Pasión

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Su piel ardía por donde el azacabache tocara o besara, y tal como pensó a Japón no volvía puro y casto aunque ya no le interesaba para nada aquello, lo único que le interesaba ahora era seguir sintiendo las caricias del amor — que durante años — creyó que seria imposible.

Lo tocaba con tanta delicadeza como si fuera un jarrón chino, como si cualquier toque brusco lo llegase a lastimar, se sentía tan bien, se sonrojaba cuando el azacabache le sonreía, su corazón latía mas rápido que antes, sus manos — todo el — temblaba, se aferraba al cuello de Kyoya mientras este le besaba.

Hundía sus dedos en su cabello, lo masajeaba con delicadeza, la misma que Kyoya tenia cuando rozaba sus dedos con sus pezones, gimió con ese roce, sentía que todo le daba vueltas. Con solo una caricia el se hundía en ese mar de amor y pasión, el beso que había empezado como uno inocente — a su parecer — se había vuelto uno lascivo, un hilo transparente resbalaba de su boca cada vez que las bocas de ambos se separaban en busca de oxigeno para sus pulmones.

Sus manos temblorosas arañaban el colchón de cama, sus cuerpos se fundían con pasión y amor, cada embestida hacia que viera las estrellas, una capa de sudor cubría sus cuerpos, tal vez tendría las marcas de los dedos de Kyoya en su cadera.

No se contenía en cada gemido, su garganta ardía en cada gemido y grito que daba cuando el azacabache se hundía mas profundo en su ser.

— Ahhh ¡Kyoya! — grito mientras arqueaba su espalda al sentir como una corriente atravesaba su columna

Apretaba con desesperación las sabanas de la cama, sus piernas estaban sobre los hombros del azacabache mientras lo embestía, no sabia cuanto tiempo tenían en esa posición, pero no le importaba.

— Kyoya~ — gimió alzando sus brazos hacia el mientras que en sus ojos habían lágrimas

El azacabache entendió el mensaje y bajo las piernas del castaño para así poder abrazarlo y besarlo. Amaba esos dulces labios, tan suaves, todo de su amado conejito era delicioso y suave, jadeaba en cada estocada.

La luz de la luna le daba una erótica vista, tsuna mordía su labio inferior mientras sus mejillas ardían en color rojo, su mirada estaba opacada por la pasión teniendo pequeñas lágrimas, sonrió con arrogancia.

Solo el podía ver esa expresión

Solo el hacia gemir así al castaño

Solo el tenía el derecho de tocarlo

Sentía desfallecer, el movimiento de caderas, el sonido de un chapoteo, sentía que todo era un sueño, pero no era así, era la hermosa realidad la cual desde ese momento empezó amar.

Eran tan exquisito ver como su falo se introducía una y otra vez dentro del castaño, el como las paredes del interior de este lo apretaban con delicia.

Solo sintió como tsuna se colocaba sobre mientras subía y bajaba introduciendo su falo en su interior, la vista era mas hermosa.

La luz de la luna se filtraba por la ventana, las estrellas eran las únicas testigos de como dos cuerpos y almas se fundían en una sola, ya no importaba los años que estuvieron lejos, sus problemas diarios de sus vidas, los trabajos, los proyectos.

Lo único que les importaba era demostrarle al otro cuando se amaban, aunque tal vez tuvieran que separarse al terminar la noche, ellos siempre encontrarían la manera de volver a estar juntos.

Una noche inolvidable para ambos

En una vida mas el hilo rojo siempre los volvería a unir

En una noche Eterna

—❇—

Me la rife, jamás en toda mi vida había escrito algo tan dulce y poético

He aquí la combinación de chocolate, un día lluvioso y canciones de camila y pablo alboran.

Puro amor :v/

Una noche Eterna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora