"¿Y qué si el pequeño crecería mejor con una madre omega y un padre alfa? Estos dos individuos, llevan dándose tanto apoyo moral como pueden desde el primer momento, demostrándose todo el amor que se tienen aún en un ambiente tan muerto como un tribunal. ¡Que Jodida mierda!" Parte del público se rió al escuchar al juez decir eso. "¿Alguien me puede decir un hogar más cargado de amor que junto a esta joven pareja? Mientras lo que veo entre el señor Seung y su omega es solo el deseo egoísta suyo de hacerle daño al omega que lo superó y rechazó, anhelando quitarle a su hijo para hacerle daño." Nadie respondió. "¡A la mierda la maldita pirámide! Demostremos que lo que importa es esto... Esto." Y nos señaló a ambos con sus dos manos, con un gesto tan vivo que me imaginé a otro hombre hurtando el lugar del juez anterior. Él parecía alguien nuevo, diferente, cargado de energía y deseo por hacer lo correcto. "Darle un hogar lleno de amor a la futura generación. Esto importa, no si eres alfa, beta, omega o lo que sea, al final todo eso es basura que se pierde con los años."

"¡Tiene que estar bromeando!" Seung se levantó, golpeando sus palmas contra la mesa, gruñéndola al alfa en el estrado. "¡Tiene que ser una puta broma! ¿Ahora todo se basa en el amor? ¿En igualdad? ¿Usted cree que los omega son lo mismo que los alfa? ¡Está loco! Aquí lo único que se merece Yoongi es unos golpes para darse cuenta de quien manda ¡Soy su alfa!"

"No." El juez respondió, restándole importancia a la rabieta del alfa. "Así que, para culminar con esto y poder volver al hogar lleno de amor en el que vivo, donde mi omega es la dueña de todo y yo solo soy su humilde y fiel esclavo, nada más me resta decir, que si algún día ella es golpeada por un alfa y traída ante mi tribunal, no voy a defender al alfa por ser un estúpido que golpeó a quien amo. Creo que la gente tiene que empezar a replantearse el valor moral de cada persona." Él sonrió orgulloso y alzando su mazo, tomó el aire suficiente. "Le cedo la completa tenencia del menor, Min Kwang, a su padre, omega, Min Yoongi, porque sé que no habrá un mejor lugar donde ese pequeño pueda estar más que con su a su familia, en su hogar. He dicho, este caso está cerrado."

El golpe del mazo contra la madera fue lo que hizo falta para que Yoongi se lance a mis brazos y sus besos llenen mi rostro. Emocionado, me levanté y lo senté sobre la mesa, acomodándome entre sus piernas. Sus manos se colocaron en mis mejillas y las mías en su cintura.

"¡Lo hicimos! ¡Lo hicimos, Jimin! ¡Lo hicimos!" Repetía una y otra vez, contagiándome de felicidad y compartiéndole la mía, escuchando después los pasitos acelerados de Kwang, lanzándose sobre mi pierna, aferrándose a la tela de mi pantalón.

"¡Beshos! ¡Beshos!" Repitió una y otra vez hasta que lo cargué y Yoongi lo acurrucó en sus brazos. "¡Papá! ¡Jimiiiin!" Nos llamó a ambos, y lo abrazamos tan fuerte como nuestros brazos nos lo permitieron, porque no iba a dejar que él se aleje de nuevo, nunca más.

Solo entonces pude confirmar que sí, el mundo quizás estaba cambiando.

+

"¿Te gusta como se ve el cuadro ahí?"

"Sí."

"¿Y si mejor lo pongo en la pared del frente de la entrada?"

"Me parece perfecto."

"¿Qué tal si te lo meto por el culo?"

"Sería increíble, amor."

"¡Jimin!"

Oí su regaño y entonces me centré en su rostro. Su ceño fruncido se hizo presente mientras se bajaba con cuidado de la pequeña banca en donde se había subido para acomodar el cuadro. Yoongi y yo llevábamos ya tres meses juntos después del juicio y dos meses con veintiocho días viviendo en nuestra nueva casa, la cual se encontraba en una parte de Seúl completamente opuesta al lugar donde Yoongi vivía anteriormente. Lejos de P-Alfa y de cualquier mal recuerdo, se podría decir que los nuevos aires nos estaban sentando de maravilla.

The perfect omegaWhere stories live. Discover now