Capitulo 2: Ten paciencia

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-¿Ocurre algo señor? -Andrew observo a su patrón, mirar al sol y de nuevo al bosque.


-Nada -el respondió molesto. ¿Por qué se demoraba tanto Sthorth y su sobrina. Quizás ella estuviera allí ya, en el bosque y si él no iba...


-Ahí llegan -Andrew hablo observando el carruaje.


Alexander frunció el ceño, ¿no venían con guardias?.


El carruaje paro ante ellos y el cochero bajo para abrir la portezuela, Gilbert bajo los escalones, acomodando su chaqueta, su ceño se frunció, observando las botas de él y alzo la vista, mirando cada detalle de su vestimenta. Pareció gratamente sorprendido al verle vestido como su titulo le exigía.


-Alexander -extendió la mano hacia él.


-Conde Sthorth -estiro el brazo, incomodo ante la tensa tela de la chaqueta envolviendo su brazo, estrecho su mano -Me sorprende ver que no trae a su guardia.


-Es un trayecto corto, además-el miro hacia el interior del carruaje -Prefiero que nadie sepa a donde escolte a mi sobrina.


-Si así lo quieres -el asintió, dando un paso atrás -Nadie de estas tierras dirá nada al respecto.


-Gracias-se giro, sujetando la puerta y extendió la mano en el aire -Querida.


Una delicada mano apareció del interior del carruaje, se poso en la de Sthorth y poco a poco el brazo fue saliendo a la luz, hasta que la tela roja de lo que parecía ser una capa, impidió la visión de mas piel. Pero por algún extraño motivo, Alexander no podía dejar de mirar aquella muñeca, movió la cabeza, forzándose a apartar la mirada y entonces miro al rostro a la mujer que salía del carruaje. O por lo menos, miro a su cabeza, ya que la capa envolvía su rostro, dejando solo ver algunos rizos de su cabello que caían hacia delante. Entorno los ojos, tratando de ver más, en la oscuridad que le procuraba la tela y como si ella fuera consciente de eso, bajo el rostro, impidiéndolo.


-Alexander Algart Conde de Winxton -sosteniendo la mano de su sobrina, que estaba parada a su lado, Gilbert le miro -Le presento a mi sobrina, Eara Sthorth


-Señorita Sthorth -se inclino ante ella y cuando se incorporo frunció el ceño, esperaba que ella retirara la capa, pero no, no hizo ningún gesto -Espero que su estancia en mis tierras sea agradable, procurare que así sea.


-Gracias, Conde -fue una respuesta escueta y en un tono de voz demasiado bajo, para gusto de Alexander, que hizo una leve mueca con los labios.


-Si me permite, le presentare a mi ama de llaves -giro el rostro hacia atrás -Miltred, acérquese -la mujer obedeció parándose junto a él -Ella es Miltred, la atenderá en todo lo que necesite.


-Señorita -Miltred se inclino ante ella -Sera un placer atenderla -Eara inclino la cabeza, pero no dijo nada.

El CondeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora