02. THE CREATION.

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02. 

 

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LA CREACIÓN.


              Cuando los telmarinos invadieron Narnia no hubo nada que pudiera detenerlos, ni esos que habían quedado a cargo después de que los cuatro reyes se fueran inesperadamente.

Los llamaban kidemones, fieles guardianes de las tierras de Aslan que creyeron que después de la muerte de la bruja blanca, Narnia por fin estaría en paz. No tardo mucho en que los usurpadores llegaran y los cazaran uno a uno mientras les iban arrebatando todo a su paso, fue así como rápidamente sus esperanzas e ilusiones se fueron esfumando.

Un día llegaron a darle fin a sus problemas. Montados en sus caballos, portando sus afiladas espadas a la espera de algún ataque y una antorcha a la mano, llegaron a una casa alejada en las montañas, allí acabarían con la dinastía de kidemones.

El líder, bajo de su cabello y a paso lento se acercó a la casa que estaba rodeada de grandes arbustos de rosas rojas. En el interior de la casa, todo estaba en silencio. La hija mayor de la familia que allí vivía, observaba a través de una pequeña abertura en la pared como los telmarinos los tenían rodeados sin escapatoria alguna, con su grande y filuda espada se puso en posición de ataque escuchando el sonido de las armaduras de los soldados en movimiento.

- Cuida a tu madre y hermana –ordeno el padre tomando por sorpresa a su hija. Esta lo miro sorprendida recibiendo el beso de su padre en la frente.

El hombre le quito la espada a su hija mientras se encaminaba a paso lento a la puerta.

- Papá... –su voz sonó en un hilo.

- Haz silencio y no dejes que te vean.

Esa mañana, la madre de la chica había salido temprano de casa con su hija menor y se esperaba que no volviera sino hasta la tarde, ellos guardaban las esperanzas de que así sucediera y no fuera testigo de la masacre que estaba por presenciarse en el jardín de la casa.

- No lo hagas, déjame ir contigo –la chica quiso objetar ante la decisión de su padre pero como resultado solo obtuvo una mirada reprobatoria y una seña para que se ocultara.

Ella en silencio, acepto la terrible decisión de su padre y se ocultó tras el armario de su hogar, allí se puso en posición fetal y guardo silencio.

Cuando el padre salió por la puerta, 8 ballestas estaban apuntándolo. Paso el nudo en la garganta que se había puesto en cuando vio a su hija esconderse y dejo caer la espada en señal de rendición, esta reboto sobre el pasto y el hombre miro al que era el líder a los ojos esperando su condena.

- Lord Miraz ha enviado por ti... –dijo él, desenfundado su espada.- los quiere muertos a todos.

Atravesó con la espada al hombre y él soltó un quejido al sentir como su interior se contraía ante el dolor.

NIGHTMARE | P. PEVENSIEWhere stories live. Discover now