Capitulo 6

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Atlanta, 21 de diciembre


Martín vivía en Roswell, al norte de Atlanta. No me sorprendí cuando el taxi aparcó frente a la casa más hermosa de la calle. Martín era muy bueno con las manos y la casa lo demostraba. La había comprado hacía cuatro años y la había estado mejorando poco a poco con sus propias manos.

—Gran casa —murmura Lyric y cuando el propio Martín sale de la casa, corre a él.

—¡Santo Dios, mira lo grande que estás!

El taxista se despidió tras ayudarme con la maleta. Yo me acerqué a ellos y Martín no dejaba de sorprenderse de lo grande que estaba Lyric.

—Cada puto día se parece más a ti —me dijo impresionado—. Ven aquí, dame un abrazo.

Abrí mis brazos y recibí el abrazo. Martín me levantó sin ningún esfuerzo y me hizo girar. Olía a madera y un poco a sudor. Seguro que estaba entrenando antes.

—¿Estás olfateándome? —Martín me deja en el piso y acuna mi rostro, dejándonos a pocos centímetros de distancia—. ¿Sigue haciendo eso, señorita Reynolds?

—Siempre —enfatizo. Él me sonríe, mostrándome sus dientes blancos y rodeando mis hombros con su brazo.

—Es hora de que entren, tendremos una tormenta de nieve.

—Superdivertido —se queja Lyric del otro lado de Martín.

Martín dejó nuestra maleta sobre una silla y me miró.

—Supongo que esta es la maleta de emergencia, así que me encargué de comprarte ropa para estar en casa y algunos jeans y eso. De todos modos, sueles usar mis camisas, así que... me preocupó más Lyric. Ahí dejé las bolsas.

—Gracias, Martín, de verdad. —Su cabello negro tenía su corte militar esperado. Martín jamás se dejaba crecer el cabello. No como... Lucas.

Aparto los pensamientos y miro el aspecto de Martín, mucho más grande que hace un año. Seguro que seguía cortando madera y levantando árboles.

—¿Sigues cortando árboles para usarlos de pesas o ya vas a un gimnasio? — Le pellizco el antebrazo y él me sujeta, su pecho duro chocando contra el mío, sus ojos marrones fijos en los míos.

—¿Sabes que extrañaba esos comentarios tuyos?

—No quiero interrumpir, par de tortolitos, pero me gustaría conocer a la famosa Jodie Reynolds y jodidamente espero que no sea esa niña de catorce, porque juro que pondría una bala en medio de tu frente en este instante. —La voz femenina y grosera me saca de la burbuja en la que me había metido y comprendo que Martín iba a besarme.

Me aparto de él bruscamente y miro a la pelirroja que levanta las cejas con sorpresa.

—Vaya. Sí que eres linda. Y rubia natural, me gusta —asiente a Martín y me tiende la mano—. Samantha Turner. Trabajo y vivo con Martín.

—¿Son...? —balbuceo avergonzada, ella se ríe.

—Absoluta y jodidamente no, Tinkerbell. Martín y yo somos viejos amigos, nada más, y compañeros de trabajo y... casa. —Hace un mohín.

La pelirroja tenía una maraña de rizos perfectos sobre su cabeza hasta más abajo de sus senos, era pálida y sus ojos eran de un azul tan penetrante que me aterraban.

Nos apretamos las manos y miré a Martín, que mantenía sus manos dentro de sus bolsillos.

—Samantha es la hija de un sargento de Boston, la transfirieron tras desmantelar una red de trata de blancas. Hacían subastas, había menores de edad, niños y niñas inmigrantes.

Lleno de Secretos -SAGA HBGH 1- EN FISICO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora