Capitulo 6- ¡Qué chico inoportuno!

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Rápidamente nuestros cuerpos se despegaron. Los dos nos miramos con vergüenza. ¿Qué estábamos a punto de hacer? Recién nos conocíamos.

Me miró tiernamente, se disculpó pidiéndome permiso para que lo dejara pasar así podía ir a ver quién era el inoportuno que tocaba la puerta.

-¿Marcos? ¿Qué haces acá? – Le preguntó al que se encontraba del otro lado de la puerta.

-¿Es joda Guillermo? ¿Vos viste que día es hoy?

-Mierda, me había olvidado por completo.

-¿Cómo te vas a olvidar del partido que llevábamos esperando hace tiempo? Algo te está pasando. Te veo distinto. No sé qué ocultas, pero esa mirada te delata. Déjame pasar.

Guillermo intentaba distraerlo, le cambiaba de tema pero fue imposible detener a Marcos.

-¿Quién es ella? Hola, soy Marcos, y tu ¿eres? – me preguntó mientras que me miraba de arriba hacia abajo.

- Mercedes Gallardo.

-Guillermo, no sabía que ahora te divertía más jugar con niñas, que en vez de ver un partido con tu mejor amigo- lo dijo burlándose de mí.

-¿Perdón? ¿Me estas tratando de nenita? Tengo 16 años y por lo que veo parezco mas madura que vos.

Guillermo largó una risa al escucharme y rápidamente comentó – Cierto.

-Hey ¿Guillermo de qué lado estas? ¿De esta mocosa o de tu mejor amigo?

- No seas pelotudo, mira las cosas que dices. Tienes que admitirlo, a veces puedes ser inmaduro.

- Déjate de joder,  y ayúdame a bajar las cervezas del auto, no pienso perderme el partido por esa nenita.

- Guille, me parece que me tengo que ir. Te dejo tranquilo para que veas el partido con este inmaduro. – Le dije a Guillermo mientras le dirigía a Marcos una mirada asesina.

- No, quédate. Quedé en ayudarte con el piano. Que él mire el partido, mientras tocamos un poco.

- Guillermo déjate de pavadas, me prometiste ver el partido conmigo, después la ayudas.

- Lo admito, por primera vez, que él tiene razón. Yo te espero hasta que el partido termine y después me ayudas. Es lo más justo. –Le respondí  no muy alegre, ya que odiaba que ese chico maleducado tenga la razón y que me haya robado a Guillermo.

-¿Segura? – Me preguntó cariñosamente. No podía decirle que no a esos ojos tan hermosos.

-Segura. Ve a ayudar a Marcos que te está esperando afuera a que lo ayudes a bajar las bebidas del auto.

Guillermo me dirigió una tierna mirada y rápidamente se dio media vuelta en busca de las cervezas. ¿Ahora qué hago? Que pereza esperar que termine un partido. Me fui a recorrer la casa. No sabía qué hacer.

Mientras tanto, Guillermo y Marcos se encontraban afuera, abriendo la caja del auto en busca de las cervezas.

-¿Por qué necesitas que te ayude a traer las cervezas? ¿Compraste muchas? Solo vamos a estar nosotros dos, no vienen los otros. Preferían ver el partido en el bar.

-No Guillermo. Quería preguntarte si estás bien.

- Y sí ¿por qué iba a estar mal?

- Mal no. No sé, estás distinto. Me impresionó cómo la veías.

-¿A quién, a Mechi?

-Si a ella. No voy a mentir, está buena. Pero por cómo la miras, no sé, veo algo distinto en ti.

- Espera Marcos, todo bien. Pero ¿todo esto a qué va? ¿Qué estás intentando decirme? ¿Crees que soy homosexual? Porque hace tiempo no me fijaba en una chica no significa que no me atraen.

-Guillermo no entendiste nada. Soy tu mejor amigo y sé perfectamente qué no eres homosexual. Sé por qué dejaste por un tiempo de ver a las chicas. Ese accidente te dejó mal, y lo entiendo. Pero me impresiona cómo volviste a ver a una chica con esa mirada que solías ver a Sara.

-¿Qué estas intentando decirme?

- ¡Que te gusta Mercedes! Y no lo niegues. Te conozco bien. Sentís algo por ella. No me mientas.

- De verdad que no sé que siento por ella. Siento que la conozco por años, y que me entiende. Quizá solo la vea cómo una hermana menor y no como algo mas. De verdad que no lo sé.

- Si te gusta está todo bien. Ósea, no entendería por qué, entiendo que esté buena, pero es una nenita caprichosa. ¡Solo tiene 16! Pero respeto tus gustos. Además me alegro tanto de que hayas vuelto, extrañaba a mi amigo enamorado. Pasaste tres años ennoviado con Sara y luego del accidente no lograste encontrar a alguien cómo ella, hasta hoy. – Marcos lo abrazó fuerte, dándole unas fuertes palmadas sobre su espalda.

Guillermo había quedado sorprendido con lo que su amigo le había dicho. Además de que no podía creer que esas maduras palabras habían salido de la boca de Marcos, no podía creer que después de tantos años alguien se animara de hablar sobre el accidente.  Había quedado boquiabierto, y al mismo tiempo lo dejó pensando. ¿Es verdad qué sentía algo por Mercedes?

-Guille dejémonos de ponernos sentimentales, que así no somos. Además ya empezó el partido, corramos a adentro.

Guillermo y Marcos corrieron con una botella de cerveza cada uno y entraron para ver el partido.  Se sentaron cómodamente, posicionando los pies sobre la mesa que tenían en frente del sillón. Mercedes no sabía qué hacer. Hasta que Marcos la invita a ver el partido con ellos.

-Mercedes, ven a ver el partido con nosotros.  Mira que no mordemos y que el futbol no hace mal. Vas a ver que es divertido.

Mercedes accedió solamente para no quedar cómo una maleducada, porque en realidad no le gustaba ver la televisión.  Se acercó hacia ellos y se fue a sentar en el sillón que quedaba solo.  Era un sillón para una persona. Hasta que Marcos interviene:

-No, déjame este sillón que es el más cómodo. – Le dijo Marcos mientras impedía a Mercedes sentarse en el sillón chico. En realidad el sillón no era más cómodo, lo contrario. Pero Marcos quería que ella se sentara junto a Guillermo en el mismo sillón así veía la reacción de los dos. Él sabía que algo sucedía entre ellos dos.

-Además de inmaduro eres maleducado. –Mercedes le respondió burlonamente a Marcos.

Guillermo largó una risa, y luego agregó – Parecen hermanos, déjense de pelear y mire el partido. Guillermo se hizo a un lado del sillón dejándole espacio a Mecha para que se sentara. El sillón no era muy grande, sus piernas se rozaban.

 Marcos miró a Guillermo y le hizo un guiño, tratando de decirle “me debes una” mientras que se reía.  Luego Guillermo le respondió con una mirada de “que pelotudo eres”.

Marcos se enganchó con el partido. No despegaba ni un ojo de la pantalla. Se había olvidado de aquellos dos que se encontraban sentados detrás de él. Guillermo y Mercedes se encontraban tensos, el sillón era bastante chico para los dos. No había espacio entre ellos. Por lo tanto intentaban quedarse quietos para no molestar al otro. Hasta que al mismo tiempo los dos deciden descansar, aflojar su cuerpo, dejando caer sus brazos a sus costados. Los brazos de Mecha caen antes y luego los de Guillermo dejando caer su mano sobre la de ella. Mecha tímidamente corre rápidamente su mano, pero Guillermo impide su movimiento, agarrándola de la mano y volviéndola a dónde se encontraba: debajo de la mano de él.

Se miraron a los ojos. Mecha se había puesto colorada. Nunca le había pasado algo como aquello y mucho menos cómo lo que ocurrió en la cocina. ¿Ella sentía algo por él? ¿Él sentía algo por ella?

Nuevamente, aquel placentero momento fue interrumpido por aquel inoportuno:

-¡Goooool!-gritó Marcos emocionado mientras levantaba los brazos. 

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Chic@s por favor si pueden voten cada capitulo y comenten. ¡Así sabré si les ha gustado la historia y si vale la pena seguir escribiéndola! 

 p.d- Si pueden háganse mi fan, eso si que me haría más que feliz jeje! Saludos! :)

GRACIAS POR LEER! 

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