»El alfa y su omega |Riren|

14. Competencia

Suspiró mientras se derrumbaba en el sofá, Eren cerró los ojos. No podía creer que Levi lo hubiera inscrito para competir en un concurso de sparring local en un gimnasio cercano. ¿No eran eso para las personas que pasan semanas y meses en entrenamiento? Y no para aficionados que se dejaban patear sus traseros, como él.

Después del incidente donde se encontró tendido en la cama de Levi y le dijo que descansara en su casa, en las últimas semanas el alfa se había preocupado demasiado por su bienestar. Habían retenido cualquier combate durante una semana completa, Levi citando que necesitaba sanar primero, pero cuando lo hicieron, Eren lo encontró mucho menos intenso y en ninguna parte como el Spartan.

Era como si el mundo entero hubiera hilado en sus ejes. Al principio, ni siquiera estaba seguro de estar todavía en el lugar correcto o simplemente estaba soñando con todo.

El ladrido militarista había sido reemplazado por vacilación. Como si Levi dudara. Pero ciertamente parecía ser así con la forma en que el alfa le preguntaba cada pocos minutos si estaba bien o si deseaba continuar. Afortunadamente ese hábito había desaparecido rápidamente; Eren no quería que le preguntaran cada cinco minutos si podía manejar una hora de combate, no era tan inútil. Tenía el impulso de golpear a Levi a veces por dar a entender que era débil; y si el hombre hubiera dicho algo por el estilo, probablemente lo hubiera hecho. En cambio, Eren se encontró en el extremo receptor de muchos preocupados, por lo menos parecía miradas preocupadas.

No terminó allí.

Al volver a casa, la mayoría de las veces, Levi le pedía que se desnudara, no de una manera sexual, era solo para asegurarse de que no había sufrido más lesiones y que las existentes se estaban curando. Inicialmente, le pareció un poco embarazoso mostrar el número de heridas que había obtenido, pero Levi no dijo una palabra, solo cubrió esos hematomas con la crema.

La cantidad de nuevos hematomas disminuyó con el tiempo a través de una combinación de ejercicios más fáciles para él y porque en realidad estaba empezando a ser capaz de defenderse contra esos ataques rápidos, tomando represalias con algunos de los suyos. Después de esa comprensión, de que Levi podía ser derrotado o al menos había mejorado, su motivación se disparó. Una vez, Eren tuvo que discutir para no detener una de las sesiones, ya que Levi pensó que estaba muy malherido, pero era demasiado terco como para ceder.

Ver los movimientos de Levi fue otra razón. Había algo animal y elegante en esas acciones, muchas de las cuales aún le resultaba difícil ver. La forma en que Levi se movía, fluía, y para sus ojos inexpertos era impresionante. El hombre podía aumentar o disminuir la cantidad de fuerza en esos golpes, lo que tenía, pero incluso entonces, había algo hipnótico, mortal, pero hipnótico, simplemente observaba esas extremidades y el cuerpo en coordinación sincronizada. A veces, el alfa era como una serpiente, justo ahí, esperando y golpeando antes de que sus ojos se dieran cuenta de que Levi se estaba moviendo. Otras veces, el hombre era una bestia de la naturaleza, embistiendo y destrozando todo a su paso.

Eren dudaba que alguna vez llegaría a ese nivel. Incluso después de cinco semanas adicionales o aproximadamente dos meses de entrenamiento total, no estaba cerca. Pasarían años antes de que incluso esperara a vencer al alfa, pero al menos ahora duró más de un minuto antes de que le patearan el trasero. Había algunos casos en los que había logrado que Levi soltara algunas palabras de elogio a regañadientes, como en la primera ocasión en que sus puños lograron conectarse con el hombre. Por supuesto, Eren había estado tan sorprendido por el éxito que inmediatamente se congeló con incredulidad y fue derrotado rápidamente. El alfa lo había reprendido por detenerse y no seguir justo después de eso.

También habían empezado a correr por las mañana todos los martes, jueves y durante los fines de semana. Levi lo había iniciado con cinco kilómetros durante su semana de descanso y eso había sido un infierno, y no podía mantenerse al día en absoluto. Pero ahora estaba corriendo el doble con relativa facilidad, aunque todavía estaba sin aliento. El hombre mayor, por supuesto, fue capaz de todo eso sin romper a sudar, aunque Levi insistió en tomar al menos una ducha de tres minutos después, sin importar qué tenia que  lavarse el sudor inexistente, le dijo antes de salir: