2. Obsesión.

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Por la mañana, Jihoon y Wonwoo fueron al restaurante, como siempre, sin embargo estaban inquietos. Sabían que los dos policías del día anterior seguían muy de cerca su rastro y pensaban la mejor manera de pedirle a Jeonhan que les dejara posponer el robo o bien, cambiaran de joyería. Sin embargo, ambos conocían a su padrastro y estaban casi seguros de que no aceptaría.

— ¿Entonces qué hacemos, hyung? – Preguntó el menor, mientras partían las papas y las cebollas que se necesitarían para preparar los guisados.

— No sé. Déjame pensarlo. – Respondió Wonwoo.

— No tenemos tiempo. El robo debe ser el próximo miércoles y estoy seguro que ese par de idiotas nos atrapará si robamos ahí. Además saben que trabajamos aquí. Vendrán por nosotros. – Le contestó Jihoon sintiéndose fatalista.

— Deja que lo piense, te digo. – Le contestó impaciente y luego se callaron pues Joshua entró.

Éste era un hombre muy guapo. Con un rostro clásico y una mirada tierna, aunque en realidad no era nada tierno, sin llegar a ser cruel.

Simplemente era directo. Le gustaba como trabajaban ese par de hermanitos, pero si sabía que eran ladrones los correría sin ningún remordimiento. Es más, los delataría con la policía.

Ellos lo sabían así que se cuidaban mucho de comportarse muy bien en ese lugar. No querían irse y además, estaba cerca de casa.

Nuevamente, cerca de las tres de la tarde, Seungcheol y Mingyu llegaron a comer al restaurante.

— Hyung, esto califica como acoso. – Mencionó Mingyu divertido al ver al otro buscando algo, mientras se sentaban.

— ¿Acoso? – Preguntó haciéndose el tonto.

— Acoso. Además es solo un niño. No te conocía este lado oscuro y pedófilo. – Bromeó, aunque en realidad pensaba que su hyung tenía demasiado interés en Jihoon.

— No lo estoy acosando. Simplemente me agrada. Es tierno, lindo y quiero ayudarlo. Le daré una buena propina y lo haré reír, ya verás. –

— Claro, con todo el dinero que le dejas, es obvio que se reirá... por lo tonto que eres. –

— Respétame. Soy tu hyung. Ahora cállate. – Le dijo, viendo cómo se acercaba Jihoon a ellos.

— Buenas tardes, caballeros. Aquí está el menú, ahora vuelvo. – Y se iba a alejar, cuando la mano del mayor lo detuvo por la muñeca. El menor lo miró intrigado.

— Espera. –

— ¿Qué se le ofrece, señor? – Preguntó soltándose del agarre.

— No necesitas traer el menú. Solo danos lo mismo de ayer y ya. No te molestes tanto. – Le sonrió, pero sus enormes ojos lo miraban sin desviarse un solo momento, apenando al chico que solo desvió su mirada.

— Está bien. Como quieran. – Y se giró para regresar poco después con el servicio y colocarlo en la mesa. Sentía la mirada del otro y evitaba mirarlo, sin embargo, lo hizo ponerse muy rojo, sobre todo de las orejas, donde se le notaba más.

Mingyu se rio con esto, levantándose para ir al lavabo. Cuando pasó por el área de bebidas, vio a Wonwoo que limpiaba con mucho cuidado la vajilla.

De pronto, el muchacho giró el rostro y observó al policía mirándolo y le sostuvo la mirada sin temor. Él no se intimidaba tan fácilmente y menos con un tonto policía con cara de niño.

— ¿Se le ofrece algo, caballero? – Le preguntó sin ninguna entonación en la voz.

— No, solo... - Pero se detuvo sin saber que responder. – Nada. Lo siento. – Y siguió su camino sin más.

Pinwheel.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz