— ¡Oye! —, Le grita Barry, sonriendo cuando ve el libro que pretende fingir leer: — ¿Qué tal está? No he tenido tiempo de leerlo todavía.

—Uh —, dice Hal, mirando las palabras y encogiéndose de hombros, — Está... ¿bien?

—Bien, ¿eh? —Barry repite mientras deshace su corbata de moño. Hay una sonrisa en sus labios que dice que sabe que Hal ni siquiera puede decirle cuál es la primera palabra, y mucho menos podría hacer una crítica.

—No lo sé, amigo —. Admite Hal, volteándose a arrojar el libro sobre la mesa de café frente a él. Oye a Barry reírse detrás de él y sonríe cuando lo mira de nuevo. Él observa, o trata al menos trata de seguir los movimientos del rubio, mientras Barry acelera en la cocina para guardar los alimentos. Tarda aproximadamente un segundo antes de terminar, y sentarse en el cojín junto a él. Hal se acomoda en su asiento y, casi automáticamente, le pasa el brazo por los hombros.

— ¿Cómo estuvo tu día? —, Pregunta Barry, acomodándose en medio de aquel abrazo.

Hal se encoge de hombros, —Un poco aburrido.

— ¿Todavía no encuentras algún lugar en Coast City, que te interese? —, Pregunta Barry a la ligera. Hal parpadea y la televisión se enciende, aunque Barry nunca pareció apartarse de su lado. Hal ya no presta atención a ese tipo de cosas. Lo atribuye al viaje interestelar: ve hasta la mierda más extraña de forma regular y está acostumbrado a que algunas veces, Barry se mueva mucho más rápido de lo que él puede percibir.

— No —, responde, sacando el control remoto de los cojines. Barry levanta una ceja hacia él.

— ¿Haz buscado? —, Pregunta.

— No.

Hal está ocupado desplazándose a través de los canales, pero sabe que está en el extremo receptor de la mirada azul. Siente que Barry se acerca más hacia él con un desplazamiento que pretende ser sutil, y retiene una sonrisa.

— ¿Qué haces todo el día? —, Pregunta Barry, casi con cariño. Hal se conforma con repetir un episodio de Los Simpsons antes de volverse a contestar.

"Paso la mayor parte del día masturbándome", dice, encogiéndose de hombros. Barry sonríe ampliamente y niega con la cabeza.

— No me sorprende —, dice, —pero aparte de eso.

Hal hace un gesto de fingir pensar en ello. Barry lo sonríe juguetonamente, y siente su corazón saltar inexorablemente en su pecho. Lo ha estado haciendo muchísimo últimamente, tal vez debería hacerse revisar por un cardiólogo.

— A veces veo televisión —. Finalmente responde, y no le sorprende recibir como respuesta un suspiro de exasperación.

— Wow —, dice Barry, antes de dejar caer la cabeza hacia atrás para descansar en el brazo de Hal. Estira su cuello hacia atrás, exponiendo la piel pálida de esa tierna zona. Hal no se resiste a recorrer con la mirada la línea de la manzana de Adán, hasta el cuello desabrochado de su camisa. Así que tampoco se resiste al impulso de inclinarse y colocar un beso suave justo debajo de la mandíbula de Barry.

Oye a Barry emitir un pequeño murmullo de aliento, y sigue el primer beso con un segundo y un tercero, arrastrándolos sobre la sensible piel debajo de la oreja de Barry.

Cuando retrocede, el velocista gira la cabeza para mirarlo con una sonrisa perezosa en su rostro, ojos medio cerrados y ligeramente nublados por las sensaciones. Hal se muerde el labio inferior, tirando suavemente de él antes de besarlo, profundo y con la boca abierta. Aquel beso continúa por solo un momento antes de que Hal retroceda, y Barry que no quiere parar lo sigue y suspira.

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