Capítulo 13

5.9K 143 7
                                    

Cuando vuelvo a abrir los ojos ya ha cambiado el día. Estaba tan agotada que he pasado de largo lo que faltaba de la tarde y toda la noche. Me levanto y aunque he dormido muchas horas aun siento ese peso que sentí anoche cuando le dije a Peeta que nos tomáramos un tiempo. En ese momento me acuerdo de él y bajo las escaleras, camino al salón y ahí está, tumbado sobre el sofá envuelto en la manta que había dejado ahí hace dos noches. Me siento mal de verlo dormir en el sofá, pero ya que he decidido que nos tomemos un tiempo no pienso dejar que duerma conmigo en mi cama, así que subo nuevamente las escaleras camino al cuarto que era de mi madre. Lo hemos convertido en el cuarto del desorden, todo lo que no tiene sitio en la casa lo ponemos aquí, pero decido organizarlo para que Peeta pueda dormir durante las noches que vienen.

Empiezo colocándole nuevas sabanas a la cama, limpiando los muebles del polvo que han acumulado y guardando de manera ordenada las cosas en el armario. Han pasado unas tres horas cuando Peeta toca la puerta aunque está abierta.

-¿Qué haces?-pregunta él.

-Eh… no quiero que sigas durmiendo en el sofá pero tampoco conmigo, así que te preparo un cuarto.

Su cara se pone seria de inmediato. Supongo que le ha dolido que le diga que no quiero que duerma conmigo pero me dolería más tenerlo en la cama cada noche y saber que no somos nada.

-Entiendo. Entonces yo… iré preparando el desayuno-dice él después de un silencio.

-De acuerdo-digo yo y él se marcha.

Sigo ordenando el cuarto y dejando un espacio en el armario para su ropa. Voy hasta mi cuarto y empiezo a sacar la ropa y a meterla en el armario del suyo. Cuando termino no queda del todo mal, se ve bastante organizado y listo para que él se instale. Como mi trabajo ya está listo bajo las escaleras y entro en la cocina. Está sentado en la mesa con dos desayunos esperándome para comer.

-Gracias-digo yo.

-No hay de que-me responde él y empieza a comer.

Nos quedamos los dos en casa pero no hablamos en todo el día. Yo preparo el almuerzo pero no hablamos y menos durante la cena. Después de comer me despido y me dirijo a mi cuarto. Veo un poco de televisión y después me duermo.

Así pasan algunos días, pero los dos salimos de vez en cuando. Peeta va a la panadería pero según tengo entendido por la gente del quemador Delly no ha vuelto a ir mientras Peeta está. “¿cómo ahora no tiene novia ya no le interesa o qué?” me pregunto pero dejo el tema de lado, no quiero ni pensar en esa mujer, es la causante de mi mayor desdicha.

Una tarde después de almorzar estamos los dos sentados viendo la televisión en el salón cuando tocan a la puerta.

-¿Quieres que vaya yo?-dice Peeta.

-No. Yo atiendo-le respondo. Peeta asiente y sigue viendo la televisión.

Camino a la puerta y al abrir en ella está Hannah. Últimamente hemos hablado mucho, de Haymitch, de Peeta, le he contado todo lo que ha pasado y me ha dicho que lo lamenta, dice que nosotros nacimos para estar juntos y que espera que las cosas se solucionen. Yo también espero que las cosas se solucionen pero me pregunto si será verdad eso de que nacimos para estar juntos.

-Hola, Katniss-dice Hannah tan pronto abro la puerta.

-Hola, Hannah. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres pasar?-le ofrezco.

-No. Quería invitarte a comprar algo de ropa en la nueva tienda que hay en la ciudad. Una mujer del Capitolio ha traído mucha ropa y ha montado una nueva tienda aquí en el 12. ¿Quieres ir?

Aunque nunca estas cosas han sido de mi agrado, acepto. Es más cómodo que quedarme con Peeta viendo a la televisión sin siquiera mirarnos. Subo a mi cuarto, tomo una cartera de cuero que me trajo Haymitch cuando volvió del Capitolio, la lleno con algo de dinero y salgo con Hannah.

La chica en llamas & El chico del pan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora