Capítulo Diez.

232 20 0
                                    

"Algo no anda bien", era una cosa que solía pensar muy seguido. Usualmente cuando su cabeza dolía tanto por haber bebido hasta perder el conocimiento. O cuando se despertaba en la cama de una persona desconocida, lleno de sudor y con un apestoso olor rodeándolo. También solía pensarlo cuando se regañaba por ser tan idiota, y odiarse a si mismo. Pero en ese momento, sintiendo las sabanas calientes y suaves al contacto con su piel, y no un cuerpo pegajoso abrazándolo, supo que algo andaba muy bien. No lo había arruinado esta vez, no había cometido otra estupidez. Hasta sonrió cuando sintió el aroma a café arroparle.

Pero cuando abrió los ojos, todo el encanto se acabó. No estaba en casa de Lucas como había pensado, ni las sabanas eran esas típicas oscuras del cuarto de su mejor amigo. Vagamente recordó, mientras se levantaba de golpe, como se había ido este con el Dangelo rubio, dejándolo solo. Los había visto pasar por la puerta, o bueno, casi corriendo, cuando estaba bailando con... ¿Quién era?... mierda.

Lo había vuelto a hacer, se había dejado tocar por un completo extraño otra vez, ¿Cuándo iba a ser el día que se pudiese respetar a si mismo?, ya era demasiado. Pero a él le gustaba sufrir. Desde aquella vez, cuando el chico de sus sueños le había roto el corazón, y lo había dejado solo, siendo tan solo un chico menudo con una cara linda que todos querían llevarse a la cama... pero a eso a él había llegado a no importarle. Prefería ser el centro de atención. Prefería que todo el mundo quisiese llevárselo a la cama. Prefería eso a escuchar la voz de él que una vez había sido su mas grande amor, decirle lo poco que servia, que solo había estado con él por lo femenino que parecía. Diciéndole como no era más que una cara bonita que sabia como tener sexo.

Él solo quería distraerse de esos pensamientos.

Se pasó una mano por sus cabellos, con un mareo que arremetió contra él en el momento en el que se sentaba bien en la cama, con sus pies tocando con la punta de sus dedos el piso, por lo elevada que era esa enorme cama. Luego soltó un jadeo.

Estaba vestido.

Completa y pulcramente vestido como se había ido la noche anterior a salir de fiesta. Mordió su labio. Tal vez no había sucedido nada. Suspiró un poco temblorosamente, poniéndose de pie. Sus caderas no dolían, lo cual era una gran señal. Dio unos cuantos pasos, dándose cuenta de lo espaciosa que era aquella habitación, viendo un montón de trofeos y medallas decorando el pulcro lugar. Parecía haber sido limpiado un mínimo de tres veces en un solo día, y casi ninguna mota de polvo se había salvado. Subió una ceja, pensando con que tipo de persona se pudo meter que tenía ese tipo de obsesión con la limpieza.

Dio unos pasos más, por fin saliendo de ese perfecto cuarto. Siguió caminando unos pasos más con sigilo, hasta que le fue suficiente para apreciar la enorme estancia en la que se encontraba. Entonces era un chico rico, por que esto parecía simplemente exagerado para una sola persona, porque por lo que había notado, solo había un cuarto y un baño exterior que mantenía su puerta abierta.

El momento de la verdad llego cuando pudo ver la cocina, y observo una fuerte y tonificada espalda que le hizo quedarse parado donde estaba. Carraspeo, tratando de llamar la atención de su anfitrión. El chico se dio la vuelta, y tuvo que contenerse de no exaltarse cuando vio esos bellos ojos aguamarina que le habían hechizado la noche anterior.

-Oh... por dios.- dijo, llevando se las manos a la boca, al no poder contenerse en su asombro.- ¿Tu...?

El chico, el cual sabia que se llamaba Peter, pues porque no se había ni siquiera podido sacar su nombre de su cabeza, le miro fijamente, con una taza de café en la mano.

-Sera mejor que te explique que paso ayer...

Pero no le dio tiempo de terminar cuando Sawyer ya estaba sonriendo y riéndose mientras hacia una ridículo baile.

Danger Zone (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora