Capítulo 38

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Bueno.... vamos con la segunda parte del especial :D

No sé cuantos capítulos actualice hoy, pero espero como mínimo subir 3 ^^ Gracias a todos por leer y que... venga el capítulo :D

***

Me desperté y encontré a Peeta dormido a mi lado con una de sus manos sobre mi abdomen. Se había quedado dormido acariciando mi—casi inexistente—pancita de embarazada. Le sonreí aunque sabía que él no podía verlo. Sería un gran papá, estaba segura de eso. Ojala pudiera pensar lo mismo de mí.

Me levanté de la cama y caminé a la cocina. Quería prepararle el desayuno.

Siguiendo todo eso de las frutas y el bienestar del bebé, decidí picar un poco de fruta y la organicé para que se viera muy bonita. Tal vez no sería la experta decorando tortas como Peeta, pero podía hacer un buen trabajo, o al menos decente. En realidad, me gustaba como se veía.

Subí a la habitación con la fruta en una bandeja. Cuando entré me encontré con que Peeta aún estaba dormido. Me senté a su lado en la cama y lo miré dormir. Después de uno 30 o 40 minutos de esperar a que abriera sus lindos ojos azules, despertó. Me miró a su lado y me regaló una gran sonrisa con sus lindos dientes blancos. No pude evitar devolvérsela y besar sus labios, en realidad, más que un beso era un pequeño rose de labios.

-Buenos días—dije.

-Hola—bostezó—. ¿Por qué estás despierta tan temprano?

-Quise prepararte el desayuno.

-¿El desayuno?

-He preparado fruto con eso de cuidar el bebé. Pero si yo tendré que comer fruta todos los días, tú también.

-Oh. Bien, quiero ver.

Tomé de la mesa de noche la bandeja ya la puse sobre mis piernas. Seguía viéndose delicioso pero esperaba que no le hubiera pasado nada mientras esperábamos a que el guapo hombre a mi lado se despertara.

-Se ve delicioso.

Sonreí.

-Pruébalo entonces.

Empezamos a comer como cuando éramos novios. Él me daba la comida y yo a él. Me gustaban esos momentos en los que me sentía tan cerca con Peeta. Me seguía sintiendo como la chica enamorada que había compartido tantos momentos hermosos con el guapo hombre que estaba a mi lado. Podía decir que la vida era perfecta solo estando con él.

Estábamos en la cocina lavando los platos del desayuno. Reíamos mientras lavábamos y en realidad lo estaba pasando muy bien. Quién diría que lavar los platos sería tan divertido cuando estás con la persona que amas. Aunque en este momento, para mí, Peeta era la persona que hacía que mi corazón latiera. No veía mi vida sin él. En ese momento, en medio de risas y carcajadas, entró Haymitch con Hannah.

-¿Se puede?—dijo Haymitch con un tono algo festivo.

-En la cocina—grité.

Haymitch y Hannah cruzaron el arco de la cocina y me encontraron con los brazos de Peeta rodeando mi cintura desde la espalda.

-Pero qué tenemos aquí—dijo Hannah alegre y sosteniendo a Patrick en sus brazos.

Peeta y yo reímos.

-Parece que han mejorado—dijo Haymitch.

-Eso parece—dijo Peeta besando mi cabeza—. Y ahora… ¿cómo está mi ahijado?

Peeta se acercó a Patrick y lo tomó en sus brazos. Empezó a caminar hacía la cocina jugando con el bebé y Hannah salió detrás de él. Haymitch y yo reímos.

La chica en llamas & El chico del pan ©Where stories live. Discover now