Cap. 51

83.5K 3K 371
                                    

Y quiero reír pero también llorar, porque aún no me creo que a pesar de todo el daño que me ha causado siga amando a Justin y siga anhelando su tacto tanto como ahora.

Me retuerzo bajo su regazo solo para cumplir con el protocolo de una persona atacada, la realidad es que no quiero moverme, solo quiero sentir sus brazos sobre mí.

– Me alegra ver que estas mejor –susurra en mi oído– mucho mejor –ronronea pasando sus manos encima de mis muslos y tiemblo, deseando más de él.

– Por favor –trato de implorar.

– Sería muy tonto de mi parte bebé, lo sabes –se niega a soltarme– He cometido errores por confiar en que te conocía anteriormente, no lo volveré a hacer. No arriesgare nada que tenga que ver contigo de nuevo –recorre mi cuello con sus labios y me retuerzo debajo de él. 

Necesito ver su rostro excitado e impaciente como el mío, necesito tocarlo.

– Ahora se linda y coopera conmigo, si lo haces te prometo que esto terminara rápido –dice y de pronto me cuestiono si tratar de huir para que el proceso se alargue y pueda disfrutar más de su cercanía a mi cuerpo expuesto.

Siento como roza sus labios con los míos rápidamente y después se aleja, dejándome sedienta de él. Y lo siguiente que se es que me está cargando en su espalda y de pronto siento frío y se que ha abierto la ventana. 

– Si hubieras estado vestida sería más fácil sacarte de aquí –admite– No tendría que perder tiempo tratando de cubrirte con cualquier cosa para que los demás no vean lo que es mío y no estaría prácticamente obligado a hacerte el amor aquí mismo –gruñe y siento tela caer sobre mí, al parecer una sábana.

– Dulce hogar –dice Justin cuando llegamos a las afueras de un bosque. No hemos hablando en todo el camino pero igual ni me ha volteado a ver así que no tenía ser yo la que le hablara, después de todo él fue quién me secuestro y no al revés. 

– ¿Dónde estamos? –lo cuestiono cubriéndome lo más posible con la sábana. 

– A las afueras de un bosque –responde y me observa como si no fuera obvio, lo miro apacible– quítate eso –señala a la sábana– Te vez mejor sin ello –me guiña un ojo y se baja del auto dirigiéndose hacia mi puerta, me adelanto y salgo antes de que incluso llegue a abrir mi puerta. No es un caballero y lo sé, no necesita aparentarlo. 

– ¿Estarás en ese plan para siempre? –me pregunta irritado.

– Pues tú no desistes cuando te digo que me dejes en paz, no tengo porque hacerlo yo –me cruzo de brazos cuidando que la sábana no se caiga. 

– De acuerdo, sígueme –me indica y camina hacia una bonita y pequeña cabaña, voy detrás de él descalza. 

– Toma mis Supras –dice y comienza a quitárselos.

– No los usare –sentencio– así fueran los últimos zapatos del mundo y la tierra estuviera ardiendo.

– Como quieras –se encoje de hombros y sigue caminando.

Bastardo.

Sigo caminando detrás de él hasta que entramos y agradezco que el camino haya sido corto, de otra manera tendría que haberme tragado mi orgullo y pedirle los Supras, el sol quemaba mis pies y había muchas cosas puntiagudas en el suelo. 

La cabaña es muy acogedora, de fuera parecía ser vieja pero desde adentro todo es diferente, los muebles son nuevos y modernos. Tiene la temperatura adecuada y todo parece tan lujoso. 

– Necesitas un baño –declara Justin viéndome desde la cocina.

– No gracias, acaba de bañarme cuando me raptaste –escupo.

– Lo necesitas. No quiero ningún rastro de ese Dante en ti –dice y me congelo.

Trato de normalizar mi respiración. 

Hijo de puta. 

– ¿Disculpa? –me volteo hacia él y veo como se sirve agua en una vaso de cristal.

– Olvídalo –murmura y me quijada se tuerce. 

– No, no lo voy a olvidar. Repite lo que has dicho –maldito. 

Lo miro con odio pero él solo evita mi mirada.

– No quiero saber cómo fue estar con él, no quiero saber si es mejor que yo en la cama, si te sientes mejor con él. No quiero saber en qué momento te enamoraste de él –dice con la voz quebrada y de pronto todo el coraje que sentía se esfuma, aunque solo por un momento.

Quiero decirle que no estoy enamorada de Dante, reclamarle por pensar eso de mí. Golpearlo por ser tan estúpido y mentiroso, por ilusionarme y no dejar de herirme pero no puedo. 

Mierda, no puedo. 

– No quiero bañarme de nuevo –susurro solo para llevarle la contraria.

– Te lo imploro –dice viéndome con los ojos vidriosos y algo se rompe dentro de mí.

Asiento con la cabeza y llevo mi mirada hacia otra parte.

– Este es el baño –declara cuando termina de dirigirme por la cabaña hacia una puerta– Cuando termines puedes entrar a la habitación por la otra puerta y tomar la ropa que desees, es toda para ti –su cabeza esta gacha y mi mano desea tocarlo pero me resisto.

– De acuerdo.

– ¿Y, _____(tn)____? –pregunta antes de que cierre la puerta.

– ¿Si? 

– Todas las puertas están abiertas para cuando gustes retirarte, incluso yo te podría llevar a la ciudad –confiesa– pero por favor no te escapes. No me dejes solo de nuevo –me ruega con la mirada y sin decir nada más cierro la puerta dejándolo atrás. 

Al terminar de bañarme me dirijo con una bata hacia la habitación que me dijo Justin y me sorprendo aún más. Es enorme y hermosa. Y justo en la cama hay un vestido morado y corto con unos zapatos a juego. Sonrío, sé que Justin lo eligió pensando en mí y después dejo de hacerlo porque eso me confunde más. 

Me visto y comienzo a cepillarme el cabello una vez que está seco, tomándome todo el tiempo posible. No quiero huir, no lo quiero dejar solo y no es porque me lo haya pedido, es porque de verdad no quiero hacerlo. Deseo estar a su lado. 

Unas horas después el sol se ha metido y decido que es hora de salir y enfrentar la realidad. Salgo de la habitación y camino hacia la sala que está justo donde entramos y veo a Justin recostado en uno de los sillones, con los ojos cerrados y respirando pacíficamente. 

Se ha quedado dormido.

Y es hermoso.

Todo dentro de mí se siente más cálido.

Me acerco sigilosamente a él y levanto un poco su cabeza para sentarme y después recostarlo encima de mí, como si originalmente se hubiera quedado con la cabeza en mis piernas, usándolas como almohada. Él respira profundo pero no se despierta, y me pregunto ¿estuvo todo el día de ayer en vela frente a la casa de Lucía? Es lo más seguro. Aún tiene la ropa del concierto y obviamente está muy cansado, algo en mí sabe que estoy en lo cierto y entonces lo amo un poquito más, aunque sé que no debería hacerlo. 

Comienzo a acariciar sus ojos y así recorro lentamente su rostro con las yemas de mis dedos, grabando cada una de sus facciones en mí piel, robándome un poco de su calor, admirando una obra divina de Dios, respirando a compás con él. 

Me detengo en sus labios y recuerdo su sabor. Llevo mis dedos secretamente a mis labios y es como si le hubiera dado un beso, y trato de conservarlo. 

Sigo respirando junto con él, tratando de dejar de lado la tentación de recorrer todo su cuerpo con mis manos. No resisto por mucho tiempo más y le acaricio el cabello, tan suave y del color de una avellana. Es perfecto. 

Siento como se mueve y me quedo paralizada.

Cuando parece que ha retomado el sueño me remuevo algo incomoda tratando de alejarme de él pero entonces siento como toma mi mano y me detiene. Dejo de respirar.

– Quédate aquí conmigo –ruega.

Respiro hondo y cierro fuertemente los ojos.

Mierda.

Solo Soy Su Objeto Sexual♡ Justin Bieber ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora