CAPITULO 47: ¿Amor o venganza?

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—Por favor.

Yo los miraba a ambos, algo aburrido, y es que escuchar la conversación de Roy con Haley no era para nada interesante, así que sin pensarlo dos veces me acerqué hacia ella.

—Voy a ir a ver qué tal los Gay. Tú no te acerques más a Aaron, te lo advierto —le apunté.

Haley solo asintió, pero con eso me bastaba. Primero necesitaba saber qué diablos quería este con Haley, ya que por supuesto debía saber que eran hermanastros. E iba a averiguar qué diablos sucedía. Lo peor era que aún no podía procesar que Richard Grey fuera el padre de Haley... ni tampoco tenía el coraje para decírselo a Haley. No era capaz.

(Haley)

—¿Cómo está mi madre? —le pregunté cuando nos habíamos sentado en la mesa para desayunar.

—Bien, lo más probable es que despierte cerca de la hora de almuerzo, nada de qué preocuparse.

Asentí mientras le daba un sorbo a mi taza de café. Me quedé mirando a Roy. Sus ojos eran claros, iguales a los míos. ¿Podía ser posible? Saqué la idea de mi mente, si él hubiera sido mi padre nunca nos hubiera abandonado.

—Gracias por todo. Ya sabes, ayudarnos a mi madre y a mí, no tienes por qué.

—Claro que lo tengo, recuerda que te prometí que iba a ayudarte con tu madre, y eso he hecho estas semanas —no pude evitar que los ojos se me pusieran brillosos, realmente Roy estaba comportándose como el padre que necesitaba esta familia—. Va a recuperarse, ya verás —este colocó su mano encima de la mía y le dio un leve apretón, y yo también lo hice, sonriéndole.

—Eso espero.

(Tyler )

Llegué a casa de los Gay más rápido de lo que imaginé. Me puse a buscar al maldito hijo de puta de Richard Grey, pero no lo encontraba. Al ver pasar a su mujer por la casa me quedé con ella, que estaba hablando con una de las mujeres del servicio.

—Dígame la verdad. ¿Aaron a qué hora llegó anoche?

—No llegó.

Su rostro se frunció y una mueca de confusión se colocó en él.

—¿Cómo?

—Que no durmió aquí, señora Grey, lo vi entrando a casa hace unas cuantas horas.

—¿Y dónde está ahora mismo? —dijo alterada.

—En su habitación, no ha salido desde que llegó.

No dijo nada más y se encaminó hacia el segundo piso a paso rápido. Al llegar a la puerta de Aaron la golpeó bastante fuerte.

—¡Ábreme la puerta ahora mismo! —le gritó su madre.

De inmediato Aaron la abrió, recién despierto, mientras miraba a su madre sin entender qué diablos sucedía.

—¿Qué ocurre?

—Tú vas a explicarme qué diablos ocurre. ¿Es que te has vuelto loco? —su madre lo miraba furiosa, y de inmediato lo tomó del rostro, observando sus ojos, su boca y su cara en general, que estaba bastante mal por los golpes de Mark—. ¿Dónde fuiste ayer por la noche? Y por el amor de dios, Aaron, dime la verdad —esta lo soltó, llevándose una mano a la frente.

Al parecer Aaron se había quedado sin palabras, ya que se quedó mudo, frunciendo el ceño.

—¿No deberías estar desayunando con tus amigas?

«Intentando evadir el tema... buen intento», me burlé internamente.

—Hoy quería desayunar contigo, así que cancelé. Pero ese no es el tema, ahora mismo me explicas qué sucede.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora