No pasaron más de dos minutos cuando vimos a Jimin volviendo, reconociendo que antes había estado hablando, al parecer, con el vigilante de este garaje. Escuché la puerta abrirse y Jimin adelantó el asiento para darnos pase y salir. Kwang, quien hasta el momento había estado más movido que una bala, se lanzó a los brazos de Jimin con el único fin de librarse de mí y este lo cogió, cargándolo con solo uno de sus brazos, mientras Kwang le lanzaba una mirada seria, entrecerrando sus ojitos marrones.

"Papá no reja jugar." Se quejó, sacando su labio inferior para hacer un puchero, señalándome a mí aún dentro del auto.

"¿Eso hace? Es muy aburrido de su parte ¿No?"

"¡Síp!"

"Luego nos vengaremos de él, Kwang ¿De acuerdo?"

"¡Síp!" Kwang alzó los brazos mientras con esfuerzo yo salí del auto solo ¡Solo! Mi hijo me estaba quitando la atención de mi... Bueno no mi, pero de Jimin. "¡Venganzaaa!"

"Genial, los dejo solos dos segundos y ya conspiran en mi contra."

Jimin me mandó una pequeña mirada de disculpa y estiró su mano libre, mientras Kwang buscaba con la mirada algo que le llamara la atención, yo tomé la mano de Jimin y sus dedos lentamente se entrelazaron con los míos. Sentí una pequeña corriente por todo mi cuerpo, una que preferí ignorar, mientras él empezaba a caminar, guiándonos hacía sabrá Dios donde.

"¿Ya me dirás dónde estamos?"

"¿No es acaso más divertido verlo por ti mismo?"

Subimos unas escaleras, observando la gran luz que resplandecía del otro lado, Jimin soltó mi mano para bajar a Kwang y él, ni corto ni perezoso, empezó a correr hacía la luz como si su vida dependiera de eso. Estuve a dos segundos de correr detrás de él, con mi omega tan preocupado como yo, cuando sentí un ligero tirón en mi brazo y bueno ¿Ya eso no es una costumbre nuestra?

"Hey, está bien."

"¡Pero se ha ido corriendo! Y no te ofendas, solo no tengo ni idea de si nos estás llevando al fin del mundo o quizás a..."

Solté un ligero ronroneo cuando sentí las manos de Jimin colocarse tiernamente en mis mejillas, sus labios se habían apoderado de los míos por una fracción de segundo, ni siquiera tuve fuerzas ni ganas para apartarme de él, sentí el gemido lleno de felicidad de mi omega mientras cerraba los parpados y me entregaba completamente al dulce sabor de su boca, disfrutando de los lentos movimientos de su lengua delineando mis labios, mientras mi cuerpo empezaba a relajarse tanto ante su tacto. Una de sus manos bajó a mi cintura, acercándome a él, pegando nuestros pechos y se lo hubiera agradecido, de no ser porque estaba más que entretenido en algo más.

Ladee mi rostro mientras permitía que su lengua invada mi cavidad, solté un pequeño y vergonzoso gemido cuando sus dedos en mi espalda bajaron un poco, solo un poco, mientras mis manos subieron hasta casi tomarle el cuello, quería más, necesitaba más de él, más de eso, lo que sea, solo... Más.

"¡Papá!"

El grito de Kwang nos separó, pero no fue por el susto, mi hijo se escuchaba más que contento llamándome del otro lado, así que solo fue un amable recordatoria de que no estábamos en el lugar correcto para pedirle más y que se supone debería estarle pidiendo explicaciones por besarme de esa manera.

"Solo confía en mi." Me sorprendió cuando me habló, como si hubiera podido leer mi mente o algo por el estilo.

"¿Qué?"

"Ibas a empezar a dramatizar... Y no sé cómo hacerte entender que solo confíes en mí."

"¿Me besaste solo para callarme?"

The perfect omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora