VII. Debilidades

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Maratón 1/3

Laura

Años atrás...

Vuelvo a casa sonriendo trás lo sucedido con Ross en su casa y abro la puerta pero mi sonrisa se borra de inmediato al ver a mi madre llorando desconsoladamente.

- Laura... - murmura.

- ¿Qué ocurre, mamá? - pregunto preocupada. - ¿Y papá? Él dijo que iba a estar aquí para llevarme a la academia...

- Él... cielo... Él...

- ¡¿Qué ha pasado con él?! - grito al borde de las lágrimas.

- Tu padre ha fallecido... Le dispararon... - murmura.

Siento que todo comienza a darme vueltas y me cuesta respirar. No está pasando.

- No... Papá... No... Él no... - susurro negando con la cabeza mientras las lágrimas comienzan a caer.

- Lo siento tanto... Joder... Ahora no podré ir a la pasarela.

La miro furiosa por lo que acaba de decir y corro a mi habitación pero me lamento de inmediato al ver todas mis fotos con mi papá.

Ya no lo abrazaría.

Ya no escucharía sus chistes.

Ya no me consolaría.

Simplemente... Ya no tendría a mi papá.

Me acuesto en mi cama y sollozo. Necesito a Ross ahora mismo pero no puedo llamarlo.

Dos semanas después me he enterado de que mi madre tenía un amante y estoy bastante segura de que fue él quien se deshizo de mi padre.

Yo creía en el amor verdadero, mis padres se amaban... O eso creía. Pero ahora me doy cuenta de que todo eso era una mentira, las personas no se aman, se desean. Eso es lo que las mueve, el deseo y la pasión.

El amor verdadero no existía. Tampoco lo tendría yo.

A partir de ese día, me alejé completamente de Ross y decidí olvidarlo. Empezaba una nueva etapa, en donde prometía ser la perra más cruel y zorra que existiera.

Nadie jamás rompería mi corazón.

Nadie provocaría mis lágrimas.

Nadie me desilusionaría porque yo no esperaría nada de esa persona.

Me cerré completamente, y con ello también cerré mi corazón.

Actualidad...

Recorro suavemente con mis dedos la mejilla del hombre que está tan solo a centímetros de mi y me acurruco más en él rozando su nariz con la mia. Ross seguía durmiendo mientras me abrazaba por la cintura.

Luego de nuestro polvo en el auto, hemos venido a mi casa para... seguir con lo nuestro. Sigo sin poder conciliar el sueño. Mi cabeza no para de dar vueltas y me siento una horrible persona por no sentir algo de culpabilidad.

El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y atiendo de inmediato para no despertar a Ross.

- ¿Si? - susurro.

- Laura... ¿Ross está contigo?

Miro al hombre que está durmiendo conmigo y sonrío levemente. - Por supuesto que no, Emma. Me dejó en casa y se fue... Oye, siento mi comportamiento.

No lo siento en absoluto. Logré lo que quería: que Ross me llevara a casa.

- Oh. Descuida, no pasa nada. Te he extrañado, Laura.

- Yo a ti. ¿Quieres ir por un café mañana? No empiezo a trabajar hasta el próximo lunes. - le propongo.

- ¡Claro! ¡Tengo mucho para contarte!

Uff... ¿Y yo? Ni te imaginas...

- Nos vemos mañana. Seguiré durmiendo un rato más. Te llamo si sé algo de Ross.

No lo haré. De hecho, seguro me acuesto con él nuevamente. Aún no decido qué hacer con tu prometido.

- Que descanses. Oh, y Laura...

- ¿Si?

- Gracias por ser tan buena amiga, te adoro...

¡Me estoy acostando con tu prometido, idiota!

- Yo a ti. - digo para colgar de inmediato.

Suelto un suspiro y vuelvo a mirar a Ross, pero cuando me volteo me encuentro con sus ojos avellana mirándome arrepentidos.

- Somos unas mierdas de persona... - murmura para después colocarse encima mio y besar mi cuello.

- No, no lo somos. Nos dejamos llevar por el deseo, Ross. Me deseas y yo te deseo completamente. No necesitas un tonto anillo ni compromiso para disfrutar de mi cuerpo.

Ross se detiene con sus atenciones y me mira furioso, pero yo no me dejo intimidar y lo fulmino con la mirada.

- No me caso con ella por el sexo. - dice mirándome directamente a los ojos.

Rodeo su cuello con mis brazos y sonrío de lado.

- Dime que la amas... - murmuro.

Él está a punto de decir algo pero lo dejo debajo mio y rozo su cuerpo contra el mio provocando un jadeo en ambos.

- Dilo... Dime que la amas a ella, que te irás y que jamás volverías a acostarte conmigo. - exijo mientras beso su cuello.

- Yo... Yo...

Mis besos comienzan a descender lentamente. Es mi hombre. Ross me pertenece y yo le pertenezco... Conozco lo que le gusta.

- Sigo esperando... - murmuro sonriendo de lado deteniendo mis besos justo cuando llego a la parte más placentera.

- Laura... Por favor... Sigue... Te necesito... Te deseo... - susurra atrayéndome hacia él, nuestros ojos se encuentran y puedo ver el deseo en los suyos.

- Siempre he sido tu debilidad, Ross... Ahora me tienes. Aprovecha esto. Cuando te cases con Emma, pensarás en mi y en nuestro sexo... Y yo estaré satisfecha con ello. Siempre habrá una mujer en tu mente mientras estés con tu esposa, esa soy yo... Solo yo... - murmuro en su oído para después besarlo, él me corresponde con desenfreno y no puedo evitar sonreir ante mi victoria.

- Solo tú... - susurra en mi oído.

Y en ese momento decido recompensarlo, provocando un fuerte gemido en él. Emma no puede competir conmigo. Ninguna mujer puede.

Fui la única mujer que ha estado debajo de Ross y de todos mis logros con un hombre... Este es del cual me siento más orgullosa.

Sé que Ross me ama, lo supe en nuestra primera vez. Pero yo no lo amo, no me interesa el amor. Ross es solo otro hombre con compromisos al que le arruino su vida amorosa con mi buen sexo. Me gustan esta clase de hombres.

Me encanta comprobar que el amor verdadero no existe.

Porque esta es la realidad.

¿Ese amor que hay en series o películas? Es pura ficción. El amor es una mentira.

Y yo se lo demostraré a Ross.

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