—Si no queremos que estas aguas tan cristalinas se vuelvan rojas, mejor accedemos a las quejas de Lynn.

Soy la primera en levantarme, una ola de calidez fluye desde lo más profundo de mi corazón al verlo erguirse, suelta un pequeño resoplido a la vez que se estira un poco. Junta sus labios para hacer un silbato y llamar a Ozzy. Después de darle al chico que te gustan todos los besos que has almacenado, es hermoso. Al mismo tiempo, le dices que deseas llevar las cosas sin prisa, es de locos. No tengo la menor duda que cree que soy bipolar.

Por un lado, sé que debo alejarme de él, no deseo que mi primer noviazgo sea de forma virtual o telefónico, sumándole al hecho de que no lo conozco tan bien. Aunque tengo bien claro que fue él quien dijo que desea conocerme o no fugarse conmigo para casarse.

Entonces, ¿cuál es el problema? El problema soy yo, quiero y a la vez no quiero, pero a la vez siento miedo. Soy la persona más inmadura que haya pisado la tierra. ¿Qué hago? ¿Qué le digo? No debería de darle largas al asunto si estoy tan insegura.

Fijo mi vista hacia nuestro público, la cara de mi amiga es todo un poema, mientras que la sonrisa de Luccas terminará por rasgarle los músculos de la cara. Y Akos... ya es muy contrario a las reacciones nombradas.

—Tengo que volver a casa—le digo con pesar—. Es tarde.

Wrathly asiente, se lo agradezco. Me siento un poco culpable por olvidarme de mis amigos, los recompensaré cuando pueda. Me encamino junto con mi futura pareja, aún con los labios ardiendo y mi deseo de robarle más tiempo al tiempo. Trato de evitar mis temores hasta que llegue a casa.

Akos conduce el auto a través de un crepúsculo anaranjado, Wrathly mantiene su mano entrelazada con la mía en todo el trayecto

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Akos conduce el auto a través de un crepúsculo anaranjado, Wrathly mantiene su mano entrelazada con la mía en todo el trayecto. De vez en cuando miro de reojo a Lynn, que parece como si estuviera incómoda. En cambio, Luccas aprovecha para tomarse una pequeña siesta de carretera. Aiden aprieta mi palma varias veces, unas más fuertes que otras. Tal vez está tan nervioso como yo, mi cabeza es un verdadero caos y mi corazón salta de alegría a cada segundo.

Lynn saca de su mochila sus auriculares, enciende su reproductor y comienza a tararear una canción que no me sé. Es extraño que ella cante una que hasta ahora no compartió conmigo; si nos gusta una tonalidad, la compartimos y nos la aprendemos, es algo que siempre hemos hecho juntas. Su voz empieza a llenar el auto y despierta a Luccas. Este le reprocha al arrugar su nariz, pero es inútil, solo podemos verla cómo mueve la cabeza y su cuerpo al ritmo de la música. Con un suspiro pesado, coloco mi cabeza sobre el hombro de Wrathly; Ozzy está del otro lado, es un perro grande e intimidante que, según su dueño, es el más dócil de los tres. Eso lo pongo en tela de juicio.

Le toco con el dedo a Lynn para susurrarle si se siente bien, solo me arquea una ceja en respuesta y vuelve a perderse en el ritmo de la música que oye, hasta que llegamos a nuestras respectivas casas.

El primero en dejarse en su hogar, fue a Luccas, quien se despidió entre bostezos y besos. Después dejamos a Lynn, quien me da un sonoro beso en mi mejilla antes abrir la puerta del auto, también me hace prometer que la llamaré. El trayecto a mi casa lo hacemos en silencio, Akos se estaciona frente a la estructura donde vivo, y debo de esperar a que me abra. No estoy acostumbrada a que me hagan este tipo de servicios.

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