CAPITULO 47: ¿Amor o venganza?

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—¿Qué más sabes, Tyler? —le pregunté aún en el suelo—. Mejor dímelo todo ahora.

Este carraspeó para agacharse junto a mí, a lo que levanté la vista, encontrándomelo a pocos centímetros.

—Tu abuelo trabajaba para Richard Grey. Lo más probable es que quisiera hundirlo, y Gay no iba a dejarlo —este hizo una mueca, a lo que yo lo miré, confundida.

—Pero era periodista —afirmé negando con la cabeza, y Tyler se encogió de hombros. Eso era lo que había oído—. ¿Y April qué tiene que ver exactamente, además de ser la hija del jefe del departamento de policías?

—Ya sabes, no puede dejar de lado su deber cívico y quiere desenmascararlo antes de las elecciones. No va a dejar a un asesino y narcotraficante como alcalde de la ciudad.

Asentí, tenía razón. April Granger no iba a permitirlo. Y eso me reconfortaba.

—¿Nada más?

Tyler se quedó pensándolo y finalmente negó.

—Bien, porque realmente no creo poder aguantar algo más —me enderecé con cuidado y me encaminé hacia la cocina.

Necesitaba comer algo.

—¿Ya estás bien ahora? —me preguntó Tyler, a lo que yo asentí—. Bien —este cambió su sonrisa a una mueca enfurecida—, ¡porque vas a explicarme en este instante qué mierda hacías con Aaron Grey! ¿Es que te volviste loca?

Abrí los ojos y parpadeé para saber si era real. Tyler estaba fuera de sus cabales. Y no entendía cómo se había enterado. Pensé en mentirle, decirle que no era cierto. Pero ya lo había hecho al no contarle sobre mi salida con Aaron.

—Lo siento, solo quería ayudarte, encontrar más pistas, algo con que culpar a su padre.

Este se pasó una mano por el rostro, intentando calmarse.

—Es peligroso, Haley, ya mató a tu abuelo. ¿Qué impide que no termines igual?

Era cierto, Tyler tenía razón. Si Richard Grey llegaba a enterarse de que ahora la nieta estaba detrás de él mi destino no iba a ser diferente al de mi abuelo.

—No lo pensé de esa manera.

—Pues comienza a hacerlo, no vas a acercarte más a él, Haley. ¿Me escuchaste bien? —me crucé de brazos, sin responder.

Nos sumimos en un silencio. Tyler me observaba, y yo, en cambio, no lo hacía. No quería prometerle algo que quizás no iba a ser capaz de cumplir. Para mi sorpresa, Tyler rompió el silencio.

—Necesito a Haley Dickens.

Fruncí el ceño.

—Estoy al frente de ti, Tyler.

Negó de inmediato, soltando una carcajada quebrada.

—Lo que tengo al frente es solo un espejo de mí mismo antes de morir.

Silencio. No podía estar hablando en serio.

(Tyler )

Había sonado duro con Haley, pero era la verdad. Ahora iba a decirme algo, pero justo la puerta de la habitación de Anna se abrió, y salió Roy medio dormido.

—Buenos días —dijo caminando hacia la cocina y preparándose algo para desayunar.

Haley le respondió con la voz apagada, evitando mirarme, como hacía usualmente.

—¿Te preparo tostadas, Roy?

—Si tú lo dices... —le respondió con una sonrisa—. ¿Café?

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora