Me recuesto cada noche hablando con mi alma,
me contengo de llorar aunque nadie esté viéndome,
Me prometo una vez más, no pensar en ti.
Difícil promesa, cuán terrible ha sido sostenerte.
Forzado alejo tu reflejo de mi vista
Imagen que atormentas, imagen que callas,
tu canto silencioso me acaricia cada noche.
Me acaricia con dolor, un inmenso dolor.
Mi sufrir no te interesa, pero un día recordarás,
recordarás mi boca, desearás hablar conmigo,
recordarás mis pasos y mi compañía,
mi amigable risa y sinceros abrazos, y entonces,
anhelarás nunca haberme dejado.
YOU ARE READING
Laberinto de poemas
PoetryEscribir es un respiro, creo lo que deseo sin mirar alrededor, ni esperar una fortuna, ¿acaso es un engaño nada más? quién sabe... y si así fuera, ¡Oh por Dios! ¡Que buen engaño! -David Montiel