TEMPESTAD

Capítulo 7: Pensamientos y decisiones

Al día siguiente llamé a Sarah y le conté todo lo sucedido. Ella también se sorprendió de la reacción de Eric pero en el fondo se alegró por mí. Ella me dijo que tenía que hacer algo urgente y que después me llamaría, así que nos despedimos y de mala gana colgué el teléfono.

Me senté en la cama que compartíamos yo y Eric y oculté mi cara entre las manos. Apenas faltaba una semana para la boda y yo estaba llena de dudas. Después de contarle a Eric lo sucedido con James y que él me perdonara, me había sentido muy aliviada. Me había quitado un gran peso de encima y aun así había algo que me carcomía por dentro, pero ¿qué era? No había vuelto a hablar ni a ver a James desde el día de la cena, y lo cierto es que lo echaba de menos. James había aparecido en mi vida de nuevo dispuesto a arrasar con todo lo que ahora tenía y podría tener y yo le había facilitado el camino besándome con él aquél día en el lavabo. Pero Sarah tenía razón, tenía que aclarar mis sentimientos si quería seguir adelante con la boda y vivir en paz el resto de mi vida. Tenía la necesidad de sacarme las dudas que me atormentaban desde hacía tiempo y que no estaban dispuestas a marcharse.

Y ahora, aquí sentada reflexionando sobre todo esto a tan solo una semana de casarme, empecé a recordar mis años en Liberty School y los años siguientes con James y todo lo que vivimos. Todo fue hermoso durante ese tiempo pero después llegaron las discusiones día sí y día también, y los días que pasamos sin hablarnos. Yo siempre tuve claro lo que necesitaba en mi vida: estabilidad y felicidad. James, me dio la felicidad durante un cierto tiempo, pero Eric siempre me dio las dos cosas. Con él podía tener eso el resto de mi vida, y con James jamás me lo hubiera planteado. Con James nunca pensé en el futuro vivíamos el día a día como dos adolescentes pasionales, éramos el Carpe Diem. Y ahora, después de tantos años, me daba cuenta de por qué nunca había encontrado la estabilidad con él: James no había cambiado, y nunca lo haría. Por mucho que me prometiera el cielo y la tierra, y por mucho que yo le quisiera, nunca podría sentirme cien por cien segura a su lado. Y hay veces en que el amor no lo es todo.

Por eso, a pesar de los sentimientos encontrados que tenía con James, había una cosa que tenía muy clara: iba a casarme con Eric y con el tiempo me olvidaría de James para siempre.

Eso haré.

Eric y yo hablamos y acordamos no invitar a James y a su novia Linda a la boda, ya que yo sentía que no debía hacerlo si quería empezar por olvidarme de él, además de que estaba fuera de lugar hacerlo después de contarle a Eric lo sucedido. No sería cómodo para él ni para mí.

Por lo que respecta a los negocios, Eric me dijo que lo sucedido no influiría para nada en los negocios y que el trato seguía adelante aunque ahora todo dependía de James. Y James podía ser cualquier cosa, pero yo le conocía y sabía que era una persona justa, y que lo sucedido conmigo y ahora la boda no iba a nublar su juicio en los negocios.

Esa misma noche, entré en la habitación dispuesta a desvestirme cuando un solo pensamiento se me vino a la mente cual rayo fugaz: tengo que despedirme de James.

Yo misma me sorprendí de mis propios pensamientos, y la razón me decía que eso no era buena idea. Tenía que alejarme de él, no tenía sentido verle más, eso solo empeoraría más las cosas. Pero el corazón me decía que estaba siendo egoísta, porque aunque mi elección había sido alejarme de él para poder vivir una vida junto a Eric, tenía que pensar en los sentimientos de James. ¿Cómo le sentaría a él saber que voy a casarme, que retiré su invitación a la boda y que encima me alejaré de él para siempre sin ni siquiera despedirme? No podía ser tan cruel. Al menos, se merecía una despedida como amigos, y sabía que tenía que ser esta noche, porque tal vez si esperaba a mañana, me arrepentiría y no lo haría.

Así que cuando me aseguré que Eric dormía, me puse la chaqueta y salí de casa.

Adelanto del siguiente capítulo: -Cassie, si de verdad quieres que nos separemos para siempre lo haré, pero antes necesito que me digas si me lo pides porque es tu deber hacerlo o porque de verdad lo quieres.