Parte 3

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  Cada día iba a verlo y a cuidarlo lo mejor que sabía. Charlaban y le hacía reír, ya que la voz de Bella con los tapones en la nariz sonaba muy graciosa. Había descubierto que a Bestia le gustaba mucho leer y ella, en la confianza que se había creado, le confesó su secreto más íntimo. 

Cuando Bestia mejoró, empezó a darle clases a Bella para que aprendiera a leer. La chica, llena de alegría,acudía a la cita puntual cada mañana. Bestia le llevaba cada día una rosa y ella las acumulaba en un recipiente parlante de su habitación. Alguna vez intentó ver si hablaban, pero al parecer, las flores carecen de esa capacidad. Bestia le contó que si alguna vez no lo encontraba, fuera a ver la rosa de su habitación. Pues si estaba muerta, querría decir que él y todos los habitantes de palacio, también lo estaban. En ese caso, la bruja que los hechizó habría ganado. Ella le preguntó cómo romper el hechizo, pero no obtuvo ninguna respuesta de él. 

Una mañana, Bella estaba esperando para su clase,cuando alguien llamó a la puerta. Nada más abrir la puerta, vio a Bestia cargado de libros, un montón en cada mano. "¿Con qué habrá llamado a la puerta si tiene ocupadas ambas manos?" se preguntó. Al momento, empezó a ponerse tan colorada como la alfombra. 

– Bella, ¿estás bien? - preguntó él preocupado al verla tan roja.

 – Sí. Pe- perdona. Yo...eh, estaba esperándote en la cama. Quiero, decir en – en la – mesa, para empezar la clase. 

– Bien. Coge el miembro. - Bella le miró con los ojos como platos. 

– ¿Perdón? 

– Que cojas el libro. - repitió Bestia. 

Empezaba a tener alucinaciones. Pensar en Bestia de esa forma no era una buena idea. Bella se puso a pensar y, si le veías bien, no era tan feo. A decir verdad, era mucho más guapo que los hombres de su pueblo, incluso siendo una bestia. Era inteligente, divertido y atento. Además, ya se había acostumbrado al olor de sus pies. Si pasabas por alto su mal humor y su apariencia, era el prototipo perfecto de hombre. Era un experto al piano y un gran lector, eso era lo que más le gustaba a Bella.Tenía un alma dulce y generosa, que casi nunca dejaba salir. 

Necesitaba hablar con alguien de loque empezaba a sentir, así que organizó una reunión de chicas en su habitación. La señora armario ya estaba allí, así que avisó a la Sra Potts y a Babette Cuando llegaron, Bella empezó a contarles todos los encuentros que tuvo con Bestia. 

– ¿Sabes? Ahora empiezo a ver la luz. Creo que el señor y usted pueden llegar a amarse de verdad, Bella. Como en esas historias de sus libros.- dijo la Sra Potts, muy segura. 

– ¡Oh, sejía majavilloso! Los dos enamojados, bailando en el jan salón a la luz de las velas.Pejo, ¿sabes si él siente lo mismo? - preguntó Babette. 

– No es algo que pueda preguntarle de repente y no he visto nada que me haga pensar que sí.

 – Claro que hay señales. Hasta ahora nadie había conseguido hacerle sonreír, ni que volviera a tocar el piano. Además le he descubierto empalmado un par de veces mientras la miraba,una clara evidencia. Le aseguro, señorita, que su humor ha mejorado notablemente desde que usted está aquí. - aseguró la Sra Potts. 

– ¿Podéis ayudarme a que se enamore de mí? Quizás si me besara yo podría decirle lo que siento...

 – ¿Un beso? ¿Con esos colmillos? - preguntó Babette.- Bueno, segujo que en la cama es todo un animal. - todas empiezan a reír. 

– Esta noche prepararemos una cena romántica para dos en el gran salón. 

-La idea de Babetteha sido perfecta. - dijo la Sra Potts. 

– ¡Sí! Pondjemos velas poj todas pajtes. ¡Música! No puede faltaj. Yo misma me encajgajé delimpiaj todo. - añadió Babette, eufórica. 

– Y yo, Bella, me encargaré de que vayas preciosa esta noche. - la señora armario le sonrió y ella no pudo hacer otra cosa que corresponderle. 

– Está bien, muchas gracias chicas.   

La Bella y La Bestia. Comedia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora