Capítulo 10 · Odiar

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Ese dia, Mikasa, esquivó la pregunta y al cabo de un rato se fue a su habitación, donde estuvo pensando por segunda vez si odiaba al capitán. En realidad contra más tiempo lo estuviera pensando, menos resistentes eran sus razones para hacerlo. Por no decir que no le quedaba ninguna. Entonces, ¿por qué razón se apartaba del él? ¿Por qué intentar esquivarlo? ¿No era su "mano derecha"?

Se metió en la bañera y siguió pensando sobre aquello. En realidad, ahora queria a una persona a la que le pudiese hablar. ¿Eren? No, no podía contarle todo lo del capitan. ¿Armin? Tampoco, no queria meterle, ni hablarle más del tema. ¿A quien?

Sí, ahora se encontraba frente a su puerta y con algo de vergüenza logro llamar en ella.
Al otro lado unos orbes azules le abrieron y la azabache ya no podía dar marcha atrás.

Se sentó en el sillón que ya tan acostumbrado tenía. Habia pasado tantas horas en esa habitación en silencio, que solo se escuchase como la pluma, sí, pluma, escribiera, que ahora se le hacia extraño estar allí para hablar de un tema personal.

Empezó con un "Hay una amiga...." y acabó con un "¿Qué puede hacer mi amiga?" entrelazándolo con un " que cree que odia a un chico pero sus sentimientos son confusos".

- Pues no es asunto mio pero ¿Puedo saber que chico es? - La azabache negó rotundamente con la cabeza. - Ackerman.... ¿Tengo cara de consejero amoroso? - Antes de que Mikasa hablara, se contestó a su propia pregunta con un - No. Entonces si no tienes nada más que decirme fuera de mi habitación.

El azabache hechó, prácticamente, a patadas, a la pelinegra.

"Pues bien que querías saber quien era enano." Eso es lo que se le pasó a Mikasa por la cabeza.

Si no la iba a ayudar, ¿para qué quería saber quien era? Ese enano irritaba mucho a la ojigris.

Se fue al comedor donde ya casi nadie se encontraba. Mikasa cogió su comida y se sentó al fondo del comedor. Unos minutos más tarde entraron Hanji y Erwin.

- Eso no es posible. - Hablaban de un tema que a Mikasa no le interesaba a sin que siguió comiendo hasta que Erwin nombró al capitán. - Es imposible que Levi..... - Pero este fue interrumpido por la castaña que miró hacia un lado y el rubio la imitó y se calló.

Tras terminar de comer, Mikasa se fue. Entró en su habitación y se tumbó un rato en la cama, ya que hoy no tenían entrenamiento. Después de varios minutos mirando a la nada, quedó en un profundo sueño.

Apareció en un precipicio, colgada de un precipicio. Se iba a caer, lo único que la mantenían agarrada era sus manos que se aferraban como podian a la nieve fría. La azabache empezó a sentir un dolor inmenso en sus dedos y es que estaba siendo pisada por unos zapatos los cuales si llevabas la mirada hasta arriba te encontrabas a Eren.

Sí, Eren, su querido hermano la estaba traicionando.

Poco después la figura de Eren se desvanece por otra. Esta tenía el pelo oscuro y los ojos azules. Este cogió sus brazos y los posó alrededor de su cuello, tiró suavemente de ella hacia arriba hasta posarla en tierra.
Se quedaron en ese abrazo varios minutos, varios minutos hermosos.
Mikasa sentía una sensación agradable, como si estuviese en casa. Podía oler el aroma que emenaba ese hombre, el calor de su cuerpo.... Parecía una escena irreal.

Más bien lo era.

La azabache se despertó de portazos en su puerta, y sintió como si unas lágrimas brotaran de sus ojos y se deslizaran suavemente sobre su mejilla.

Esta se levantó y abrió la puerta. Era él, la persona con la que había soñado. El capitán se sorprendió al ver a la azabache con los ojos irritados pero no le dió importancia.

- Mocosa, Erwin te llama. -Y se fue.

Tras él Mikasa que subía para él despacho del comandante.

- Mikasa.... Tengo una noticia para ti. Los hijos de los asesinos de tus padres se han entregado y se te reclama para ser un testigo. Es obligatorio que vayas pero puedes llevar a alguien si quieres.

- ¿Que los hijos se han entregado? ¿Por qué? ¿En que me incumbe? - Su voz sonaba ronca.

- Dicen que cumplirán por todos los pecados de sus padres, que los encienrren. Y como la hija de los últimos asesinatos de ellos, se te reclama como testigo.

Mikasa salió corriendo del despacho y bajó las escaleras y se encontró con la persona que en ese momento que menos deseaba ver. Levi Ackerman
Al verlo, sin querer, se le escapó una lágrima.

En ese momento los dos sabian que las palabras no valían de nada, solo los acciones.
Y así juntaron sus cuerpos en un abrazo.

Mikasa se negaba a corresponderlo, por eso tenia los brazos apretados en su pecho. El abrazo no duró más varios minutos que para ambos fueron eternos, ya que en ese momento solo existían ellos dos, se había parado el tiempo.

Levi la agarraba fuerte pero eso no la detuvo a chafarse de este y salir corriendo sin rumbo fijo.

Pocos kilómetros más corriendo se encontró con un lago en el que se reflejaba la luz de la luna.

Un grito ahogado salia de la garganta de la azabache y una lágrima de sus ojos.

Un paso

Dos

Cada vez más cerca

Adiós.

Mikasa se tiró con todo lo que llevaba al lago.

Un minuto

Dos

No subía

Se hundió.

-¡Mikasaaaaa! -Otro grito ahogado se escuchó en esa explanada.




































Levi se quita la camiseta y se tira tras ella. Consigue agarrarla y sacarla. Le pone su camiseta por encima y comienza a hacerle el boca a boca.
Mikasa escupe un poco de agua y abre los ojos, el azabache ya se queda más tranquilo.

Se ponen en camino hacia el castillo y llegan en unos quince minutos, ya que a mitad del camino, Levi, se cansó, cogió a Mikasa y empezó a correr todo lo rápido que pudo, para que esta no cogiera más frío.

Cuando llegaron, Mikasa, se duchó en la habitación del capitán y se puso una camisa suya, que curiosamente le quedaba un poco larga, ya que con los enano que era esperaba que le quedara más corta.
El capitán le da un edredón para que se tapara más y pone la calefacción. Después va hacia él comedor para preparar un té caliente.

Demientras que se lo bebe, y se sientan en el sofa, el capitán le hace unas preguntas.

- ¿En que estaba pensado?

- No me pregunte, porque no le puedo responder a algo que no sé.

Mikasa se tumba en las piernas del capitán. Levi se queda embobado mirándola mientras le acaricia el cabello. Cuando se queda dormida, el azabache lleva a Mikasa a su habitación y le deja el edredón.

"Así seria el rostro del demonio que aparecía en sus sueños"

Fin

Lo Tenias Que Hacer Tan Dificil | RivaMika [COMPLETA] حيث تعيش القصص. اكتشف الآن