Capítulo 17 (Parte 2)

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No podía dejar de pensar en lo virgen o inexperto que me sentía en ese instante, no por la estrechez de mis paredes ya que me lubricaba lo suficiente como para que sus dedos entren en mi húmedo espacio y rocen sin dolor, solo muchísimo calor mientras iba abriéndose paso en mí. Quería tanto juntar mis piernas, me sentía avergonzado y eso me excitaba de igual forma, el estar tan expuesto ante su mirada hambrienta y caliente o esa forma tan sexual como no dejaba de admirar cada detalle de mi cuerpo; me sentía tan frágil como nunca antes y tan entregado a él que dejaría que jugara conmigo o hiciera lo que quisiera sin necesidad de que me lo pidiera dos veces.

"Jimin." Arquee mi espalda cuando sacó sus dedos y luego los volvió a hundir, él estaba más que hipnotizado en el movimiento cada vez más rápido, mientras sus palabras continuaba retumbando en mi mente. La sensualidad con la que me llamó por mi nombre, con la que me dijo bebé, él ya lo había hecho antes, muchas veces de hecho, pero nada, nada se comparaba con su forma actual de decirlo, con esa carga enorme de deseo. "Jimin... Otro, quiero otro, por favor... Otro." Mis caderas intentaron mover mi cuerpo hacía abajo, deseando más de sus dedos o de una vez sentirlo a él, pero sabía que mi final estaba tan cerca que, de alguna manera, me reconfortaba no tenerlo dentro o terminaríamos demasiado rápido con algo que yo deseaba fuera eterno.

"¿Así, bebé?" 

"Mierda, sí." Me obedeció e introdujo un cuarto dedo, empujándolos una y otra vez dentro, sacándolos y metiéndolos mientras usaba su otra mano para apoyarse en la cama. Sus labios rozaban constantemente los míos, no podía abrir los ojos, aunque deseara verlo, era imposible para mí no apretar mis párpados ante ese mar de sensaciones. "Jiminnie... Di-Dios no puedo." Me sentía tan impotente, entre todos los gemidos y jadeos que soltaba, sabía que no aguantaría. "Voy a..."

No me dejó terminar de hablar, empujó su lengua entre mis labios y devoró mi boca como antes; lamió y succionó para luego follarme con su lengua, tal cual sus dedos estaban encargándose de hacer lo mismo con mi entrada. Para este punto, quizás la mano entera de Jimin estaba mojada por mi culpa, entreabrí los ojos para verlo morder su labio inferior apenas liberó mi boca y luego me miró fijamente.

"Córrete, Yoongi. Ahora." Jadeó sobre mis labios. 

No hizo falta nada más, sus dedos se empujaron una vez más y llegué, solté un profundo grito mientras me deshacía en un orgasmo que me hizo temblar por completo, dejando que las gotas de semen mojaran mi pecho y mi abdomen.

Continuó penetrándome incluso mientras los espasmos terminaban de consumirme. Esperó a que recuperara el aliento y entonces se alejó de mi entrada. Lo vi acariciar la yema de sus dedos con su pulgar antes de llevar los mismos dedos mojados hacía sus labios y degustar mi sabor. Tres segundos de eso o menos y ya estaba tan excitado como antes.

"Sabes delicioso, bebé." Me sonrió, sus ojos cada vez más oscuros, eliminando por completo el ligero marrón anterior cuando llevó sus dedos a mis labios. Abrí mi boca e introdujo dos, gemí apenas sentí el peculiar sabor. "Sabes demasiado bien." Repitió.

Jimin se alejó para quitarse la última molesta prenda que quedaba y gruñó lleno de alivio cuando su pene saltó fuera del material, estaba duro e hinchado, brillaba en la punta a causa de su líquido pre seminal. Separé mis piernas de nuevo, dándole el espacio suficiente en medio de estas y lo volví a escuchar gruñir en el segundo en que su glande se presionó contra mi entrada. Gemí y me tensé, hasta que su mano acarició mis cabellos, alejando algunos mechones de cabellos rebeldes de mis ojos, rozando después su boca con la mía.

"Yoongi." 

Un sonido parecido a un gruñido más escapó de su boca cuando empujó su miembro, invadiéndome y llenándome por completo mientras los largos e irregulares gemidos no dejaban de escapar desde el fondo de mi garganta. Me llenó por completo, Dios, su miembro encajaba tan bien, se amoldaba a mis paredes como si ese fuera su lugar, creado exclusivamente para él.

The perfect omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora