos bien y eso es lo más importante.

-Mamá, voy con Clari. –Dije en un susurro.

-Mmm. –Dijo como aprobación.

Bajé de nuevo las escaleras y fui a mi coche. Conduje hasta la casa de Clarisa y me estacioné al frente. No quiero llamar a la puerta para que su madre no me vea. Tomé mi celular y le marqué.

-Nena. –Contestó.

-Clari, te necesito.

-¿Qué pasa? –Sonaba preocupada.

-¿Vas a hacer algo hoy? –Preguntó.

-Iba a salir con Austin, pero si quieres puedo cancelar, seguro que él entenderá.

-Gracias te amaré de por vida.

-Bien, ¿Qué sucede?

-¿Has tomado la? –No me salen las palabras de la boca, es como si quedaran en mi garganta y no salieran. –La pastilla. La pastilla. ¿No?

-Sí, solo una vez en la vida. ¿Por qué?

-La necesito.

-Oh, o sea que tú y Sat.

-Ya te lo había dicho, torpe.

-Sí, pero pensé que habían tomado precauciones.

-Bueno ya. Necesito esa pastilla. ¿Dónde la puedo conseguir?

-Pues en una farmacia.

-Ya lo sé, pero no quiero ir sola.

-¿Quieres que vaya contigo?

-Por favor.

-Bueno, ya que. Solo le digo a Austin que me surgió un compromiso muy importante.

-Gracias.

BestiaWhere stories live. Discover now