III

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Canción: Nirvana - Where did you sleep last night 

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Canción: Nirvana - Where did you sleep last night 

Mientras caminaba por la calle, una parte de ella le gritaba: ¡No lo hagas! Y la otra rodaba los ojos y murmuraba: no tienes más opción. Seguramente estaba descansando y ella solo iba a molestar, pero respiró profundo y le dio a la tecla de llamar.

―¿Pasó algo? ―Atendió con tono agudo.

―No, no se ha acabado el mundo ―contestó.

―¿Segura? No suenas muy bien.

―¿Podemos vernos? No tengo donde dormir ―dijo con un deje de tristeza y vergüenza.

―¡Por supuesto! Ven a mi edificio, escucha bien la dirección.

Pasó un buen rato hasta que por fin dio con el lugar. Se paró en la entrada y miró el reloj, se sobresaltó, ya eran más de las doce de la noche. Marcó el intercomunicador y la chica le abrió enseguida, Jo subió en el ascensor y justo cuando iba a tocar la puerta una maraña de pelo naranja le abrió.

―Siento venir a esta hora. ―Se disculpó con Erin.

―Conmigo puedes tener la confianza suficiente para venir a la hora que quieras ―afirmó con cara radiante.

La invitó a pasar, la llevó hasta el mueble de la sala y la instó a sentarse.

―Vivo sola, nadie nos va a interrumpir. Vamos, dime qué sucede.

―No tenía idea de a dónde ir, me fui de mi casa hace una semana y no quiero volver.

―Por eso estabas buscando empleo ―dedujo―, ¿y cómo puedo ayudarte? ―Jo agachó la cabeza―. Esto es una emergencia, te puedes quedar aquí. Pero, por favor, si puedo ayudarte en algo más solo dime.

―Me da vergüenza, Erin.

―Si no me dices no lo adivino, tonta. ―Jo sonrió a medias―, buscaré dos cafés y tendrás que contarme, ¿de acuerdo? ―Asintió como respuesta.

Durante un rato no se movió del mueble, sentía mucha pena, ella prácticamente era una extraña e igual la pelirroja la había recibido con una sonrisa sincera.

―Erin... no te hubieses molestado ―consiguió decir cuando agarró la taza―. Buscaré la forma de agradecerte por todo lo que haces por mí.

―Jo, no me cuesta nada. Eso hacen las amigas, ¿no? ―Extendió la mano y le acarició el brazo con cariño.

―Gracias, la verdad es que no tengo muchas.

―¿De verdad? Pues yo tampoco. ―Erin le dio un sorbo a su café y la miró―. Tenía una mejor amiga, Sandra, con ella compartía este apartamento. Planeamos hacer una fiesta aquí con Chad, mi último novio, teníamos tres años juntos y nunca vi indicios de que se gustaran. En fin... la fiesta terminó en una pesadilla cuando los descubrí juntos en mi habitación. Desde entonces no suelo hacer muchas amistades.

Asunto Pendiente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora