No lo imaginó.

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Abrió los ojos debido a los rayos de sol que se colaron por su ventana, era un nuevo día y debía comenzarlo con la mejor actitud...

O al menos así debía ser, ella sabía que nada cambiaría el día de mierda que tendría.

Se levantó de su cama, se miro al espejo y sintió pena al ver si reflejo, solo podía ver una chica débil y llorona en el, trato de arreglar inútilmente su cabello el cual era corto casi como el de un hombre y salió de su habitación para ir a desayunar junto a su padre o al menos esos eran los planes de aquella pequeña chica.

-Oh Scootaloo. Lo siento pero debo irme desde temprano, no regresare hasta mañana por la noche.-le informó su padre mientras terminaba su taza de café.- No hagas ninguna locura mientras no estoy. -dijo y salió de la casa sin despedirse de ella adecuadamente.

Ella sabía que no importaba como iniciará su día, este sería una mierda y no se había equivocado.

Apretó sus puños y sintió un enorme vacío en su pecho, esto no era nuevo para ella, luego del divorcio de sus padres ella tuvo que valerse por si misma ya que su madre la dejo a cargo de su padre, un hombre de negocios, alcohólico, mujeriego y violento.

El ambiente en el cual se desarrolló la pequeña Scootaloo no fue el mejor, crecer con miedo de que un día su padre la matara no era sano, los golpes que recibió tras las borracheras del señor solo empeoraban su desarrollo, al igual que las innumerables disculpas y obsequios que recibía para compensar sus errores.

Miro a su alrededor y sintió un gran frío en aquella casa, no importaba cuanto tiempo haya pasado, jamás se terminaría de acostumbrar a aquella soledad que la rodeaba.

Camino nuevamente a su habitación, se colocó ropa nueva, tomó su patineta y se dirigió hacia la salida.

Patinar siempre la calmaba, la hacia sentir menos la soledad que sentía por dentro.

No tardo mucho en llegar al lugar donde siempre se reunía con sus amigas aunque en esta ocasión se encontraba sola.

-Mierda.... -dijo mientras lanzaba lejos su patineta, que más daba tenia otras 5 iguales. -estúpido padre, estúpida secretaría con la que se revuelca, estúpida escuela, maldito mundo de mierda con sus leyes de mierda y su gente de mierda. -Se encontraba molesta.

Era comprensible pues aún era una adolescente, 17 años no significaba que estaba entrando en madurez o que estaba lista para tomar más responsabilidades... No sólo significaba que su vida se acortaba cada vez más.

La joven sintió la primera lágrima resbalar por su mejilla, sabía que era el lugar menos indicado para quebrarse pero no quedaba tiempo de buscar un lugar en donde nadie la viera.

Oculto su rostro bajo sus manos y cayó de rodillas al suelo. Su llanto era débil pero constante, se sentía como una verdadera idiota por esperar algo en su vida, o de su padre.

Odiaba su vida.

-Estas bien? - una voz desconocida interrumpió su llanto haciéndola voltear.

A lado de ella se encontraba joven de su misma edad, tal vez, su cabello era rizado y su vestimenta era una falda blanca y una blusa rosa. Muy diferente a sus gustos.

-Lárgate. -contestó Scootaloo con brusquedad, aunque los ojos llorosos y la nariz roja no ayudaban para intimidar a alguien.

-No seas así. No te ves bien, solo quiero ayudar. -contestó la chica con una sonrisa amable mientras extendía su mano. -vamos levántate, el suelo esta sucio.

-Dije que te larges, no necesito que me ayudes, no quiero estar con nadie.. -Era mentira, no importaba si no conocía a la chica, ella no quería estar sola,  en realidad odiaba estar sola pues siempre estaba sola por que su padre trabajaba.

One-shot2 |yuri Mlp|Where stories live. Discover now