Explicación

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- Yo... yo soy la madre de Henry. Y sí, mi hijo está armado – dice la mujer y todos hablan a la vez

- ¡Silencio! – grita el gerente – dejen que explique lo que está pasando

- ¿Señora Smith? – pregunta una chica - soy Katya

- ¿Katya? Por Dios, ya entiendo. Por tu culpa está pasando todo esto

Las personas abren paso para que las dos mujeres estén frente a frente. Todos están callados, a excepción de los bebés que aún siguen llorando. Mientras esperan una respuesta, dos empleados resguardan las puertas de la sala para que Henry no pueda entrar.

- Henry era novio de esta muchachita. Ambos fueron de excursión a un país selvático y ahí fue donde mi bebé contrajo un extraño virus que le daña el sistema digestivo. De vez en cuando, él vomita sus alimentos y sangre; es por eso que toma una medicina que hace que no propague su enfermedad, pero si alguien toca su vómito, se puede contagiar. Ésta mujer no quiso apoyar a mi hijo en su etapa más difícil y lo engañó con su mejor amigo.

- Mejor me voy de aquí – dice un muchacho en voz baja, pero la señora Smith lo escucha

- ¡Carlos! ¡Tú también eres culpable! Malditos sean. Henry quiere vengarse de ustedes y ahora todos estamos en peligro

- ¿Alguien de aquí tocó los fluidos? – pregunta el gerente

La gente se pone nerviosa de nuevo pero, aparentemente, nadie tuvo contacto con el desastre que provocó el hombre despechado. La señora Smith llora descontroladamente temiendo por la vida de su hijo. En un arrebato de rabia, ella le da una cachetada a Katya y le jala el cabello. Ambas gritan y lloran, unos tratan de separarlas y otros sollozan de miedo. Tres mujeres mayores, incluida Loretta, y un hombre, se sienten mal por todo el escándalo. Mara calla a todos para poder pensar en un plan.

- Dejen sus problemas a un lado, ahora necesitamos salir de aquí y llegar a la enfermería para que mi madre y estas personas puedan calmar sus nervios

- No tenemos pastillas controladas aquí, se necesita un doctor que las recete y nosotros no tenemos el permiso de proveerlas – dice el gerente

- Yo tengo, pero están en la pañalera de Matías – dice Loretta – nuestra sala es la 19, estamos cerca

- Que alguien vaya mientras nos quedamos aquí esperando – comenta una de las mujeres que se siente mal

- Yo iré, pero necesito que me acompañe alguien. No pienso ir sola y que ese hombre me contagie, o peor, que me mate – dice Mara

- Te acompaño, creo que solo yo puedo enfrentarme a mi hijo si la situación la requiere. – dice la señora Smith – Pero tienen que ir estos dos malnacidos, por ellos estamos así

- Por cierto, ¿cómo supo Henry que estaríamos aquí? – pregunta confundido Carlos

- Uhm... - comienza a hablar tímidamente Katya y su cara se torna roja, su corazón late con fuerza – puede que yo... haya publicado en Facebook que veríamos una película en este cine, a esta hora

La señora Smith vuelve a atacar a Katya. Enfadados, algunos hombres las vuelven a separar.

- Que un hombre fuerte vaya con nosotros, no podré separarlas si se llegan a golpear de nuevo – dice Mara

- Yo voy, no le temo a nada – responde un chico de 21 años

- Si hay algún incidente, nos veremos en enfermería – le dice el gerente a Mara

Los cinco salen de la sala 17 y se dirigen a la 19. El lugar es un laberinto, así que se equivocan dos veces de pasillo. Algunas partes están llenas de sangre pero se pueden evadir. La señora Smith comenta que ella tiraba las bolsas de vómito y sangre de su hijo pero desde un mes atrás, él mismo se encargaba de llevarlas al depósito de basura, aunque lo más probable era que Henry las almacenara en su auto para poder llevar a cabo este plan.

Llegan a la sala 19 y Mara recoge la pañalera de su sobrino. Vuelven a la sala 17, esta vez sin problemas, pero al abrir la puerta principal, se escuchan balazos provenientes de la puerta de emergencia. Las personas gritan y salen corriendo hacía la enfermería. Henry no puede entrar, necesita hacer más agujeros, pero lastima a dos hombres. Todo es un desastre de nuevo.

Logran llegar a la enfermería pero están muy apretados. Loretta toma sus medicinas y les ofrece a los otros que se sentían mal. Matías y el otro bebé toman leche y se tranquilizan. Los heridos de bala son atendidos por una empleada. Hay mucha tensión en el ambiente, pero por lo menos ya falta menos para que aparezca la policía.

Una señora se levanta y le reclama al gerente

- Oiga usted, ¿cómo es posible que no se haya dado cuenta de que este lunático traía un arma y toda esa porquería? Es culpa suya y de la madre porque no se preocupan por los demás. Nos vamos a morir, y quienes sobrevivan estarán infectados. Todos son unos imbéciles, ¡idiota!

- Señora, cálmese en este instante. El susodicho no sabe dónde nos encontramos y con sus gritos nos encontrará

- Claro que nos encontrará, como en la otra sala

- No, es distinto, ahí avisamos en el megáfono donde estaríamos, pero ahorita no tiene ni idea de nuestra ubicación. Así que le pido de la manera más atenta que se calle

Pasan unos minutos y todo está tranquilo, la policía no tarda en llegar. La gente trata de llamar a sus seres queridos pero en esa parte del cine no alcanza la señal.

De pronto, se escuchan unos pasos pesados acercándose y la piel de todos se eriza.

- Holaaaaa, ¿hay alguien ahí? – Henry dice 

El hombre enfermoWhere stories live. Discover now