Prólogo

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—Y pues sé que ya a pasado más de un año desde las pérdidas de mis amigos, no tiene ni la menor idea de lo que se siente ir al colegio, escuchar de susurro sus nombres pasando por mis oídos, pero nunca, nunca sentir su presencia eso me ha causado muchas pesadillas

—Me puede decir ¿cuál fue la causa de la muerte de sus amigos?

—¡Una maldita!

—¿Cómo?

—Lo siento, lo siento solo es que me frustra que después de lo que hizo Bárbara solo la hayan encerrado, la quisiera hacer sufrir, quiero... Tener su sangre en mis manos

—De acuerdo, se acabó el tiempo ¿la veo la próxima semana?

—No lo creo doctora Elizabeth, en unos días me iré a vivir con mi padre en Bogotá, Colombia —fue lo último que dije antes de cerrar la puerta del consultorio.

Desde que todos y cada amigo mío murió no me he sentido tan feliz y mi madre notó eso así que decidió mandarme a un psicólogo, prácticamente le pagan a alguien para que finja interesarse en lo que digo.

Ya no podía continuar mi vida aquí, sentía que en cualquier momento me encontraría con Bárbara y me mataría. Hablé con mi padre y lo convencí de ir con él a Bogotá.












—¿Y cuánto tiempo te tendrán aquí? —preguntó.

—Me declararon culpable por homicidio múltiple ¿tú que piensas? —dije sarcástica.

—Tranquila hermana juro que te vengaré por lo que te hizo esa perra.

—Pues si lo vas a hacer me informaron que se va a Colombia.

—¿Qué parte de Colombia?

—Bogotá.

—Estaré ahí antes que ella y planearé todo, lo haré a tu manera —declaró con una enorme sonrisa plasmada.

—O sea.

—Si, la quiero hacer sufrir un poco antes de su muerte.

—En ese caso, ten —mencioné dándole un papel con el número de Ana.

—No te preocupes, te traeré su sangre, hermana.










Todo se encontraba absolutamente oscuro, solo se podía ver niebla, mucha niebla espesa.

Entre la niebla se escuchaban pasos, lentos y tenebrosos.

—Ana —dijo mi nombre una voz seca, la cual no podía identificar si era hombre o mujer.

—¿Quién diablos eres? —pregunté cayendo al suelo.

—Ana ¡El juego continúa! —exclamó apuntándome con un arma.

Fue en ese momento cuando desperté empapada en mi propio sudor.

—«Tranquila Ana, vuelve a dormir en unas horas estarás de camino a Colombia» —decía una voz en mi cabeza a la cual hice caso.


—AXL  [S. S.]

Diablo En Línea II © [S.S.]Where stories live. Discover now