Capítulo 1

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-¡Eh! ¿____ a dónde vas?- Gareth me toma del brazo y me jala hacia él. Tiro de su agarre, lo miro con desprecio.

—¿Qué te importa?—me alejo como puedo, salgo casi corriendo a mi habitación esperanzada de que no me siga aunque da igual, al llegar tengo que ver a Mary y es exactamente lo mismo.

-¿Qué pasó pequeña?- a penas entro, me siento y eso recibo, Mary se sienta a mi lado, y me mira.

-Nada sólo que, no se me hace justo que traigamos a las personas con falsas esperanzas y luego no...no las comamos- en lo que llevo en Terminus nunca he comido humanos, siempre me las arreglo para tirar o desaparecer la carne, simplemente me repugna la gente que aquí vive.

-Así es la vida, el más fuerte sobrevive linda, adáptate- ruedo los ojos sintiéndome frustrada e inútil. Doy unos cuantos pasos indecisos y me acuesto en mi cama, cierro mis ojos comenzando a pensar en cómo cambiar la situación.

¿Cómo es posible? tengo que ayudar a esa gente, pero ¿Cómo?

-Hey ____- me llamaron, giro hacia la puerta y con fastidio aprieto los ojos esperando al tipo poseedor de aquella voz -vamos a hacer guardia- Gareth entra a mi habitación y me mueve con delicadeza creyendo que yo estoy dormida.

-Sí, claro- tomo mi arma y salgo junto con él, nos colocamos en la parte donde están los vagones.

-¿Te gustó el chico no es así?- suelta socarrón Gareth tocándome la espalda. Lo odio, verlo me causa disgusto, asco, me pone incómoda.

-No tonto, yo no me puedo enamorar- Gareth bosteza.

-Ve a dormir, yo me quedo- cierro mi ojos y el siente. Vaya imbécil, ni siquiera es capaz de hacer guardia.

-Nos vemos mañana bonita- me besa la mejilla y yo le sonrio, cuando se va limpio mi piel y bufo.

Algo capta mi atención, en el vagón donde se encuentra el nuevo grupo, hay mucho movimiento, bajo las escaleras y camino hacia el. Puedo escuchar murmuros, recargo mi oído sobre el metal, escucho la voz de una chica, ella murmura mientras llora.

Saco mis llaves y abro la puerta del vagón con sigilo. Al notarme todos dentro del lugar no evitan ponerse en guardia.

-Lo....lo lamento no quise asustarlos- balbuceo con miedo, pena, vergüenza por estar en esa situación con ellos. Entro con la vaga esperanza de poder entablar una conversación decente con el líder, con esperanza de sacarlos de este sitio y salvarlos junto a mi.

-¿A quien escogerás? ¿Quién se te antoja?- el sarcasmo es salpicado a mis espaldas, quedo quieta, expectante ante las palabras tan hirientes que son lanzadas hacia mi. Demonios, yo solo quiero ayudarlos.
Giro, lo miro y por un momento su rostro parece un extraño en su cuerpo. Sus facciones son delicadas y amables pero sus palabras, su pose son completamente amenazadoras. Cabellos castaños, piel blanca, ojos azules y profundos, rasgos finos, él podría ser un modelo juvenil en un mundo normal, pero aquí, hoy, es sólo un chico portador de un arma la cual podría arrancarme la vida en cuestión de segundos.

-Carl, deja que hable, no creo que venga a comernos- objeta el hombre rubio de barba espesa, el líder de todos.

-Exactamente, yo no soy como ellos, a mi no me gusta comer humanos.- digo al momento en que mis manos forman un escudo sobre mi pecho -Es asqueroso, no es sano hacer eso.- Trato de sonreír, de verdad lo intento y al parecer cobra efecto ya que todos me imitan, inseguros pero me devuelven la sonrisa.

-¿Entonces a qué vienes?- volteo, un hombre pelirrojo me mira sigiloso y con duda. Se nota duro, poco crédulo.

-Quiero ayudarlos.- suelto y escucho como el chico castaño suelta una risa arrogante a mi lado -Voy a sacarlos de aquí si me ayudan.- una mujer de rastas se acerca a mi, se mueve amenazante y segura hasta ocupar un lugar delante de mi.

-¿Y porqué el sacrificio, niña?- suspiro, esto es difícil. Cierro los ojos antes de pensar las cosas con claridad.

-Porque yo no pertenezco aquí, porque sé que lo que las personas hacen en este lugar es incorrecto.- me frustro, las lágrimas arremolinan mi garganta - Porque quiero que tomemos Terminus.- termino obteniendo varias miradas incrédulas, algunas de felicidad y una, solo una del chico castaño de odio.

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