"Hola Papá" Zosan.

"Es niña"

Nuevamente y después de 2 días de regaños de la pelinaranja, Sanji fue a ver a Zoro.

Jugaba con sus manos mirando al suelo o lo que podía por que su abultado vientre le impedía ver mucho, de pronto tomó de su bolsillo un cigarro de dulce para llevarlo a su boca y moverlo con sus labios ansioso, aspiraba el inexistente tabaco que extrañaba pero se consolaba al decirse a si mismo que sería temporal y algún día disfrutaría de aquel vicio suyo.

No se dio cuenta pero Zoro ya estaba sentado del otro lado de la casilla desviando la mirada ligeramente sonrojado.
Con la mano temblorosa agarro aquel teléfono.
A pesar de que ambos tenían lo teléfonos listos solo podían oír las pesadas respiraciones del otro, había incertidumbre en la línea.

-hola sanji- Zoro por fin hablo y rompió aquel fastidioso ambiente.

-cariño ¿cómo haz estado? ¿qué tal la comida? ¿te haz metido el problemas?- soltó sin más.

Y el moreno se rió ya que estaba aliviado, el rubio cuando se preocupada hablaba mucho o preguntaba mucho.

-idiota ¿de qué te ríes?-

-de nada pero estoy feliz de que estés aquí...puedo ver tu vientre?-

Sanji trago saliva y con lentitud se levanto de su asiento dejando ver el avance de su embarazo.

Zoro en cambio se tapó la boca con los ojos llenos de brillo, parecía un hermoso sueño y orgulloso levantó su mano pegándola al vidrio provocando que por inercia Sanji hiciera lo mismo.

-no importa el cristal que nos separa puedo sentir la calidez de tu mano- comentó.

-es niña-

-¿qué?-

-vas hacer Papá de una niña zoro-

Una niña, Zoro siempre deseo una niña, la entrenaría en el arte de la espada, le enseñaría a defenderse, la haría la niña mas fuerte ya que cuando el era apenas un infante tenía una hermana al cual era discriminada por ser mujer impidiendo su entrenamiento, en aquella comunidad la mujer era vista como algo débil pero el no lo veía así, la chica tan triste por la diaria molestia que sufría por los habitantes por tacharla como loca al siempre decir que sería mas fuerte que su padre y heredaría el dogo familiar se aisló del mundo deprimiéndose cada día más hasta que un día un accidente le arrebato la vida, y en la tumba de su hermana antes de partir de su pueblo prometió tener una hija y tratarla por igual, entrenarla por igual que a un hombre sin ventaja alguna por que así sola se podría defender del mundo y nunca dependería de ningún hombre.

Zoro por milésima vez sonrió aquel día. Todo parecía perfecto...o casi todo.

-oe cocinero- su mirada mostró un poco de dolor. -¿será bueno que ella crezca viendo a su padre en estas grises paredes?-

-y...yo no lo se, no se nada aun por eso quiero que tu decidas si quieres que nuestra hija venga a verte-

-tampoco lo se, esperemos su nacimiento para decidirlo-

Algo doloroso si, ¿necesario? Si.
...

Robin se recargo en la orilla de la gris pared llamando -espadachín-san espadachín-san-

-que fastidiosa, ¿qué haces en "mi habitación"?-

-fu fu pensé que te interesaría saber sobre el parto del cocinero-san-

El moreno se pego a las rejas de inmediato.

-por los pagos no hay problema, esta bien de salud pero hay algo que quiero decirte-

-¿qué cosa?-

-se a reportado un rebelde comportamiento tuyo haciendo que te pongan mas días de sentencia, te agregaron 4 meses mas por tu pelea, tendrás que ser un niño bueno si quieres estar en el parto-

-espera ¿puedo asistir al parto?-

-claro pero solo si en estos últimos meses te portas bien puedo conseguir un permiso-

-lo haré!! Me comportare-

-eso espero, Sanji vendrá otro día a presentarte al doctor a cargo de la operación-