Caminaba apurada para poder llegar a tiempo a la guardería donde estaba mi hija, eran ya las siete de la tarde y hace unos minutos me llegó un mensaje de mi esposo diciendo que no podía pasar por Cleo por cuestiones de trabajo.
Y esta fue la gota que revalsó el vaso.
Al llegar corrí a la entrada donde se encontraba la pequeña de cuatro años sentada en un escalón acompañada por una de las cuidadoras.
Al verme corrió hacia mi y abrazó mis piernas mientras yo le dejaba un beso en su rubia cabecita.
- Lo siento mucho, de verdad Ana, se suponía que Steve vendría por Cleo- Dije mientras tomaba a mi hija en brazos.
-Si, lo se, temas de trabajo-Respondió ella con una calida sonrisa.
Ana es una señora ya de edad avanzada y comprende perfectamente mi situación porque no es primera vez que algo como esto sucedía.
No era la primera vez que debía correr del trabajo a la guardería por mi hija, no era la primera vez que debía suspender actividades o reuniones porque Steve debía atender cituaciones de trabajo y ya se me estaba acabando la paciencia.
Con Cleo caminamos hasta la estación de buses más cercana y esperamos hasta que llegara el próximo bus que nos llevaría a casa, en el camino mi hija hablaba de lo que hizo durante el día, de sus amigos y de lo mucho que le gusta jugar en la guardería.
Cuando llegamos le di un baño, cenamos y luego de ver una película por un par de minutos la pequeña se quedó dormida y la lleve a su habitación.
Espere en la sala a que Steve llegara y luego de una hora decidió aparecer.
-Hola amor ¿Qué haces despierta aun? es tarde-Dijo sorprendido de que lo estuviera esperando ya que generalmente él llegaba cuando ya estaba durmiendo.
- Podría preguntarte lo mismo, ¿Qué fue tan importante que no podías ir por tu propia hija? - Dije levantándome del sillón con una expresión para nada amigable.
-Ya te lo dije, amor, debía trabajar-Dijo acercándose para besarme pero me aleje.
-A eso me refiero, Steve, siempre estas trabajando y no tienes tiempo para tu familia- Dije al borde de las lagrimas, pero me aguante las ganas de llorar.- No es la primera vez que algo así pasa y ya me estoy aburriedo de la situación-Dije con un tono severo.
-Es inevitable, sabes que debo cumplir con las misiones aun que no este de acuerdo con las ordenes.- Dijo con un tono algo molesto.
-Si puedes evitarlo, Natasha me dijo que siempre te quedas en la torre buscando más trabajo, incluso cuando ya no hay nada más que hacer.-Dije elevando un poco mi voz.
-¿Y que quieres que haga? Es mi deber proteger a esta ciudad.-Dijo con desesperación pero sin elevar mucho la voz para no despertar a Cloe.
-Quiero que puedas equilibrar tus responsabilidades, Steve. Ya sea en el trabajo y con tu familia. Crees que yo no lo hago, mierda tambien tengo un empleo y me las arreglo para siempre estar presente para ti y para nuestra hija.-Dije en un tono duro y me fui a mi habitación, no esperaba que Steve viniera detrás mio y no lo hizo.
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A la mañana siguiente me desperté, fui a la habitación de Cloe pero no la encontré allí, fui hasta el baño y tampoco estaba ahí así que baje hasta la cocina y me encontré con Steve preparando el desayuno y a Cloe sentada en su sillita especial viendo la televisión.
-¿Qué es todo esto?- Dije con una mezcla de asombro y exteañeza al ver todo lo que Steve había hecho.
La mesa estaba arreglada, había fruta, jugo, café, hotcakes y Steve preparaba unos huevos revueltos.
-Esta es mi forma de decir que lo siento mucho- Dijo dejando un beso en mis labios y mi expresión se relajó.- Tienes razón, siempre estoy ocupado con el trabajo y no paso el tiempo suficiente con las dos mujeres más importantes de mi vida. Así que hoy, nadie irá a trabajar y pasaremos el día en familia-Dijo sonriendole a nuestra hija y luego a mi.
Sus palabras hicieron que una enorme sonrisa se plantará en mi rostro y luego lo besé, demostrando lo agradecida que estaba de él y todo lo que hace por nosotras.
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