Cuando no los conocía.

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Cada noche, a la misma hora, con el mismo uniforme, la misma corbata, los mismos zapatos, la misma fragancia, la misma sonrisa, la misma alegría.

Tal vez fue ese día, cuando el frío te quemaba la piel y la gente parecía no querer salir de su casa,  cuando una gran chamarra debe cubrir nuestra piel, cuando las mejillas se ponían rojas por la ventisca, tal vez fue ese día, cuando les conocí.

No estoy segura como fue, no recuerdo la fecha, y puede ser que me equivoque de situación, pero nadie me quita la sensación bonita del pecho, recuerdo, como una memoria borrosa de esas que parecen tener muchos años, la primera vez que los vi, con una sensación de sorpresa, mi mente hace de ese momento uno muy tierno, pero mi memoria, vuelve a ese lugar, cuando las mejillas se te ponen rojas por el frío, y una gran chamara debe cubrir tu piel, regresó a donde tímidamente se hablaban bajo una gran bufanda, y parecían no querer mirarse mucho a los ojos, porque tal vez el sonrojo acusador, no causado por el frío, los hacía detenerse.

No estoy segura de cómo fue, pero recuerdo la fecha, un miércoles, uno de esos cuando regó las flores a las seis, cuando los chicos de preparatoria salían de clases tarde, el sol ya no parecía molestar con sus rayos fuertes, y su presencia se mostraba, como naciendo del sol que moría en la calle baja, mirándose fugazmente a los ojos, "Tal vez ya lo superaron" decía mi mente, pero entonces el moreno, de porte caballeroso y amable, parecía que aún no miraba con permanecía, mientras el otro le sonreía siempre que chocaban miradas.

¿Quién tendrá la valentía de mirar?

Estoy segura de cómo fue y recuerdo la fecha, era de noche y el moreno salia de esa casa colorida, sonrojado hasta las orejas, mientras el castaño de labios bonitos corría hacía él y gritaba "No le tomes importancia, que son unos tontos", el moreno volteaba, se detenía y le miraba, "Quédate a cenar hoy en casa, ¿no quieres dormir hoy aquí?, podemos terminar la tarea, podemos jugar juntos, pero por favor no te vayas" tal vez no notaban mi presencia, la paleta de fresa me acompañaba y las pequeñas gotas que quedaban en las flores  refrescaban mi espalda.

Estoy segura de todo, fue ese día, cuando vi  por primera vez molesto al castaño, cuando mi gato salio de casa y no volvía, cuando la paleta de fresa no me duró mucho, cuando olvide regar las flores, fue ese día cuando el castaño me miro a los ojos y del otro lado de mi corazón, del otro lado de mi vida, ninguno de los dos estaba feliz, ninguno de los dos estábamos contentos, ¿que habría perdido el castaño?, tal vez también a su gato, tal vez su paleta de fresa, tal vez olvido algo, tal vez como yo.

No estoy segura como fue, no recuerdo la fecha, y puede ser que me equivoque de situación, pero nadie me quita la sensación bonita del pecho, recuerdo, como una memoria borrosa de esas que parecen tener muchos años, recuerdo que caminaban tomados de la mano.

No estoy segura de como fue, pero recuerdo la fecha, cuando salían de clases y yo regaba las plantas, fue un miércoles, uno de esos cuando regó las flores a las seis, cuando los chicos de preparatoria salían de clases tarde, cuando el sol ya no parecía molestar con sus rayos fuertes, ellos aparecían, como naciendo del sol que moría en la calle baja, aparecieron con helados de pareja, fue ese día, cuando se miraban a los ojos con tanta firmeza que parecían devorarse, que parecían decirse muchas cosas, y por primera vez en mucho tiempo, quise estar en medio de dos personas, para poder ver lo que sus intensas miradas me decían, compartían su valentía.  

Estoy segura de como fue y recuerdo la fecha, era de noche y el moreno salia de esa casa colorida, sonrojado hasta las orejas, mientras el castaño de labios bonitos corría hacía él, mientras gritaba "Olvidaste tu chaqueta", el moreno volteaba y corría hacia el castaño, le decía algo al oído y el otro se sonrojaba y le daba un beso en la mejilla, la paleta de fresa ya se había acabado, las gotas de agua ya se habían secado, y yo no podía dejar de mirarlos.

Estoy segura de todo, fue ese día, cuando vi por primera vez llorar al castaño de alegría, fue ese día, cuando mi gato salio de casa y volvió con muchos gatitos, el dia que mi papá trajo una nueva bolsa de paletas de fresa, las flores ya estaban regadas, fue ese día  el castaño me miro a los ojos y del otro lado de mi corazón, del otro lado de mi vida,  los dos estábamos felices, los dos estábamos contentos, ¿que habría ganado el castaño?, tal vez también a su gatitos, tal vez paletas de fresa, tal vez las manos entrelazadas, las bonitas flores y los bonitos anillos eran muestra de su ganancia. 

Cada noche, a la misma hora, con el mismo uniforme, la misma corbata, los mismos zapatos, la misma fragancia, la misma sonrisa, la misma alegría, recuerdo haber sido testigo de una de sus historia casi divertida.


Una historia casi divertida.

LettoYess.

una historia casi divertida [namjin] osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora