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Un par de jovenes, no más de 25 años caminaban tranquilamente por un parque de diversiones.

¿Por qué? Simplemente porque su semana fue una mierda. Entre el trabajo y terminar sus estudios, exámenes finales, levantarse temprano, no verse en todo el día...Como dije, una mierda.

En semanas tan exhaustas al final el más afectado siempre era Hoseok, ya que generalmente era quien más se frustraba, pero esta vez fue distinto.

Yoongi, el chico bajito de pelo azul- bueno, ya no tan azul, porque el tinte ya se estaba quitando.- fue quien más sufrió con esa tonta semana. No ver a su sol hasta la noche y sólo verlo cuando el otro ya estaba dormido o lo esperaba con una cara de cansancio atroz, pero aún así con una sonrisa y una rica sopa para que se acostara con el estomago lleno. Fue terrible. No tener a su renovador y cargador de energías positivas, fue como un mundo triste.

Así que para desestresarse fueron juntos a un grandioso parque de diversiones. Palomitas de maiz, algodones de azúcar, hamburguesas, granizados, entre otras cosas eran algunos de las cosas que se dispusieron a comer después de subir a un par de juegos.

Cuando ya habían pasado un par de horas en el lugar, Hoseok comenzó a sentir el peso en todo su cuerpo. Tomado de la mano de su novio y con la otra mano sosteniendo un lindo osito de peluche, obviamente de Kumamon- cortesía de su novio, pero eso se contará en otro momento- comenzó a caminar más lento. Yoongi sintiendo el paso de Hoseok aminorar se detuvo para ver que sucedía.

-Tómame.- con un puchero y parpadeando rápidamente intentaba convencer a su novio. Su aegyo. Su mayor arma.

-Hobi, ¿cuándo te volviste tan pervertido? Yo no te hice así.- decía con una mueca de fingido dolor en su rostro, mientras que ponía una mano sobre su pecho.- ¿Por qué?-alzó la voz.

-Yoongi, baja la voz.- Hoseok detuvo su aegyo porque todos a su alrededor los miraban con miradas curiosas y eso lo ponía nervioso, sabía lo idiota que podía ser su novio.

-¿Por qué mi Hobi es un adicto al sexo sadomasoquista?-gritó y a Hoseok casi se le salen esos pequeños ojos de sus cuencas.

La gente los miraba y murmuraba cosas. Hoseok estaba de un lindo color rojo, así como el color de su cabello, pero no tan oscuro. Sino uno más vivido e intenso. Yoongi sonrió.

-¿Vamos, bebé?

Hoseok se había adelantado un par de pasos, escapando de la multitud que había llegado por el griterío de Yoongi.

-No me vuelvas a hablar en tu vida, Min Yoongi.

Dicho eso salió del parque de diversiones, dispuesto a caminar hacia la parada del autobus.

Yoongi rio y tomó su mano para luego pegar sus torsos y besarse, con lentitud y cariño. Finalizado el beso, ambos se relajaron, pero siguieron en la misma posición.

-Tómame, oppa.- Hoseok sonrió inocentemente, saboreo cada letra.

-Estás jugando sucio.- fruncio el ceño.

Sabía que no podría levantar a Hobi, no por el tiempo que Hoseok quería, pero no lo podía decepcionar.

Bajo la estúpida apuesta hacia sí mismo lo intentó levantar. Lo logró. Si. Durante dieciséis segundos, porque luego sus piernas cedieron y cayó con todo el peso de Hoseok en su menudo cuerpo. No es que Hobi pesara, pero dolía.

Hoseok se levantó sacudiendo su cuerpo y carcajeandose.

-Eres un debilucho.-sonrió ofreciendole una mano para que se levantara. 

Yoongi la aceptó de mala gana. Sacudió la tierra que tenía en su ropa y miró a Hoseok quien tenía una expresión divertida.

-¿Qué miras?- preguntó arisco.

-Súbete.-se colocó de espalda esperando sentir el peso de su novio. Cualquiera pensaría que Yoongi no se habría accedido a la petición, pero es Hoseok.

Se subió rápidamente y Hoseok caminó, casi sin sentir el peso de su novio.

Yoongi iba feliz, porque a pesar de no tener tanta fuerza o altura como Hoseok, y a pesar de ser más grande en edad. Sabía que su Hobi siempre lo mimaria.

En instantes como esos, compartiendo risas y palabras de burlas, ambos se preguntaban qué habían hecho para merecer el amor del otro. Debió ser algo demasiado bueno, porque lo que tenían era maravilloso.

Yoonseok Days.Where stories live. Discover now