Pregunta uno

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Y aquí me encontraba, sentado en una de las tantas sillas del bar.

Mi única compañía era una cerveza y uno de mis cigarrillos. Sabía que ellos jamás me abandonarían, no de la forma en que hizo ella.

Tomé un largo suspiró antes de llevar el arma mortal a mis labios. Inhale gustoso, podía sentir la paz interior, por lo menos eso pensaba que era.

–¿No deberías irte ya? Es tarde, mira como estas –dijo uno de los empleados mientras limpiaba un vaso.

–Cómo tu lo has dicho, debería, más no lo haré –exhalé el humo–. Te pago para que me atiendas, no para que te la vengas a hacer el papel de madre preocupada.

Reí con amargura, el sólo negó y se fue dejándome completamente sólo, de nuevo. Ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, siempre fue así.

–Bien –susurré para mi mismo–. Aquí vamos.

La psicóloga me había recomendado escribir en una hoja de papel mis sentimientos. Cualquiera de ellos eran válidos. Pero tenía algo más en mente.

Mordí la tapa de la pluma y la quite con mis labios. La escupí al suelo, regrese mi vista al frente topándome con los ojos café oscuro de Michael.

–¿Una hoja de papel? –pregunté.
El rodó los ojos y salió en busca de una. A los minutos se encontraba de vuelta, con una hoja de papel color rosa, para ser exactos.

–Que asco –dije con pavor. Ella amaba el rosa, era su color favorito.
Después de todo, agradecí por haber traído la hoja que le pedí aunque no como pensé que sería.

La acomode sobre la barra, recargue mi peso en ella y acerque la punta de la pluma al inicio de la hoja.

Lo titule como "trece preguntas" porque al final, eso era lo que serían, trece simples y acortadas preguntas.

1. ¿Te sentó bien el haberme engañado con Scott?

Sentí la rabia recorrer por mis venas al escribir aquello.
Jamás sería capas de olvidar su engaño. Lo hizo con mi mejor amigo. ¡Joder!

Di otro sorbo a la cerveza.
Me detuve a pensar por un momento cual sería su respuesta.

¿Acaso había una respuesta para eso?
No, lo hizo porque se le dio la gana, por placer, simplemente para joderme.

Sentí como el nudo en mi garganta me impedía tragar saliva. Apreté con fuerza la botella de cerveza y solté un grito al aire, llamando la atención de todos los presentes.

–Esto es por ti –murmuré elevando la botella en el aire. La lleve a mis labios y de un dos por tres la terminé.

13 preguntas |Erick ColónWhere stories live. Discover now