💜✨Malos desde la cuna

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— HABÍA UNA VEZ VII — 

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— HABÍA UNA VEZ VII — 


El baile y las risas me estaban ahogando, mi único consuelo en este momento eran las fresas que venían con un acompañamiento de chocolate.

— nunca había gozado tanto una fiesta —Jay parecía cansado de tanto bailar, reía ahora, parecía feliz.

— ¿Tan rápido te borran la memoria? —cuestione con una ceja alzada.

— ¿a qué te refieres? —se apoyó a la estatua que se encontraba tras de nosotros y frunció levemente su ceño.

— Jay, despierta, nosotros somos villanos y lo único que ellos quieren es hacerles saber a los demás que los malos podemos cambiar en un dos por tres, y ¿ellos? Demostraran que son superiores, demostraran que los buenos todo lo pueden... —

— Bien... Meido, lo que dices no tiene sentido, somos malos... —

— desde la cuna —complete con certeza.

— pero, a veces es bueno ser como el... Como el Yin y el Yang, dos en uno — guiño levemente su ojo y tomo un dulce— piénsalo —y sin más se fue.

¡¿Me estaba diciendo que ellos debían gobernar sobre nosotros?!

Sin antes estaba eufórica ahora estaba loca, mis pasos fueron precisos y mi mirada era fría, solo quería acabar con esto y demostrarle a mi madre lo bien que me veía de mala.

Tomé mi bolso y decidida camine afuera de mi habitación, esta fiesta sería interesante.

Según Mal, las escaleras de emergencia dirigían hacia arriba y hacia abajo, no me pregunten porque hacía arriba tal vez vendría un artefacto volador o que se yo.

Pero por un momento, por un instante, pare de caminar y gire lentamente mi cabeza, me martilleaba la idea de que Dizzy me odiara, cuando ella nunca lo hizo, solo por el simple hecho de que dañe su máquina de coser.

Cerradura fuerte no es más con este hechizo la puerta abrirá

Sentí el crujir de la puerta y solo gire la perilla, mis tacones resonaron dentro de este lugar desordenado y con la mirada busque la máquina de coser, fue entonces cuando la vi, busque en mi libro algo que me ayudará con esta máquina, algo que hiciera remediar un daño.

Y lo encontré.

Retazos de tela, sueños destruidos, lo que era volverá a ser

Respire hondo y recite el hechizo, y como sucedió con el sombrero de Andy, la máquina de coser también lo hizo, se realizó a como era antes, hasta las más pequeñas fichas estaban en su lugar.

Cerré la puerta con seguro asegurándo que nadie supiese que yo había entrado a esa habitación y camine lejos de ella, guarde en mi bolso el libro dirigiendo mi mirada solo un momento a el interior de mi bolso, pero fue entonces cuando una voz me asustó.

— ¿Meido? —por un instante maldecía al escuchar a ese Rey de cuarta— ¿Meido qué haces aquí adentro la fiesta es allá afuera? —sonreía con la esperanza de que yo le ¿imité?

— sí, solo que no me acostumbro a estar donde hay mucha gente —

— pero hay un espacio enorme, no hay mucha gente —

— necesito tomar aire, Ben —

Por un instante me miró y su risa apareció— entonces ¿estás tratando de decirme que acá adentro hace más aire que el exterior? —sonaba más convincente cuando yo lo decía que cuando él lo decía, bufé y me crucé de brazos.

— ¿a donde llevas la bolsa? —retrocedí instintivamente y disimule.

— esto... Sabes, es que soy muy ¿cuidadosa? —no sonaba ni siquiera creíble cualquiera que me viera en esto pensaría que no estoy cuerda, además el Rey Ben ponía mis nervios de punta— ¡SI! Muy cuidadosa con mis cosas — finalice con una sonrisa nerviosa y con mis manos sosteniendo mi bolso.

— pero los cuartos tienen mucha seguridad —

— ¡Ben! Basta — cerré mis ojos ya harta de sus excusas y de mis idioteces— solo no quiero dejarlo en mi cuarto —

— bien... Como usted desee, si me disculpas hay algo que debo resolver, algo que requiere mi atención, dile a Mal que volveré enseguida —asentí cuando empezó a caminar por donde yo había pasado antes.

Pero algo dentro de mí me movía a seguirle, quería saber a dónde iría, tal vez tendría algo que ver con la varita del Hada Madrina.

Una vez deje de sentir los pasos de Ben detrás mío, gire a buscarlo, exactamente quería ver a dónde iría y porque iba con tanta seguridad.

Entonces vi la salida, y vi cómo Ben se iba en un auto lujoso, gruñí al saber que no podría seguirle.

En mi lista estaba hacer un par de cosa antes como... Buscar el espejo de Reina, según ella Evie lo tenía, pero, a esta alturas Evie ya tuvo que haber hecho trampa con ese espejo y se lo debieron haber quitado. El libro de encantamiento de Maléfica también debe estar en el mismo lugar que el del espejo.

Con suerte los encuentro.

Debía conseguir información... Fue entonces cuando una oportunidad se asomó. Un silbido provino a mi derecha y con una sonrisa pude divisar a un nerd.

— ¡hey! Hola ¿que tal? —salude de manera educada con tal de caerle bien a este tipo.

— ¿hola? — parecía algo extrañado con mi presencia.

— soy Meido —sonreí forzosamente, estirando mi brazo.

— ¡oh! Hermana de Mal, soy Doug, soy el novio de Evie —estiró su brazo y apretó nuestro agarre sacudiendo nuestras manos fuertemente.

Este debe ser idiota, pero yo aún más, si Evie lo tenía enamorado ya no se podía hacer nada.

— ¿como te ha parecido la fiesta de bienvenida? —

Dude en decir la respuesta, a decir verdad jamás me gustaron las fiestas.

— ha estado genial, pero, digamos que no soy el tipo de persona fiestera — negué repetidas veces con mi cabeza.

— bueno, parece que el legado de Maléfica son medio amargados —

— ¿Quien es tu padre? —mi interés se debía a que tal vez este tipo supiera algo de el espejo de Evie, tal vez me guiaría a el.

— Tontín —sonrió orgulloso.

Siempre pensé que los enanos no serían capaces de seguir reproduciéndose, pero, creo que ellos no tienen intención de parar de reproducirse.

— wao, eso, es genial —sonreí forzada y chasquee la lengua.

— oye, de casualidad, no se, tal vez, ¿conoces el paradero de el espejo de Evie..? —odiaba ser directa, pero, ¡vamos! Es hijo del enano más tonto, no creo que sea tan inteligente.

—¿por qué quieres saber eso? —trague fuerte y reí sin ganas, tenía la costumbre de que cuando algo no iba bien rascar mí nuca.

— pues, Reina, es decir, la madre de Evie me ha pedido que vea si el espejo está bien, sabes que es un recuerdo muy lindo y bueno no quiere que no le pase nada, entiendes —frunció su ceño y proceso toda la información en su memoria.

— ¡Oh! Entonces dile que no se preocupe, Evie ha dado su espejo a el museo y Mal su libro de encantamientos —

¡Bingo! Sabía que era más tonto que su padre, de tal palo tal astilla.

Descendientes: Unidas Otra Vez  [En Edición]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang