Ya lo había notado. Me había dejado de engañar por ella.

-- Lo noté.

-- ¿Sabes por qué nos gusta vivir sin una manada? -- El chico, que parecía ser el mayor del grupo, habló. Yo negué con la cabeza -- Tenemos libertad para elegir. Nadie nos puede obligar, a hacer algo que no queramos, pese a que tenemos la protección de algunas manadas, no interfieren en nuestras decisiones. Si la mayoría quiere ayudarles, lo harán -- Él miró a su alrededor -- ¿Quieren?

Todos asintieron.

-- Son críos, ¿Qué saben ustedes sobre pelear? Lo único que lograrían sería matarse al intentar conseguir algo, que ni siquiera trae un beneficio para ustedes. Y no quiero cargar con más sangre en mis manos.

-- Que linda -- Alguien dijo, con ternura en su voz -- Cree que alguien la va a escuchar.

-- ¿Qué edad tienes tu, de todos modos? ¿15?

-- No, dieciséis.

-- Creo que eres tan joven como nosotros, ¿No? ¿Desde cuándo llevas en situaciones como estas? Claramente no fuiste adoptada de una linda casa para niños. Nosotros tampoco venimos de lugares como esos. No todo se trata de conseguir algo a cambio, a veces es solo de ayudar.

-- Vale, si quieren hacerlo, deben haber límites.

-- ¡Falyn!

-- Ellos tienen razón, ¿Qué edad tenías tu, cuando conociste a Alexandra? ¿Dirías que no sabías lo que estabas haciendo cuando lo hiciste?

Eso era diferente. No creía que esos niños se criaran en medio de un ambiente de violencia interminable y muertes. Yo hubiera preferido crecer con una familia amorosa y normal... como la de Alex y Damián. Pero no había sido así. 

-- ¿Qué reglas? -- Alguien preguntó a Falyn.

-- Solo mayores de 15 años pueden ayudar. Los demás,  se quedarán afuera de todo esto.

-- Diez años -- El menor de los niños dijo. Se parecía tanto a mi hermano que dolía.

-- Catorce -- Negoció Falyn. 

-- Once -- Alguien respondió.

-- ¡Hey! -- Exclamó el muchacho que primero había hablado, que parecía completamente indignado porque alguien sugiriera dejarlo fuera.

-- Lo siento amigo, esta vez no.

-- Catorce años -- Repetí yo. 

-- Trece -- Dijo alguien. Miré a Falyn, quien parecía poco convencida por la edad.

-- Vale -- Finalmente dijo -- Solo participa los que tienen más de 13 años.

Inmediatamente unos siete niños en el círculo estallaron en protestas. Claramente ellos no tenían la edad acordada para pelear. Me sorprendía que personas tan jóvenes quisieran verse envueltos en un campo de batalla.

-- Y -- Agregó Falyn -- Deben entrenar conmigo. Si alguien me parece que no progresa, también se queda aquí. No quiero ver una masacre.

-- Hecho. Ahora... -- Alguien intervino -- Creo que merecemos algunos detalles más.

Leslie se acercó a los más pequeño, y respetando el trato, los mandó a hacer otras cosas pero lejos de la reunión de nosotros. Las miradas de frustración eran inimaginablemente potententes para lanzarlas personas de un tamaño tan pequeño.

La conversación fue principalmente para familiarizarnos y de esa forma orgaizarlos. Ellos nos explicaron como funcionaba su grupo, estaban bajo la protección de una manada que no nombrarían y esa manada se aseguraba que tuvieran comida, armas y una vida buena. Así mismo, los mayores de ellos usualmente iban a las ciudades humanas y trabajaban, llevando efectivo a los más pequeños que debían cuidarse entre si.

¿Raro? Definitivamente. Al menos, todos ellos resultaron ser increíblemente agradables y amistosos, después de pasar la tarde hablando y discutiendo ciertas cosas con ese círculo, me había aprendido los nombres de todos,  al igual que Falyn.

Cuando la noche cayó sobre nosotros, Falyn y yo íbamos a armar nuestras carpas para dormir, pero uno de ellos nos dijo que habían algunas cabañas desocupadas, y que durmiéramos allí, para estar más cómodas. No me demoré en aceptar. Extrañaba el poder utilizar un colchón en vez de un saco de dormir.

-- Pueden estar tranquilas aquí -- Dijo la muchacha -- Siempre hay un grupo despierto, por si acaso, y como estamos bajo la protección de gente importante no nos han atacado jamás. Ambas parecen demasiado agotadas.

Cuando nos entramos a solas, suspiré con alivio. Me tiré de espaldas sobre el colchón y Falyn imitó mi acción.

-- Que día -- Dije -- No se como vamos a continuar haciendo esto. Siento que estoy fingiendo saber que es lo que estamos haciendo.

-- Va a funcionar. Tienes que pensar positivo. No voy a dejar que vaya nadie que no pueda protegerse bien... y así reduciremos en una buena cantidad a los niños. No creo que estando aquí hayan practicado algo.

-- Quien sabe. En realidad, en un día no podemos conocerlos demasiado.

-- ¿Te unirás al entrenamiento mañana? Tu también lo necesitas.

-- Quizá.

MicaWhere stories live. Discover now